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Ignacio Pérez

La magia de los Reyes vence a la lluvia

La amenaza de temporal no arruina una tarde en la que el chaparrón ha sido de regalos, caramelos e ilusión

Viernes, 5 de enero 2024, 18:10

A Melchor, Gaspar y Baltasar les ha dado igual que se esperara un chaparrón a la hora que tenían previsto desfilar por las calles de Bilbao. Ellos iban a salir sí o sí, como se han encargado de recordar durante toda la mañana. Al final, son gente acostumbrada a lidiar con largas travesías en desiertos afrontando penalidades de las que, ni siquiera, podrían librarse con su magia. Y menos mal que no les ha importado, pues el aguacero que se preveía ha quedado en nada.

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A los niños la amenaza de lluvia tampoco les ha molestado mucho, sobre todo porque es precio a pagar por ver a su Rey favorito. A algunos padres, en cambio, parecía que les fastidiara más esperar a la llegada de las dichosas carrozas que la que podía llegar a caer. Ahora bien, su cara cambiaba cuando Melchor, Gaspar y Baltasar los saludaban desde sus carruajes. Entonces llegaban las sonrisas, tal vez porque recordaban cómo vivían la noche de reyes hace años, también puede ser que porque se acababa la espera o quién sabe si alguno lo hacía porque la última carroza es la que lanza caramelos. Entonces daba igual la edad que se tuviera. Como si de una competición se tratara, niños y mayores –todos con el paraguas del revés– han luchado durante toda la tarde por llevarse el mayor botín posible.

Bien es cierto que el primer tramo de la cabalgata es el que más abarrotado estaba. Un sitio allí –que algunas familias lo tenían reservado desde una hora antes– solo supone ventajas. Mientras para los padres implica marchar antes, en el caso de los niños se traduce en saciar lo más pronto posible las ganas de ver a los Reyes. Y, así, marchar pronto a la cama, que mañana toca abrir regalos.

Ante una muchedumbre ansiosa que se amontonaba alrededor del hotel NH Villa de Bilbao, Sus Majestades han hecho su aparición en el vestíbulo 15 minutos antes del inicio de la cabalgata. Después de que los periodistas les hayamos abordado, han salido a la Gran Vía como si estrellas del rock se tratara. ¡Hasta se ha tenido que establecer un perímetro de seguridad para que pudieran subir a las carrozas!

A las seis en punto, y al ritmo del 'All I Want for Christmas Is You', las carrozas han echado a andar y, a la vez, a repartir ilusión por las calles de la villa. «Es inexplicable lo que vivimos hoy. La sonrisas de los niños y los amagos de lágrimas en las caras de los padres por recordar su infancia», explicaba Baltasar. «Tenemos que pedir perdón a los bilbaínos por no poder saludar a todos los que gritan nuestro nombre. ¡Nos gustaría, pero es imposible!», reconocía Gaspar.

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Cuentos tradicionales

Los Reyes no han llegado solos. Melchor, Gaspar y Baltasar han repartido ilusión junto a un séquito formado por personajes de cuentos tradicionales. De los de toda la vida. Allí se han dejado ver, entre otros, Peter Pan (que hoy se ha reconciliado con el Capitán Garfio), Baloo y Mowgli (que han convertido su carroza en una parcela de su selva) y los personajes del reino mágico de Aladdín.

¿Pero ya conocen los críos de hoy a estas celebridades? Pues una breve encuesta permite comprobar que sí. Eso sí, cuando uno pregunta por qué regalo quieren los niños bilbaínos, quienes aprecen no son Pepito Grillo ni el Sombrerero de Alicia en el País de las Maravillas. En su lugar nombras a los muñecos de la Patrulla Canina, Peppa Pig o Dora La Exploradora.

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«He pedido una máquina de fotos, la Barbie de Aitana y alguna cosa más», cuenta Nora Ruiz, de 12 años mientras la mirada de su padre denota que el 'alguna cosa más' son en realidad 'bastantes cosas más'. Mikel Salcedo, de 6 años, es más precavido: «Nunca pido nada y siempre me traen algo. Hasta ahora me ha funcionado».

¿Y qué les gusta a los reyes que les pidan? Baltasar no lo duda: «Regalos para poder compartir con más gente». De momento, parece que los bilbaínos cumplen sus expectativas, pues lo más solicitado son balones y juegos de mesa. «La noche será dura, pero merece la pena», coinciden los tres Reyes. Al final, sin el chaparrón que se esperaba, la única lluvia que se ha registrado durante la cabalgata ha sido de caramelos, regalos e ilusión.

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