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Sir Bernard Hogan-Howe cumple en febrero su mandato.

Scotland Yard cambia

La mítica Policía de Londres se traslada de sede, prepara el relevo de su jefe y apuesta por las nuevas tecnologías en medio de una permanente preocupación ante el riesgo de un gran atentado terrorista

Iñigo Gurruchaga

Jueves, 19 de enero 2017, 17:57

Poco antes de su jubilación como jefe de Scotland Yard, Sir John Stevens explicaba que el único tiempo de su vida en el que había fumado fue cuando era inspector. El tabaco le ayudaba a tapar el olor de cadáver tras analizar la escena de un crimen. El gran cambio en la Policía durante su carrera, decía en 2005, es que la escena es ahora inmediatamente acordonada y esterilizada para los especialistas forenses.

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Una década después, Sir Bernard Hogan-Howe, que cumple en febrero su mandato como jefe de la Policía de Londres, dice que lo que más lamenta en estos años es no haber tenido el presupuesto para invertir más en tecnología, a pesar de que entre sus éxitos enumera el alto nivel de detección y condena de culpables en los disturbios de 2011, que se produjeron poco antes de su ascenso. Una protesta en Tottenham contra la muerte de un supuesto gánster, por el disparo de un policía cuando iba a ser detenido, degeneró en protestas, incendios y pillajes. La pauta se extendió a otros barrios de Londres y a otras ciudades inglesas en aquellos días calurosos de agosto. La Policía no intervino en tres días de robos, desorden, asesinatos, juerga y aparente impunidad, para no causar daños a inocentes.

En los días posteriores, recuerda Hogan-Howe, destinó a ochocientos agentes a analizar miles de horas de vídeo grabadas por las más o menos 500.000 cámaras de seguridad que hay en Londres. Cerca de 4.000 personas fueron condenadas a penas severas por participar activamente en los disturbios o aprovecharse del caos para robar.

Los programas informáticos no alcanzan las fantasías tecno-humanoides del Sherlock Holmes que ha reinventado la serie de la BBC, pero la búsqueda en redes de datos de la imagen ampliada de la corbata de un sospechoso puede trazar ahora su recorrido por toda la ciudad. Los inspectores que interpusieron el mono blanco entre ellos y el cadáver se alejan ya del crimen para investigarlo en pantallas.

Quizás no sea para tanto. En el balance tecnológico de Hogan-Howe se puede destacar la instalación de cámaras en las furgonetas de la Policía y su plan para que todos los policías lleven una cámara corporal, que permita esclarecer lo ocurrido en una intervención. No ha podido iniciar su afán de tener mayor movilidad cibernética, con acceso a bases de datos de todos los policías y coches con sus tabletas o móviles.

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Sir Bernard Hogan-Howe se va y Scotland Yard se ha ido ya de su sede, una fea torre de pisos entre Victoria Street y la estación de metro de St. James. Vuelve a los orígenes en Whitehall, cerca de la calle que da su nombre a la Policía de Londres, que va a cumplir pronto doscientos años. Los cumplirá en Curtis Green, asomándose al Támesis, muy cerca del Parlamento y entre sedes ministeriales.

Esta fuerza peculiar, que depende del Ayuntamiento de Londres y del Ministerio de Interior, que cuenta con 32.000 policías ocupados de la seguridad de la capital, pero al mismo tiempo es responsable de coordinar a nivel nacional la persecución del terrorismo junto a los servicios de inteligencia, tendrá en el exterior de su nueva sede el diseño de rampas, muros, postes, distancias, que se ha extendido por los edificios públicos que pueden ser objetivos terroristas.

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Fortuna y prevención

Periodistas alemanes preguntaban a Hogan-Howe en su despedida de la prensa extranjera qué lecciones ha extraído del reciente atentado yihadista en Berlín. Les recordó que desde hace ya algunos años se construyen barreras provisionales en torno a eventos populares para evitar ataques como el de Berlín o Niza. Esa forma de prevención se ha extendido a congregaciones callejeras, como el carnaval de Notting Hill.

Los ataques en París, en 2015, causaron una conmoción más profunda en Scotland Yard. ¿Estaba equipada para responder a ataques con subfusiles automáticos en diferentes puntos de la ciudad? La consecuencia es que se han creado mecanismos de coordinación de respuesta con el Ejército y se ha adiestrado a más policías en el uso de armas, pero el 90% se mantiene desarmado, con absoluta convicción de su jefe cesante sobre sus beneficios para la relación entre Policía y población.

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Una fuerza desarmada en un país sin carné de identidad no ha tenido que enfrentarse desde 2005 a un atentado como los perpetrados en otras capitales europeas. Es una cuestión de fortuna, reconoce Hogan-Howe, aunque también de eficacia en la tarea de prevención. Cuerpos de policía de condado y servicios de inteligencia se coordinan regionalmente para identificar a personas 'radicalizadas'. La ley permite retirar pasaportes a sospechoso y la intervención de comunicaciones.

Todos los detenidos por conspiraciones terroristas en los últimos años eran ciudadanos británicos, pero el gran peligro está en el regreso de Siria de militantes de ISIS endurecidos por la guerra. Drones de la Real Fuerza Aérea y fuerzas especiales en el terreno han matado a yihadistas británicos en el país árabe, según un goteo de noticias que reflejará posiblemente una mínima parte de la realidad.

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El jefe de Scotland Yard decía en su despedida que cree que la relación entre la Policía y los servicios de inteligencia en Reino Unido es la mejor que existe en el mundo. Es quizás su último mensaje a Theresa May, empeñada en dar a la Agencia Nacional del Crimen (NCA) -una especie de FBI embrionario- el papel coordinador del antiterrorismo que tiene ahora la Policía de Londres.

Hogan-Howe fue nombrado tras la dimisión de su antecesor por relaciones con el periódico 'News of the World'. Las investigaciones sobre las prácticas ilegales de los periódicos y sobre la existencia de redes de pederastas en el poder británico, ambas iniciadas con gran aspaviento y cerradas sin encontrar los terribles hallazgos que se prometían, son manchas en su mandato.

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Se barajan los nombres de dos mujeres como nuevas jefas. Ha habido notorias discípulas de Agatha Christie en la escritura de novelas que las bibliotecas públicas británicas colocan en los estantes de 'Crime'. El inspector Adam Dalgliesh de P. D. James o el brillante yerno de Reg Wexford, detective creado por Ruth Rendell, son policías en Londres. Las detectives han sido más populares en series de televisión. Y quizás una de ellas se haga cargo ahora de las pantallas de Scotland Yard.

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