Investigan la desaparición del test de drogas del hijo de un jefe de la Ertzaintza

Se trata de un asunto relevante por varios motivos. Para empezar, los test de drogas con saliva que realizan los policías en los controles son indiciarios. Los agentes toman una pequeña muestra y la introducen en un aparato que es capaz de detectar la presencia de diversas sustancias estupefacientes en el organismo. Sin embargo, esta prueba no es valida por sí misma para sancionar al conductor. El test debe ser corroborado después en un laboratorio. Si se confirma el positivo, el conductor se enfrenta a una multa, habitualmente de 1.000 euros (500 euros en pronto pago), y a la retirada de 6 puntos del carnet de conducir.

En estas circunstancias, uno de los aspectos esenciales para reforzar la legalidad del procedimiento es que se pueda garantizar la cadena de custodia de las evidencias. En el caso de la Ertzaintza, el recorrido que realizan las muestras debe quedar registrado paso a paso: el positivo, la apertura de diligencias, el envío de la muestra al laboratorio, el resultado final de la prueba... Además, también queda constancia de todos los agentes que intervienen en el proceso.

En este caso se cumplieron las primeras etapas del procedimiento. Pero la muestra nunca llegó a los laboratorios de Policía Científica para ser analizada. Por lo tanto, el joven no fue sancionado con una multa económica ni tampoco le retiraron puntos del carnet de conducir.

Esta supuesta irregularidad se produjo el pasado verano, pero no salió a la luz hasta hace un par de meses, a raíz de la polémica que surgió en marzo en esa misma comisaría vizcaína. EL CORREO desveló entonces que el máximo responsable de la ertzain-etxea había pedido por escrito explicaciones a los agentes que multaron a ese mismo joven por posesión de marihuana. Al día siguiente, según diversas fuentes, un familiar directo del joven se dirigió a una patrulla que estaba trabajando en Lekeitio. Los agentes no eran los mismos que habían puesto la multa la noche anterior en Karraspio, pero, entre otras cosas, la mujer les dijo que era familiar de su «jefe» y que no le parecía «normal» que hubiesen sancionado al joven por llevar «unos porros» encima. También insistió en que el chico estaba siendo «acosado» por un agente y que iba a intentar que le «quitasen» la multa.

La unidad de Asuntos Internos abrió una investigación por estos hechos, según informó el propio consejero de Seguridad, Bingen Zupiria, en el Parlamento vasco a raíz de la publicación de este diario. Y ha sido en este contexto, en medio de un creciente malestar entre muchos de los policías de esa comisaría por las «presiones» recibidas desde la jefatura de unidad, cuando se ha empezado a investigar lo que pasó con el test de drogas del pasado verano. A grandes rasgos, lo que se trata de determinar es quién lo hizo desaparecer. Esta supuesta irregularidad ha causado controversia ya que, según diversas fuentes, el resto de pruebas de drogas que se realizaron durante esos días llegaron sin problemas a los laboratorios de Erandio.