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María Rego
Sábado, 8 de abril 2017, 00:48
Lo consiguió con la pareja compuesta por el rosa cuarzo y el azul serenidad en 2016, con el marsala en 2015 o con el orquídea radiante en 2014, pero esta vez las pasarelas y el 'street style' le han dado la espalda y se han impuesto a sus dictados. Inmersos en la primavera se puede afirmar ya que Pantone ha perdido la batalla cromática de 2017. La referencia mundial en la materia eligió un verde «revitalizante» al que bautizó como greenery como color del año sin obtener gran eco entre quienes marcan las próximas tendencias, que han apostado por el amarillo o el rosa en todas sus tonalidades combinación con rojo incluida como estrellas de la temporada.
El verde amarillento (marcado como 15-0343 por Pantone) se presentaba como «símbolo de los nuevos comienzos», como una elección «refrescante» en medio de un momento social y político «tumultuoso», pero ni con esa declaración de intenciones ha logrado conquistar el corazón de las 'it girls'. Balenciaga o Gucci salpicaron tímidamente el greenery en sus colecciones para primavera-verano conscientes del juego que da mezclado con tonos marrones desde el nude al chocolate, de la sofisticación que crea junto a complementos en planta y de la luminosidad que aporta a las pieles más oscuras. Sin embargo, su uso se complica para las personas de tez pálida, no es la mejor opción tampoco para un 'total look' y la paleta cromática para realizar combinaciones acertadas resulta reducida.
Así que, a pesar de la reconexión con la naturaleza a la que invitaba la propuesta de Pantone para 2017, el greenery no ha logrado sobrevivir en la jungla de las tendencias. Uno de los culpables de que este verde haya sido borrado del arcoiris que han dibujado los grandes diseñadores, como Giorgio Armani o Giambattista Valli, para los próximos meses es el amarillo. No resulta apto para personas discretas ni supersticiosas pero alegra (casi) cualquier 'outfit'. Quienes se atrevan a lucirlo deben saber que tienen una amplia paleta a su disposición que incluye tonalidades como el mostaza, el pastel, el limón... y que algunas incluso se pueden combinar entre sí. También en el maquillaje, como hace Chanel.
Rosa y rojo, el nuevo binomio
Más adecuado para todos los estilos es el rosa, que hace años perdió la etiqueta de cursi o infantil y que en 2016 arrasó, entonces sí, de la mano de Pantone en su versión cuarzo. Sus seguidoras siguen esta temporada de enhorabuena porque se lleva desde los tonos más suaves cercanos al nude como propone Dior en calzado hasta el vibrante fucsia, que gana puntos para los meses de calor. De su potencial para favorecer a casi todos los cabellos y pieles dan muestra las firmas 'low cost', que han pintado de este color vestidos, faldas, sudaderas, camisetas, cazadoras... No hay pieza que se resista a él esta temporada.
Algo menos sencillo resultará convencer de que el rojo puede convertirse en la pareja perfecta del rosa aunque iconos de la moda como Iris Apfel hayan dado su bendición a este 'mix' hasta no hace mucho prohibido en los manuales de estilo. Ahora, en cambio, lo han incorporado firmas como Zuhair Murad, Saint Laurent ya lo probó en los setenta o Elsa Schiaparelli a sus desfiles, a veces, con interpretaciones sutiles donde el rosa pasa por beige y, en otras ocasiones, con apuestas más arriesgadas saturadas de color para quienes pasar desapercibida no sea una opción.
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