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El que es uno de los lugares más emblemáticos de Getxo y de la comarca, el molino de Aixerrota, recuperará su esplendor esta «primavera». Lo hará convertido en un exclusivo restaurante de cocina vasca con toques peruanos de mano de un experimentado empresario. Su empresa Aixerrota Grupoel10 s.L. se hizo en 2023 con el concurso público del Ayuntamiento. Desde entonces abona religiosamente un canon mensual de 6.004 euros. El chef cuenta con una dilatada trayectoria en el mundo de la gastronomía y en los fogones de sus restaurantes atiende al público más exigente de Perú, donde ha labrado su éxito y su carrera. Allí emigró hace más de dos décadas. De vuelta, en Getxo, sin embargo, ha encontrado una oportunidad de negocio llamado por la posibilidad de dejar su impronta en un edificio icónico como es el antiguo molino de viento con casi 300 años a sus espaldas. Un proyecto de autor.
Su equipo se afana en el interior para poner en marcha un restaurante único con dos zonas, una más sofisticada y otra, un txoko, más casual e informal. Sus referentes son Ramses, la despensa de Etxanobe y Odoloste. Las carnes argentinas, los vinos y las verduras a la parrilla son algunas de sus especialidades.
Por su parte, el Ayuntamiento getxotarra, propietario del edificio, ha comenzado la restauración del exterior del inmueble que está abandonado desde hace cinco años y, aunque cuenta con una privilegiada ubicación, también soporta el desgaste de estar junto al mar. La institución local destinará 48.287 euros a una serie de actuaciones con las que se mejorará la impermeabilización y el estado de la fachada.
Por un lado, según explican portavoces municipales las obras se centrarán en la «limpieza, aislamiento del frente y de las juntas». Además, se rejunteará la mampostería, se repararán los remates de las ventanas con zinc y el picado y escarnado de las uniones exteriores y se aplicará una uniformidad a la piedra. Hoy en día hay diferentes colores. Para acometer la actuación se ha instalado un andamio que facilita llegar a la parte más alta.
Desde el Consistorio explican que «con esta actuación el Ayuntamiento busca preservar el patrimonio histórico del municipio, garantizar la seguridad y el buen estado de uno de sus edificios más representativos». La institución local ha comenzado hace unos días la intervención para así simultanearla con la obra interior y no acometerla una vez estuviese el restaurante abierto.
En enero de 2021 cerró sus puertas el restaurante Cubita, estaba inmerso en un proceso concursal. El Ayuntamiento trató de ponerlo de nuevo en el mercado, pero no tuvo suerte. El primer concurso de más de 500 metros cuadrados quedó desierto y a la segunda convocatoria el Consistorio retocó las condiciones y asumió hacerse cargo de los problemas de la estructura. Construido en 1727 tiene humedades y arrastra desperfectos.
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