'Brexit', una fábula europea
Así podría ser el futuro del viejo continente si los británicos votan a favor de la ruptura del Reino Unido con la UE en la consulta convocada por el Gobierno de Cameron
El año 2020 pasará a la historia de la integración europea como el momento en el que la Unión empezó a recuperar el aliento tras ... el terremoto que produjo la salida del Reino Unido en 2017. Desde que una exigua mayoría de británicos votaron a favor de marcharse de la UE, el proceso de integración del continente se ha debilitado. Los efectos colaterales del Brexit han sido mucho mayores de lo que se esperaba.
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En septiembre de 2016 Escocia anunciaba un referéndum de independencia y seis meses después ganaban los partidarios de romper con los ingleses. Escocia ingresará dentro de dos años en la Unión, en 2022, tras una larga y difícil negociación con las instituciones de Bruselas. Los intentos de los nacionalistas de Flandes y de Cataluña de seguir los pasos escoceses han fracasado, por la acción concertada de los Estados de la UE para frenar el contagio secesionista. Pero el populismo, la exaltación de la democracia directa y la xenofobia han aumentado en estos años.
El pacto anunciado por Alemania y Francia en el verano de 2016 para frenar el golpe del Brexit, creando una federación política en torno a la zona euro, no ha prosperado. Desde que fue anunciado se han sucedido las desavenencias entre Berlín y París sobre qué significa esta unión política en términos prácticos. Hoy ambos gobiernos se conforman con mantener a flote la Unión Europea algo deshilachada de 27 estados.
Por fortuna el movimiento transversal en Alemania a favor de salir del euro y recuperar su propia moneda, muy pujante en los últimos años, ha perdido fuerza. Cuestión aparte es la situación del Reino Unido. Tras reducirse a la mitad el tamaño de la City de Londres, ha tardado tres años en negociar un acuerdo con la UE que le permita participar en el mercado interior en condiciones similares a Noruega o Suiza. Ha sido una época dura para su economía y la rigidez intervencionista del Gobierno de Jeremy Corbin no ha ayudado. El líder laborista además ha desarrollado una política exterior errática, al querer encabezar una zona de libre cambio con los países escandinavos. A nadie le sorprende que cada vez más jóvenes británicos sean muy partidarios de solicitar el reingreso en la UE.
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Una vez más Estados Unidos ha sido decisivo para cohesionar a los europeos en apuros. Hillary Clinton se ha revelado como una presidenta con verdadero espíritu atlantista y mucho más activa que Barack Obama a la hora de afirmar los intereses occidentales en el mundo. Ha logrado poner fin al conflicto sirio y ha negociado con los republicanos, aún abatidos en su etapa post-Trump, para resucitar el acuerdo transatlántico de inversiones y comercio, orillado tras los efectos del Brexit. Entrará en vigor en 2021 y proporcionará un estímulo económico muy oportuno a las renqueantes economías europeas.
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