438 hijos del árbol de Gernika por el mundo
Una investigación del Parlamento vizcaíno censa los ejemplares entregados desde el siglo XIX, pero 66 han fallecido
Está envuelto en magia, pero enraizado en la historia. Es el árbol sagrado ante el que los señores de Bizkaia juraron al menos desde el ... siglo XIV proteger los fueros y a su pueblo en el corazón del territorio, punto de reunión ancestral: Gernika. Ante el que cada lehendakari, desde que José Antonio Aguirre instaurara el rito en 1937, promete salvaguardar los intereses de su tierra durante su mandato en homenaje a la tradición que tejieron sus ancestros nobles.
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El árbol que hoy preside la Casa de Juntas es el quinto que se alza en Gernika. Es hermano del anterior y descendiente del Árbol Hijo, plantado en 1861 y fallecido en 2004: el ejemplar que sobrevivió al bombardeo de la villa y engrandeció la leyenda del roble. El actual nació en un vivero foral donde miman a los retoños que siguen el linaje y pegó el estirón en un bosque de Arratia.
Pero desde 1544 hay constancia de plantíos de descendientes del árbol de Gernika. Los emigrantes de la diáspora vasca los vienen solicitando desde hace siglos y hay referencias de ejemplares plantados en Argentina desde 1602. Pero hasta ahora no se había contabilizado cuántos realmente hundían sus raíces fuera de los jardines del Parlamento porque viajaron hacia otros destinos a petición de personas, ayuntamientos o asociaciones que quisieron sembrar el espíritu foral allí donde estaban.
El Parlamento vizcaíno ha logrado censar los ejemplares enviados. Inició en 2018 una investigación para la que se contó con ayuntamientos, las casas vascas, con los fondos del archivo histórico foral y del investigador Joseba Iribar. Y se determinó que al menos 438 retoños fueron cedidos desde mediados del siglo XIX, cuando comienza a haber documentación fidedigna al respecto, hasta la actualidad: los últimos han sido plantados en Vitoria, Artea y Murueta. Ahora se sabe dónde perviven relucientes 225 robles y que otros 66 han fallecido. 44 están localizados, aunque se desconoce si sobreviven. Tampoco hay constancia del punto exacto en el que crecen otros 103.
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Sí que hay registros que confirman que fueron enviados a los cinco continentes. 267 se repartieron por Europa. Euskadi vio crecer a 214 vástagos del roble, de los que 142 se sembraron en diferentes municipios de Bizkaia. Otros 9 están en Navarra y 20 por distintas comunidades, entre ellas las Islas Canarias. En el resto de Europa se plantaron 24. Se alzan en lugares como el condado de Hampshire (Inglaterra), en la ciudad alemana de Pforzheim o en los antiguos campos de concentración de Gurs en Francia o de Auschwitz en Polonia, a donde fue trasladado por el lehendakari, Iñigo Urkullu.
Es precisamente en Gernika donde está el retoño más antiguo documentado. A sólo 200 metros escasos de la Casa de Juntas. Otro roble anciano se alza en la localidad catalana de Arenys de Munt desde 1882. Y ejemplares centenarios adornan la ermita de San Pedro de Zarikete en Zalla (1912) o la plaza de Oñati (1917).
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El segundo país con más retoños del árbol es Argentina. En México hay 17 y en EE UU, 14
ubicación
En un vivero escondido
América es el segundo continente con más retoños por el gran número de colectividades vascas que los reclamaron. Hay pruebas del envío de 150 robles a este continente. Argentina es el segundo país del mundo con más hijos del árbol de Gernika. El retoño más antiguo documentado en el extranjero está en la ciudad de Rosario (1886). El centro vasco Laurak Bat de Buenos Aires plantó otro en 1906. En Uruguay hay 19. Otros 14 retoños se enviaron a los Estados Unidos con destino a Idaho, Boise, San Francisco o Washington, entre otros puntos.
Los hijos del árbol de Gernika también han tratado de echar raíces en otros lugares más exóticos. Pero las Juntas Generales no han podido averiguar si han sucumbido a unas condiciones meteorológicas tan distintas a las de Bizkaia. No han fructificado los intentos por conocer por boca de las autoridades locales si los ejemplares plantados en Judea durante la peregrinación vasca a Jerusalén en 1902, el enviado en 2006 a Nairobi (Kenia) o el instalado en el jardín botánico de Sydney diez años antes siguen en pie. Otros 16 retoños fueron entregados a personalidades o instituciones de Bizkaia entre 1895 y 1960. Pero no se sabe dónde fueron plantados.
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La realidad es que miles de vástagos anónimos del histórico roble pueblan los montes de Bizkaia. La sociedad foral Basalan se ocupa del mantenimiento de los jardines del Parlamento y los cría desde 1986. En la actualidad, reciben atenciones en un vivero escondido en una localidad colindante a Bilbao para ser donados o servir como dignos sucesores si la fatalidad se cebase con el árbol actual. Cuando son lo suficientemente fuertes, se plantan en parcelas de propiedad foral. La ubicación del vivero, dicen desde las Juntas Generales, es secreta. Solo unos pocos cargos forales, los empleados y algunos medios conocen el actual emplazamiento del plantío, donde hay más de 3.000 retoños, para protegerlos del expolio.
Se desconoce si los retoños plantados en Japón, Nairobi (Kenia) o Sydney están en buen estado
destinos exóticos
La mayoría de los que maduran en el vivero son hijos del quinto árbol, el que ahora preside la Casa de Juntas, que comenzó a dar sus primeras bellotas en 2017. Cuando caen, los operarios las recogen y seleccionan. Las apropiadas son seleccionadas y plantadas en las instalaciones. Poco después ya emergen los primeros brotes verdes, aunque no todas prosperan. El árbol solo «alumbró» el año pasado 98 bellotas, que fueron plantadas el 21 de octubre de 2020 y que rondan los 30 centímetros de altura, frente a las más de 2.000 que produjo doce meses antes. Ahora «la floración ha coincidido con las heladas, así que no sabemos cómo irá», reconoce Aitor Elortegi, el «cuidador» oficial del árbol de Gernika tras la jubilación de su anterior guardián.
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Los ejemplares más jóvenes serán trasladados a macetas de mayor tamaño cuando ganen edad, como sus hermanos más mayores, que ya alcanzan varios los tres metros. A la espera de ser entregados o de asentarse en un bosque vizcaíno. Hasta entonces, toman altura en un remanso de paz verde sin tráfico ni malos humos. Los pajarillos cantan mientras les colman de atenciones. «Hay que regarlos, abonarlos, quitar las malas hierbas... En caso necesario, se les aplica algún producto fitosanitario», explica Elortegi. En una parcela dentro del propio recinto se alzan un centenar de robles de unos doce años, «sobrinos» del árbol actual. Y en la entrada, uno de sus hermanos, un majestuoso descendiente directo del Árbol Hijo acapara todas las miradas. Si el actual roble falleciese, habría candidatos de sobra. Se elegirían en función de su porte, belleza y salud. El relevo está asegurado.
Las asociaciones que deseen un retoño deben solicitarlos a Presidencia de las Juntas Generales. Después, la Mesa analiza la solicitud. El ejemplar se elige en función de su tamaño y por su capacidad de adaptación a las características de la zona en la que va a plantarse, explica la presidenta de las Juntas, Ana Otadui.
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Ayuntamientos o asociaciones pueden pedir un ejemplar. Sólo se abona la mano de obra
solicitud
Símbolo «universal y querido»
El proceso debe realizarse entre los meses de diciembre y febrero. Los más propicios. El árbol es gratuito, aunque los solicitantes deben abonar el coste del traslado. Varía en función del número de horas de trabajo empleadas. «Nos lo demandan colectivos y ayuntamientos de todos los colores políticos porque es el símbolo más universal y querido por todos los vascos de todas las ideologías», se enorgullece la presidenta de las Juntas Generales.
El árbol «es conocido en todo el mundo como símbolo de la paz y de la libertad». Entre los objetivos de la Presidencia de las Juntas está que hunda sus raíces en el Vaticano. Y también en Hiroshima y Nagasaki, ciudades devastadas por la sinrazón y la barbarie. Hermanadas en el desastre con Gernika. El alcalde de Hiroshima llevó a la localidad en 2018 un ejemplar de ginko biloba, un árbol que resurgió de entre los escombros. Otro icono de la paz y de la libertad.
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Casi siete siglos como icono de la libertad: del Árbol Padre al actual
El primero nació en 1334 y vivió hasta 1811. Fue el Árbol Padre. Fernando II juró a su sombra los fueros. Pocos años después lo hizo Isabel «la Católica». Antes de su muerte le suplantó el Árbol Viejo (1742-1892), cuyo tronco aún se conserva en el jardín de la Casa de Juntas. En 1861 se plantó el Árbol Hijo, que sobrevivió hasta 2004, cuando falleció por culpa del hongo Armillaria mellea. Llevaba dos décadas enfermo. Fue testigo del bombardeo de la localidad por los nazis, pero salió indemne y pasó a ser considerado un icono mundial de paz y libertad. Uno de sus retoños (1986-2015) tomó el relevo, pero falleció con 28 años. El árbol actual (2000) es el quinto, hermano del anterior. Continúa el linaje del símbolo de los fueros y las libertades vascas.
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