Indemnizan a la hija de una fallecida por coger Covid en una operación en Cruces
De 86 años, se rompió la cadera y, pese a arrojar un positivo dudoso, la ingresaron en una habitación con otra paciente infectada
El Departamento de Salud, a través de una aseguradora, ha tenido que indemnizar con 63.000 euros a la hija de una mujer vizcaína de ... 86 años fallecida al contagiarse de Covid durante una operación de cadera en el hospital de Cruces, según ha podido saber este periódico. La familiar presentó una reclamación por daños y perjuicios, a través de un conocido despacho especializado en litigios de salud, al entender que había fallado el servicio sanitario, y Osakidetza la ha estimado sin necesidad de llegar a los tribunales.
Los hechos se remontan a plena pandemia, cuando en pocos meses murieron miles de personas mayores a causa del virus. La anciana sufrió una caída accidental en la calle al salir de su casa el 8 de septiembre de 2020, cuando aún permanecían activas muchas de las restricciones por la pandemia, especialmente en el ámbito sanitario. La paciente fue trasladada al hospital de San Eloy, el más cercano a su domicilio, con una posible fractura de cadera. En aquella época, al ingresar en un hospital, por protocolo se practicaba a los pacientes una PCR para comprobar si estaban infectados por el virus y evitar así su propagación entre los enfermos. En su caso, la mujer arrojó un resultado dudoso, un positivo con baja carga viral, por lo que se aconsejaba repetir el test a las 48 horas ante la posibilidad de que fuese un error.
Sin embargo, el hospital rechazó ingresar a la anciana porque allí no trataban a personas infectadas –todas las áreas eran 'limpias', como se las llamaba entonces–, por lo que se optó por derivarla al hospital de Cruces, que sí contaba con una planta Covid, pese a que la mujer no presentaba ningún síntoma de la enfermedad y tampoco su entorno. Tuvo que compartir habitación con una persona enferma de Covid y con claros síntomas.
Sola y sin despedirse
El 10 de septiembre la sometieron a otro test y dio negativo, igual que el resto de su familia, y al día siguiente la intervinieron, tal como estaba previsto. El resultado de la operación fue satisfactorio, pero dio positivo con fuerte carga viral y entonces sí que la cambiaron de ubicación. Permaneció aislada hasta que falleció a causa del Covid diez días después en el hospital baracaldés, sola y sin poder despedirse de su familia.
Sus allegados presentaron una reclamación por lo que consideraban un mal cuidado brindado a la mujer, además de por incumplir sus propios protocolos y por ponerla en una situación de riesgo de contagio, que con toda probabilidad se produjo al compartir habitación con una paciente infectada. Según esta parte, Osakidetza no respetó la espera de 48 horas que se fijaba entonces para confirmar el positivo dudoso pese al resultado incierto de la primera prueba. Lamentaban también el daño moral sufrido por sus parientes al no haber podido arropar a la anciana en los últimos momentos de su vida.
La indemnización ha sido fijada según el baremo que se aplica a las lesiones y muertes provocadas por los accidentes de tráfico.
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