José Fernández de la Sota: «Los perros son de lo mejor que nos ofrece la vida»
«Soy nieto y bisnieto de veterinarios. Mi abuelo, que fue veterinario en Sopuerta más de 50 años, tenía un mastín llamado Barri, en el que nos montábamos los niños. Cada perro que entraba en casa se llamaba Barri, porque era nuevo», afirma el escritor, acostumbrado a los animales desde niño
José Fernández de la Sota ha tenido cuatro perros, y todos ellos, los que ya murieron y la que sigue viva, comparten uno de sus ... poemas: «Este constante transcurrir de 'ahoras' / se me llena de perros, / todos ladran ahora y me quieren, / los cuatro y más que vengan, / si vienen, ahí están, ahora lamen / mi herida, mi larga herida ahora, / mi herida de mañana», dice el texto, incluido en el libro inédito 'Oscura materia'. «Cuántos perros me quedarán de vida», se pregunta el escritor bilbaíno en otro pasaje del poema. Y, realmente, su biografía puede medirse en perros, en esos cuatro animales que abarcan desde la infancia hasta la actualidad, con breves paréntesis de duelo y desconcierto. «Estaba pensando: ¿cuándo no he tenido perro?», plantea José al echar la vista atrás.
El primero fue Mickey, un perrito de aguas: «Yo era un crío y aquel pobre animal parecía un catálogo de enfermedades, tuvo todas las del mundo. ¡También era un poco cabrón!», se ríe. Después vino Prisca, una schnauzer: «Era la más lista que he tenido: abría puertas, las cerraba, mostraba un plus de inteligencia». El siguiente en cruzar su vida, siempre a un animoso galope, fue un setter irlandés al que bautizó Barri, igual que los perros de su abuelo veterinario: «Aquel era una máquina, un atleta. Lo traías aquí, a Doña Casilda, y el parque le duraba dos minutos. Tenía un instinto de caza tremendo y una vez me cogió un pavo real. Lo cobró y no le hizo nada: me lo trajo, lo soltó, el pavo cayó a plomo y se fue andando. Si lo tuviésemos aquí, Barri estaría lejos, en el estanque, fastidiándome. ¡Pero era una preciosidad verle levantando un rastro en una era de Castilla!».
En cambio, Neska, la hembra de labrador que ahora le acompaña, espera paciente y silenciosa, acurrucada dócilmente junto al banco. «Es muy tranquila. A mi hija siempre le digo que es el perro marca perro, sin complicaciones. El único problema es que tienen un poder físico del copón, así que los tres primeros años son demoledores, porque te destrozan la casa», explica José. Esa fuerza se transforma en un espectáculo en cuanto la perra se zambulle en el mar: «En tierra parecen bueyes, pero en el agua son una maravilla. Vamos a Plentzia o Laga y ahí se ve que es su medio: bucea muy bien y resiste un montón debajo del agua. A veces me asusto, pero acaba volviendo con la piedra que le he tirado».
Neska
-
Raza: labrador.
-
Edad: 5 años y medio.
-
Peso: unos 40 kilos.
-
Carácter: es tranquila, cariñosa y muy testaruda
-
¿Alguna manía? Suele esconder comida.
Tiempos de penuria
Aunque es muy poco maniática -«gente muy normalita», como dice el escritor-, Neska conserva algunos rasgos en los que le puede el instinto. Le gusta esconder cosas: «Comida, claro, que es su meta en la vida y le obsesiona. Te encuentras por casa un trozo de pan mordido y lo ha dejado ella, para tiempos de penuria». También se resiste a abandonar un trofeo: «Es muy terca. Vas por el monte y encuentra, por ejemplo, un pájaro muerto. Le dices que lo suelte y lo hace, pero puede andar un kilómetro y retroceder para coger el bicho».
«Son lo más puro de mi vida toda», dice otro verso del poema inédito. Y su autor se reafirma: «Los perros son de lo mejor que nos ofrece la vida. Son compañeros de viaje, los compañeros de nuestra evolución, que llevan todos nuestros vicios y virtudes. En casa, la perra es un elemento positivo: si discutimos entre nosotros, da cuatro ladridos y pone paz. Lo dejamos porque no le gusta nada». Hasta ahora, cada uno de sus animales ha sido de una raza distinta, pero la fiabilidad y gentileza de Neska ha cambiado esa tendencia: si piensa en un quinto perro, José se inclina por otro labrador. ¿Y no le gustaría una combinación del carácter de los cuatro, a modo de monstruo de Frankenstein canino? «Nooooo... ¡Lo que podría salir!».
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión