Gitanos con «mucha y buena educación»
Premian a 61 chavales de esta etnia que cierran una etapa escolar en Bizkaia, porque el absentismo aún es un problema
La revolución educativa será gitana o no será. Esta es la idea que subyace cada año durante la entrega de premios que el colectivo Kale ... dor Kayiko otorga a los chavales romaníes que han terminado con éxito una etapa escolar en Bizkaia, 61 este año (37 chicas y 24 chicos). Ayer esta ceremonia cumplió su vigésima edición y adquirió tintes festivos porque la asociación, además, cumple tres décadas de existencia. Un tono apropiado para recordar de paso a estos futuros médicos, abogados o lehendakaris gitanos, ¿o es que los gitanos solo pueden aspirar a la chatarra o al mercado?, que estudiar no les hace «menos».
«Los gitanos tenemos educación académica. Y subrayo educación, porque nosotros tenemos mucha y muy buena», recordó Oscar Vizarraga, vicepresidente de Kale dor Kayiko, en el auditorio de la Universidad de Deusto, que acogió el acto. «Sin embargo, aún estamos cinco puntos por debajo de la media en cuanto a absentismo escolar», lamentó Vizarraga, que instó a las familias a «apoyar a sus hijos y sobrinos», con gestos tan sencillos como facilitarles «un lugar en casa para hacer los deberes», evitar que «pierdan los cuadernos» y «contratar a alguien que les dé clases de refuerzo si hace falta».
Jasone Francés| 18 años
«No me casaré hasta tener mis títulos y mi trabajo»
Precisamente ayer cumplió 18 años y Jasone Francés, que el año que viene estudiará un Ciclo superior en Artes Gráficas en Atxuri, se emocionó como una niña al agradecer a los suyos la confianza que han depositado en ella en cada curso. «Saber que ellos estaban ahí confiando en mi capacidad cuando había momentos en los que yo me derrumbaba ha sido maravilloso. También quiero agradecer su apoyo a mi profesorado, siempre ha estado ahí», señaló.
Ya más tranquila, comentaba que siempre lleva en mente un consejo de su padre: «Siempre me dice que cuanto más trabaje con esto de aquí (señalaba su cabeza), menos tendré que trabajar con esto otro (las manos)». Jasone, que ha finalizado un Bachillerato Tecnológico en el colegio Esclavas del Sagrado Corazón Fátima Bilbao, tiene pensado completar un segundo ciclo para «dominar toda la rama». Solo así, cree, «tendré más opciones de trabajar en ello». «Es cierto que una mujer gitana se casa muy pronto y tiene que hacer vida de casada. Yo voy a atrasar eso para tener mis títulos y mi trabajo, y así poder cobrar dos sueldos, el mío y el de mi futuro marido, y vivir de forma más desahogada».
Violeta Pérez| 17 años
«Voy a ser abogada y no soy la única que lo va a lograr»
Otra gitana que rompe estereotipos. Violeta Pérez, natural de Derio, estudiante del Instituto Txorierri, practica taekwondo desde los cinco años y a estas alturas tiene tres medallas de oro con la selección española. Compite, estudia y entrena cuatro días a la semana. Además, da clases de inglés y el año que viene empezará Derecho en la UPV. En Selectividad sacó un 11,1 sobre 14. Podemos seguir con sus notas: un 7,5 de media en primero de Bachillerato, un 8,5 en segundo... «Mi madre, mi consejera, siempre me ha ayudado. Mi padre, mis abuelos...». Fue el sistema el que no siempre estuvo a favor de Violeta. «En 4º de la ESO una profesora dijo delante de toda la clase que los gitanos no estudiábamos porque nos pasábamos el día bailando y cantando. Aquello me dio impulso para esforzarme como nadie. Y aquí estoy, voy a cursar la carrera que siempre he querido desde niña y ser abogada para ayudar a otros. Y no soy la única mujer gitana que lo va a conseguir, lo sé». Violeta recogió el premio con el móvil en la mano, vestida con un peto vaquero mini y una sonrisa de oreja a oreja, destilando seguridad. Nadie le va a poner barreras a esta chica.
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