Los viejos bancos son los nuevos templos del lujo en Bilbao

En una ciudad que asiste de forma irremediable a la pérdida de algunas de sus tiendas de moda más exclusivas, las sedes bancarias de toda la vida toman el relevo y acaparan un protagonismo indiscutible en la escenografía urbana y en el día a día de miles de ciudadanos. Los viejos bancos se han convertido en los nuevos templos del lujo a golpe de talonario e inversiones millonarias. Tienen dinero para permitírselo.

Estilo minimalista, grandes lámparas de diseño, escaleras de mármol, espacios diáfanos provistos de espectaculares sistemas de iluminación, mesas inspiradas en el influyente estilo nórdico de los años 50, gigantescas pantallas de televisión, discretos ramos de flores pero estratégicamente situados, espejos enormes, sillas que podrían figurar en los museos de arte más modernos... Por supuesto, disponen también de aromas corporativos propios, de forma que solo por el olor ya se sabe dónde uno guarda sus ahorros. Es la apuesta del BBVA, el Grupo Santander, CaixaBank...

Nada queda ya de las antiguas y austeras oficinas de pueblo. Se impone un nuevo modelo. La tecnología impulsa una vuelta de tuerca a equipamientos que ganan relieve y se despojan de su perfil más funcional. La discreción cede paso a un interiorismo glamuroso. Este ya no es solo coto de hoteles, clubes y viviendas particulares. Los grandes estudios de decoración han encontrado un nuevo tesoro.

Es lo que ha pasado esta semana con la nueva oficina del BBVA de Ercilla. Durante años El Corte Inglés tuvo allí sus principales áreas de deportes y viajes hasta que las cerraron en febrero de 2016. Antes, mucho antes, estuvo la extinta Galerías Preciados. Pero la moda, o al menos parte de la moda, ha perdido peso en favor del poder financiero. El BBVA ha echado el resto. El martes, el acto de inauguración contó con la presencia del grupo Kalakan. «Son los que tocaron con Madonna», recordaban desde el departamento de prensa de la compañía para realzar una inauguración bañada en modernidad.

El BBVA dio el pistoletazo de salida a la oficina más vanguardista de España. Ha echado el resto porque solo el alquiler mensual supondrá un desembolso cercano a los 100.000 euros. Es lo que tiene aterrizar en el tramo peatonalizado más codiciado de Ercilla. Empleados y clientes disfrutarán de dependencias abiertas, transparentes y aire futurista.

Carlos Gorria, director de la Territorial Norte, resaltó que la evolución del nuevo modelo de oficina busca ofrecer «una experiencia única» a los clientes con locales de gran tamaño –el del número 24 de Ercilla dispone de más de 2.000 metros cuadrados–, innovadores y sostenibles. «La tecnología y la sostenibilidad son aspectos diferenciales», remarcan. Este nuevo Centro de Banca de Clientes (CBC), en el que trabajan 98 empleados, dispone de ocho cajeros automáticos de última generación, 17 salas de reuniones para realizar gestiones personales con los clientes y salas informales para asuntos que requieran menos privacidad. Se imponen los buenos modales y la distinción personalizada. Igual que en las tiendas de grandes marcas de moda como Louis Vuitton, Gucci o Chanel, un gestor de bienvenida atiende al cliente desde que entra en la oficina «para que se sienta acompañado en todo momento».

Nada queda al descuido. Por fuera y por dentro. También se extrema el control en lo que no se ve. El diseño y construcción de estos entornos persigue generar un impacto positivo con sistemas de eficiencia energética «sin archivos ni papeleras para avanzar hacia espacios sin papel y con una recogida selectiva de residuos».

En CaixaBank trabajan con la misma filosofía en sus oficinas Store, como la del 36 de Gran Vía. De hecho, presumen de ser la primera entidad financiera en avanzar hacia un nuevo modelo de oficina más grande –entre 500 y 1.000 metros cuadrados– y con un diseño pionero que realizaron a partir de las conclusiones de diversos test con clientes, empleados y ciudadanos que aportaron sus opiniones sobre cómo querían que fuese el establecimiento del futuro.

Aunque cada vez más operaciones se realizan a través de los canales digitales, las oficinas son un servicio «muy valorado» por los clientes «cuando buscan asesoramiento sobre inversiones o información sobre préstamos», detalla Juan Pedro Badiola, director territorial del banco. «Buscamos una experiencia gratificante para el cliente, de la misma manera que muchas marcas de 'retail' innovan en sus tiendas emblemáticas para convertir las visitas del público en una vivencia interesante y atractiva. Tanto el diseño de la oficina como los nuevos servicios que se ofrecen fomentan la innovación, la transparencia y la cercanía», apostilla. La estética de su oficina principal elimina las barreras físicas entre clientes y empleados.

El Santander tampoco se queda a la zaga. Abrirá en los próximos meses en Bilbao el que será su primer Work Café del País Vasco en busca de una relación «más cercana» con el cliente digital. El proceso es sencillo. «Un anfitrión te recibe y te acompaña para que te sientas como en casa y te ayuda en lo que necesites. Mientras esperas a ser atendido, el gestor te invita a un café. Luego tú eliges dónde quieres tener la entrevista comercial: en la zona de café, en el 'cowork' o en una sala privada», explican.

Aparte de este modelo, el Santander dispone en sus oficinas Smart de accesos y mobiliario adaptados a diferentes discapacidades que ofrecen sistemas y bucles de inducción para personas con dificultades auditivas o señales en braille. También cuentan con un córner tecnológico para que «clientes y no clientes» prueben los últimos dispositivos y tablets de Apple. Hasta disponen de patinetes eléctrico para hacer «sus traslados más eficientes y respetuosos con el medio ambiente».

Pero eso ya traspasa las fronteras de unas oficinas que cada vez se parecen más a las tiendas de lujo más selectas.