Hosteleros de la Plaza Nueva de Bilbao se niegan a servir cafés en las terrazas
La mayoría de bares y restaurantes alega que no les compensa «económicamente» al volcarse en los servicios de comidas y cenas
Se está poniendo complicado tomarse un café en las terrazas de la Plaza Nueva de Bilbao, colonizadas por los turistas que invaden la ciudad. La ... mayoría de bares y restaurantes asentados en la zona con mayor densidad hostelera de la capital vizcaína -casi una treintena de locales- ha renunciado a servir cafés en sus instalaciones exteriores al no compensarles «económicamente» al volcarse en los servicios de comidas y cenas. «Facturamos también mucho más despachando cañas y gin tónics que cafés, con los que mucha gente se relaja. A la gente le cuesta levantarse de las sillas», admiten fuentes del sector, que prefieren mantener el anonimato.
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Alegan que muchos clientes se «apalancan» a veces durante más de una hora en sus establecimientos, y reconocen que «nos las vemos y deseamos» para rentabilizar los negocios. «Mientras en una hora hay gente que puede tomarse tres zuritos, con el café pasa todo lo contrario». El gremio lamenta el escaso apoyo institucional y asegura que el Ayuntamiento tampoco «nos echa una mano» al frenar la concesión de nuevas licencias, que permitirían mejorar la rentabilidad de su actividad. No obstante, casi todos los negocios del Casco Viejo siguen preparando cafés, aunque los sirven en su mayoría en las barras interiores, como sucede en el Bertoko Berria.
«Yo tengo seis mesas, que pago a precio de oro, y necesitaría como mínimo cuatro más para atender toda la demanda, pero el Consistorio no me las da. Otros colegas disponen de bastante más espacio al trabajar con hasta doce mesas», se queja el dueño de Negresko, uno de los establecimientos que reconoce abiertamente no sacar cafés a los veladores. Si acaso, solo por espacio de media hora y antes del mediodía, cuando comienza a inundar sus mesas con todo tipo de pintxos y ensaladas, además de copas de sangría, pintas de cerveza y botellas de cava y txakoli.
«No merece la pena. Con lo que te dejan los cafés no llega para cubrir los salarios de las siete personas que tengo contratadas, aparte del mío y el de mi mujer. Resulta imposible», destaca. Este empresario, que evita facilitar su nombre, asegura que entre sueldos, impuestos y alquileres «tan altos el negocio da para lo que da. «En verano trabajamos muy bien, pero con lo que sacamos estos meses no nos llega para tirar todo el año. Y eso que, afortunadamente, casi todas las semanas contamos con algún evento importante que nos garantiza una importante flujo de visitantes. Tenemos que ir a lo práctico», subraya.
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Esta circunstancia explica que muchos hosteleros de la Plaza Nueva hayan cambiado su estrategia y se hayan volcado en la preparación de comida rápida para incrementar los ingresos. «Mantengo la cafetera solo para los usuarios que vienen a comer y a cenar; si no, ya la habría retirado. Fuera no sirvo café a la suegra ni a mis hermanas», aseguran en Negresko.
«Aquí no hay problemas»
El Café Bar Bilbao, un clásico de la Plaza Nueva, igual que el restaurante Víctor, en funcionamiento desde 1940, son de los pocos locales que mantienen las costumbres y sacan «todo tipo de bebidas» a sus terrazas. «Aquí no hay problema. Lo mismo te puedes tomar un refresco que un vino. ¡De todo! Desde que abrimos hasta que cerramos a las once de la noche», explica una camarera del Víctor.
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Otros establecimientos, como la Taberna Zuga, despachan cafés hasta las 20 horas, mientras que el Toma y Daka suspende el servicio en torno a la una de la tarde, cuando empiezan a sacar las primeras comidas. «Depende del momento y de la cantidad de gente que tengas», matiza el propietario del Ereka. «Por la mañana, es posible encontrar sitio, pero te encuentras con el problema de que mucha gente te está con un café desde las doce hasta las dos de la tarde. Cuando les pides que se den un poco de prisa te contestan que todavía les queda un 'culín'», confiesa Aitor Amigo.
«Por el producto que vendemos no tenemos ni cafetera»
Los cambios hosteleros han llegado a Bilbao. Aunque resulte sorprendente, cada vez más establecimientos carecen de cafeteras en sus locales. Es el caso de Antxoa Taberna, cuyo propietario explota también el Perita de la calle Diputación, uno de los locales de moda de Bilbao. «No tenemos cafetera porque no acompaña el producto que vendemos. Nadie se va a tomar un café con una antxoa», explica René Jiménez. De momento no ha llegado la moda impuesta en algunos restaurantes barceloneses, en cuyas terrazas vetan el acceso a comensales que se disponen a comer en solitario. En algunos bares bilbaínos, en cambio, limitan el tiempo de duración de las consumiciones.
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