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Josu, con el pañuelo de fiestas, celebra la bajada de Celedón ya sea en Gaszteiz o en Riga. E.C.
Josu Samaniego: «En Letonia se puede ir al estreno de una ópera por 30 euros»

Josu Samaniego: «En Letonia se puede ir al estreno de una ópera por 30 euros»

Vascos de Altos Vuelos ·

Josu Samaniego Traductor y técnico informático en Letonia | Alavés de 35 años se mudó a Riga por amor y porque «Letonia era miembro muy reciente de la UE y veía buenas perspectivas laborales»

LAURA a. IZAGUIRRE

Lunes, 23 de julio 2018, 01:36

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Dicen que el amor mueve montañas, y en este caso es el 'culpable' de que Josu Samaniego se mudara a Riga hace casi doce años. Eso y «que por aquel entonces Letonia era un país miembro muy reciente de la Unión Europea y veía buenas perspectivas en mi campo de trabajo –es licenciado en Traducción e Interpretación–», explica este vitoriano de 35 años. Desde entonces ha trabajado en el sector bancario, en el de servicios y, desde hace seis años, en Circle K, «una especie de Repsol en la que estuve dos años en el departamento de logística organizando las rutas de los camiones que dispensan combustible a las estaciones de servicio de Värmland y Dalarna (Suecia) y ahora en el de informática» donde colabora para solucionar los problemas con los que se encuentran las estaciones. Desde entonces vive en sueco, de hecho, es un país en el que también ha residido. «Pese a ser prácticamente vecinos, Suecia es muy parecido y a la vez muy diferente a Letonia», destaca.

Lo que sí tienen en común ambos países bálticos son las pocas horas de luz de las que se puede disfrutar en los meses que van desde octubre hasta principios de abril. Una realidad que, tal y como afirma Samaniego, fue a lo que más le costó adaptarse. «Yo lo llamo cariñosamente y con algo de sorna, el 'blues letón'», aunque admite que «queda con creces compensado con los días larguísimos que tenemos en junio».

Sin embargo, por lo pronto, volver a Euskadi no es algo que se plantee a corto plazo, pese a que tampoco le cierra la puerta. «La vida allí es muy agradable y tenemos una gastronomía, unos paisajes y una gente fenomenal. No descarto volver, pero es algo que llevo diciendo prácticamente desde que me mudé a tierras bálticas, y tras doce años aquí me siento vasco-letón». Su vena euskaldun echa de menos a la familia, la cuadrilla de toda la vida, el buen pescado, los pintxos y el poteo y, aunque cueste creerlo, «de vez en cuando también el clima, pese a que allí nos quejamos de él, es algo que ya quisieran para sí en muchas partes del mundo», admite Samaniego. Otra cosa muy 'patria' que tampoco perdona es «el puro de rigor el día de la bajada de Celedón, una tradición con la que siempre cumplo, ya sea estando en Gasteiz desde Riga», admite.

Folklore y socialización

Y lo cierto es que en Letonia no solo conocen Euskadi sino que encuentran vínculos en común como los deportistas letones que han pasado por tierras vascas e, incluso, «el certamen de coros de Tolosa» que en alguna ocasión ha ganado algún grupo báltico. No en vano, el folklore es, a ojos de este alavés, donde se pueden encontrar más similitudes entre ambos países: «observo muchísimas afinidades en lo que se refiere a las danzas populares y en la musicalidad, en eso de que a los vascos nos gusta cantar», asegura. Aunque los parecidos acaban ahí. «No nos parecemos en casi nada en las pequeñas interacciones sociales, por ejemplo, a la hora de coincidir con los vecinos en el ascensor, en el hecho de ser muy familiar cuando vas todos los días a la misma panadería, al mismo bar... A los vascos pocos nos superan en servicio y cordialidad, pero los letones deberían aprender de nosotros a ser más abiertos, a probar más cosas y a aventurarse, especialmente en la gastronomía porque son muy de sota, caballo y rey». Uno de los ejemplos más claros para mostrar el carácter tan diferente está relacionado con el mundo de las setas. «Es un pueblo muy setero. En temporada hay infinidad, sobre todo boletus y trompetillas. Y mientras que en Euskadi la gente ni se plantea decir dónde las coge y se lo guarda para sí, aquí en ese sentido la gente es muy 'espléndida' y te recomiendan tal o tal sitio para cogerlas, y si muestras interés incluso recogen setas para ti. También les cuesta mucho entender cuando pides una copa con mucho hielo, sobre todo en épocas frías. Simplemente no lo entienden», advierte este alavés.

Un aspecto, el de aprender los unos de los otros, que debe ir en ambos sentidos. «Los vascos de los letones pueden aprender de una tradición que se llama 'Talka' y que consiste en un fin de semana en el cual la gente sale a limpiar los espacios verdes, bosques y demás paisajes, de basura y porquería», anima Samaniego. También la cultura tiene precios populares y se puede disfrutar de una muy buena localidad en el estreno de una ópera por apenas 20 o 30 euros. «Yo suelo ir bastante.Es algo que me llamó muchísimo la atención y ahora me he aficionado a ir de vez en cuando».

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