El estrechamiento del canal de Deusto pretende reducir el riesgo de inundaciones
Los rellenos en Zorrozaurre arrancan en un mes y buscan la paradoja de desalojar más agua a través de un cajón más angosto
luis lópez | eva molano
Domingo, 18 de agosto 2019, 01:13
Están a punto de arrancar los rellenos en Zorrozaurre. Es decir, las obras con las que se pretende ganar suelo en la isla a costa ... de quitar anchura al canal de Deusto. Más tierra y menos agua. Así que es el momento de hacerse la pregunta: ¿Qué sentido tiene estrechar el 'cajón' cuyo objetivo es dar salida a las crecidas del Nervión para minimizar el riesgo de inundaciones? Especialmente, cuando no hace ni un año que se ha abierto el canal. Y, además, cuando ya se ha demostrado que ni eso es capaz de evitar que la isla termine anegada. Bueno, pues pese a todo, hacer los rellenos tiene todo el sentido del mundo. Es más, quienes saben de esto aseguran que se trata de una obra que incluso mejorará la protección contra avenidas.
Estamos hablando de unos trabajos cuyo grueso arrancará el mes que viene, aunque en estos momentos se están realizando labores previas. La idea es ganar casi 52.000 metros de terreno al agua para acoger viviendas y parques. Una obra de gran envergadura en dos tramos de la isla que supondrá la introducción de 185.000 metros cúbicos de escollera. Todo estará terminado, según el calendario actual, en mayo de 2021.
La idea es que todo el canal tenga una anchura de 75 metros, la misma que en el puente de Frank Gehry
Uniformidad
Pero, ¿por qué encoger el canal? Juan Carlos Sinde, gerente de la comisión gestora de Zorrozaurre, recuerda que la capacidad de una estructura para recibir agua depende de su punto más estrecho. En este caso, de su boca. Y el canal de Deusto, en su entrada, donde está el puente de Frank Gehry, tiene 75 metros ancho. Luego la lámina de agua se ensancha hasta llegar a 111 metros en algunos puntos; es ahí donde se va a actuar. No sólo porque semejante anchura no aporta nada en términos de asimilación de avenidas, sino porque puede ser incluso contraproducente. De hecho, los estudios hidrológicos revelan que un cajón homogéneo es más eficiente a la hora de desaguar, de dar salida a grandes masas de agua.
También se podría plantear otra cuestión. ¿Por qué se ha diseñado un canal de 75 metros? ¿Por qué no hacer uno mayor para evitar inundaciones? Para empezar, Juan Carlos Sinde recuerda que en un principio el proyecto de Zaha Hadid contemplaba una anchura de únicamente 50 metros, longitud que, con todo, era conservadora en aquel momento si se tiene en cuenta que los estudios requerían sólo 45. Luego se realizaron otras modelizaciones (ensayos teóricos) y se fue modificando el planteamiento inicial hasta llegar a los 75. Por ser segurolas. Y también porque hacerlo más ancho creaba problemas.
Un cajón homogéneo facilita la evacuación de agua y evita la sedimentación en el fondo
eficiencia
Agua que va hacia atrás
¿Problemas? Parece que sí. El gerente de la comisión gestora apunta que el cauce natural de la ría, el que está entre la isla y Olabeaga, tiene 75 metros de anchura en su punto más estrecho. Es decir, la misma que se le ha dado al canal. Pues bien, si hubiese proyectado este nuevo 'brazo' con unas dimensiones superiores, «los modelos reflejaban una situación curiosa», explica Sinde. Lo que ocurría es que el agua de la ría continuaba por su cauce natural pero, al ser mayor la capacidad del canal de Deusto, una parte de ella «retrocedía» y generaba remolinos en el extremo sur. Es decir, que el nuevo cauce, más caudaloso, ejercía una especie de efecto succión que alteraba las corrientes. En fin, que se optó por conformar dos brazos con la misma capacidad que rodeasen Zorrozaurre para que todo fluyese de forma ordenada.
Volviendo al principio, hay otra justificación para construir un canal de anchura homogénea. Uno de los motivos es que «haya un régimen laminar ordenado, sin turbulencias», certifica José Luis Tesán, decano del Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos de Euskadi. Eso, por arriba. Pero por abajo, en el fondo, también hay una realidad a tener en cuenta: la sedimentación.
Se refiere a que cuando en un canal hay anchuras variables, el agua, en ciertos puntos -los más anchos-, pierde velocidad. Entonces las partículas en suspensión se precipitan al fondo, se crea sedimento, y se genera un problema. ¿Cuál? «Esa especie de 'montañita' que se crea en el fondo, en caso de avenida, de riada, haría un escalón en la superficie». Es decir, elevaría el nivel. Y en una zona tan delicada como esta, con la conflictiva curva de Elorrieta ahí mismo, una diferencia de sólo 25 centímetros es determinante; lo que fija que el agua se salga o no. Resumiendo: cuando un canal tiene una anchura constante también «se mantiene una velocidad constante del agua, lo que genera un efecto de autolimpieza» de los fondos.
Además, conjura otro riesgo que también tiene que ver con la sedimentación. Recuerda Tesán que en el extremo norte de la isla, el cauce natural de la ría se une al canal. Y aquí, la tendencia es que la corriente que viene de Olabeaga, al hacer curva, aporte sedimentos en la boca del mismo. Pues bien, si en éste se mantiene una velocidad del agua constante se evita el fenómeno. Vamos, que se limpia. Y así todo fluye mejor.
En su contexto
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75 metros de ancho tiene el canal de Deusto en su punto más estrecho, a la altura del puente de Frank Gehry. En otras zonas llega a los 111 metros, lo que no aporta nada en términos de evacuación de agua ya que viene determinada por la capacidad en el punto más estrecho.
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La obra que empieza Ahora se trata de construir un canal homogéneo con una anchura constante de 75 metros. Los estudios hidrológicos muestran que un cajón uniforme es más eficiente porque facilita que haya un régimen laminar ordenado, sin turbulencias, y además propicia una velocidad constante del agua que limpia el fondo y evita la sedimentación.
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52.000 metros cuadrados de suelo se ganarán para la isla de Zorrozaurre, donde se construirán viviendas y habrá, además, parques y zonas de paseo. Para ello habrá que introducir en el agua 185.000 metros cúbicos de escollera.
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Hasta el año 2021 El tajo propiamente dicho arrancará el mes que viene, pero ya ahora se están realizando los preparativos, como por ejemplo la instalación de oficinas y vestuarios. La obra se prolongará durante 22 meses, hasta la primavera de 2021.
Dificultades para encontrar empresas y para convencer a los vecinos
Llegar hasta este punto no ha sido fácil. La contrata de las obras, la UTE formada por Acciona Construcción y Altuna y Uría, se hizo con los trabajos el 8 de mayo. Después, ambas firmas presentaron avales y desarrollaron el plan de trabajos. Firmaron el acta de replanteo el pasado 19 de julio, según fuentes de la Autoridad Portuaria. Así que ahora tienen 22 meses para realizar la obra. Deberá estar terminada el 19 de mayo de 2021, si se cumplen los plazos. «Ahora se realizan los trabajos previos de instalaciones de oficinas, vestuarios, así como de las contrataciones», explicó una portavoz del Puerto.
La UTE se hizo con el tajo de forma peculiar. El Puerto sacó a concurso la operación, pero ninguna empresa se presentó. Las firmas debían afrontar el coste del relleno, valorado en 25 millones. Después, se las pagaría en especie: el Puerto ofrecía la propiedad de dos parcelas sobre los rellenos a ejecutar -una próxima al puente de Frank Gehry y otra a la altura del que unirá la isla con San Ignacio- donde podría construir 761 pisos. Ahí no quedaba todo, pues las licitantes también debían poner encima de la mesa al menos 2,3 millones para hacerse con la operación. Todo eso exigía un desembolso muy importante a cambio de un beneficio que no sabían cuándo iba a llegar. Como ninguna empresa se presentó, el Puerto se vio obligado a «reflexionar». Pero seis meses después, apareció esta UTE dispuesta a arriesgarse y presentó una oferta acorde a las exigencias del pliego.
Así, una vez que ejecute los rellenos, la Autoridad Portuaria procederá a la «desafectación» de la parcela resultante, que ocupará una superficie de 51.700 metros cuadrados. El primer relleno acogerá 312 viviendas en cinco bloques -188 libres y 124 tasadas-, mientras que en el segundo se permitirá levantar 449 en siete edificios -149 libres, 191 tasadas y 110 de VPO-.
La actuación requirió de un convenio que se firmó entre el Ministerio de Fomento, Puertos, el Gobierno vasco, el Ayuntamiento y otros organismos. Y tuvo que recibir el beneplácito del Consejo de Ministros. De hecho, el relleno causó polémica en su día, cuando se planteó. Los vecinos de Elorrieta y San Ignacio lograron que se eliminara el previsto en la margen derecha del canal, después de encontrarse «rascacielos» dibujados frente a sus edificios.
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