Getxo reclama más implicación de otros municipios vascos para acoger a los migrantes sin hogar
Un centenar sobreviven en las calles de esta localidad y del resto de Uribe Kosta, lo que reactiva el debate sobre la distribución solidaria de los recursos asistenciales
El goteo incesante de jóvenes migrantes sin hogar tiene su reflejo cada vez mayor en las calles de la comarca de Uribe-Kosta. Se estima ... que en Bizkaia hay aproximadamente 2.000 personas en esta situación, de las que más de un centenar se han radicado en Getxo y los municipios colindantes. Mientras el lehendakari, Imanol Padrales, denunciaba esta semana que en el caso de los menores no acompañados hay que llegar a consensos que permitan un reparto entre comunidades autónomas, la localidad costera denuncia la «desigualdad» en la distribución dentro de la propia comunidad autónoma. «Somos muy pocos los municipios que estamos gestionando este tema», afirma Carmen Díaz, concejala de Cohesión Social de Getxo.
Las cifras desbordan los recursos municipales y el invierno va a empeorar la situación. Las entidades sociales locales acogen estos días en sus servicios a jóvenes sin hogar para pasar la noche. El albergue temporal, gestionado por el Ayuntamiento y la Mancomunidad de Uribe Kosta, se ubica en Berango, tiene capacidad para 8 plazas y está disponible desde el pasado 25 de noviembre. Como se ha hecho siempre, abre sus puertas bajo condiciones meteorológicas adversas, es decir, menos de 5 grados o alerta naranja por lluvias.
Este pasado fin de semana, la borrasca puso a prueba el dispositivo de alojamiento. La alerta naranja de Euskalmet por precipitaciones intensas se activó durante el domingo 8 y el lunes 9, cuando se habilitó el espacio por las bajas temperaturas. Las ocho plazas disponibles fueron ocupadas en su totalidad.
Sin embargo, la víspera de que se produjera este aviso ya se registró un cambio brusco en el tiempo, «que al parecer no fue lo bastante radical como para propiciar la apertura del centro», ha denunciado el grupo municipal de Podemos. La alerta se mantuvo entonces en amarillo a partir de la media tarde del sábado por precipitaciones y viento, especialmente en zonas cercanas a la costa. La coalición morada ya había pedido en noviembre a través de una moción, aprobada pero no vinculante, que el albergue se abriese a diario hasta el 31 de marzo, una medida que al menos este pasado fin de semana aún no se tuvo en cuenta.
Cabe destacar que estas ocho plazas se añaden a las diecinueve fijas disponibles en el servicio de estancia diurna para personas en exclusión, ubicado en Algorta. Aun así, la creciente demanda supera con creces la capacidad, lo que se ha hecho visible en la ocupación inmediata desde los primeros días del alojamiento de Berango. «No podemos permitir que los jóvenes migrantes sigan viviendo en la calle, expuestos a riesgos de salud y a condiciones inhumanas», lamenta Díaz.
Gestión equitativa
Esta situación, que ha sido calificada por el Consistorio como «dramática» y de «emergencia humanitaria», se lleva arrastrando desde hace muchos meses. Es por ese motivo que el Ayuntamiento de Getxo y la Mancomunidad de Uribe-Kosta reclaman un acuerdo interinstitucional liderado por el Gobierno vasco. «Es claramente una cuestión migratoria, y las competencias de acogida son autonómicas. Tanto la salud, como la vivienda, el acceso a la educación, la formación, la regulación del conjunto del sistema de los servicios sociales corresponde al Ejecutivo vasco, que hoy por hoy no está abordando esta cuestión», explica la concejala.
Las administraciones que integran el organismo supramunicipal ya mantienen diálogos para mejorar la atención, «aunque la falta de una gestión equitativa está siendo un obstáculo para una respuesta efectiva», denuncia Carmen Díaz. A su juicio, la crisis de los jóvenes migrantes obliga a reflexionar sobre el modelo actual de acogida. «Podemos elegir entre mirar hacia otro lado y dejarles en la calle o darles una oportunidad de integración y formación», desliza la edil. De las 130 personas sin hogar en Getxo, la mayoría son personas en riesgo de exclusión, »lo que significa que conservan sus habilidades«, y algunos de los servicios de acogida, principalmente el nocturno, no les incluye por ese motivo entre sus potenciales beneficiarios.
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