Los jubilados de Romo recuperan la feria de Santo Tomás 82 años después
El mercado, con 26 puestos de artesanía y horticultura, revive la leyenda del «santo de la patata», un vecino del barrio en cuyo honor se creó la feria en 1914
TXEMA IZAGIRRE
GETXO.
Viernes, 27 de diciembre 2019, 00:25
El barrio de Romo recuperará la feria de Santo Tomás 82 años después de haberse celebrado por última vez. La próxima edición tendrá lugar mañana en la Ibar Nagusien Etxea. Arrancará a las 10.30 horas, con la apertura de los 26 puestos de artesanía y productos hortícolas. La mayoría de los profesionales participantes serán de Getxo, y algunos de ellos realizarán ante el público exhibiciones de cómo elaboran sus productos. Habrá talla de madera, pirograbado, cuadros, macramé, cuero, productos reciclados, cerámica, gorros y bufandas, productos derivados de la apicultura y cremas, entre otros.
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A las once de la mañana, se pintará un mural en el patio de la Nagusien, y media hora después ofrecerán una chocolatada para los niños. Al mediodía, arrancará el itinerario histórico por las calles de Romo, con salida desde la propia sede del Hogar del Jubilado del barrio. Para los más pequeños habrá asimismo un taller de flores, y actuará el coro Ibar Nagusien. La fiesta la rematará la celebración de una rifa previa a la traca final con la que acabará esta Azoka Nagusi.
1937 fue el último año en que se celebró esta cita del agro vasco en Romo. Cuentan los jubilados que tratan de recuperar lo que entonces ya se aseguró que «era un evento demasiado laico para fechas tan entrañables». Curiosamente, el ferial que resucita se dedica a un santo del barrio sin canonizar. Y es que la celebración Santo Tomás arrancó en Romo en 1914, justo después de la muerte de Tomás Eufemio Bastarrika Caierno. Este fue un vecino de la entonces despoblada barriada, nacido el 23 de junio de 1887. «Vino al mundo en un modesto caserío situado en la ladera norte del monte Gaztelueta, conocido como Itzubaltzeta Gainea en aquel tiempo por los escasos vecinos que residían en la zona», cuentan.
La receta de Tomás
Bastarrika fue un personaje real, pero los organizadores han armado una leyenda ficticia sobre ese poso de realidad. Este hombre fue hijo de Nemesio y Belarmina, el cuarto de nueve hijos, y cuentan que su infancia «no fue sencilla. Estuvo marcada por la lucha por la supervivencia». Bastarrika estaba empeñado en mejorar la calidad de las patatas de la vega de Romo, un lugar muy preciado para este cultivo en el siglo XIX. Como puntualizan los jubilados, hasta ahí llega la parte de «investigación» que han realizado para poder recuperar la cita.
Y a partir de aquí se mezcla la realidad con el imaginario popular del que llamaban «santo de las patatas», que murió de «melancolía» porque le ganó en un concurso agrícola un baserritarra de la vega de Fadura.
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La leyenda termina con que «quienes allí se encontraban se conjuraron a celebrar cada año, en su recuerdo, un festejo popular en el que todo el vecindario pusiera en común cosas y artes que pudieran ser útiles para la colectividad», explican. Además, quieren asentar otra costumbre para esa fiesta de Santo Tomás que celebrarán. Y se trata de cocinar las patatas como atribuyen que lo hacía aquel Tomás Bastarrika para comérselas ese día, al horno y con aceite, sal, pimentón y orégano.
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