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En Bilbao muchas mujeres se casan consigo mismas
Lo que empezó como una curiosidad se arraiga como un vínculo emocional que desata pasiones. Cada vez se oye más el 'Sí, me quiero'
Pasó San Valentín, pero persiste el amor. Amores y uniones hay de muchos tipos: heterosexuales, homosexuales, bisexuales y... únicas, porque en Bilbao, más que en ... ningún otro sitio de España, muchas mujeres se casan con ellas mismas. Lo llevan haciendo desde hace casi 9 años, cuando se ofició la primera boda de esta clase. Por allí anduvo la divertida actriz Maribel Salas y, por supuesto, May Serrano, una turolense afincada en la capital vizcaína que ejerce de casamentera. Ha oficiado el 'sí, me quiero' de, al menos, medio centenar de novias. Mujeres convencidas, encantadas de conocerse y muy enamoradas. Dispuestas a comprometerse, cuidarse, respetarse y quererse todos los días de su vida. Y, claro, ser fieles a sí mismas, aunque a veces, sostiene May, «me pongo los cuernos». Toma sorpresa.
Por la coctelería Ara 23 de la calle Nueva del Casco Viejo pasaron el 'Día de las enamoradas, cuál si no, jóvenes y maduras que ya han dado el paso, algunas que se lo están pensando y otras que están en capilla. Porque las 'solobodas' es un fenómeno arraigado en la capital vizcaína que traspasa fronteras. No es una fórmula excluyente. May, por ejemplo, lleva casada 8 años consigo misma y 14 con su pareja. «¿Que si es compatible? Sí. A ver, el trabajito es intenso porque cuando tú eres una naranja completa y no intentas acoplarte a otro es más enriquecedor, entretenido y más real también», detalla.
Carmen Muñoz, la concejala de Elkarrekin Podemos en el Ayuntamiento de Bilbao, Silvia Allende, que invitaba a cócteles de vodka con base de cereza y arándanos, Carmen Pardo, Natalia García, Sonia Sanz, que anda buscando fechas para casarse, Miren del Castillo, que ha diseñado los anillos del 'Sí, me quiero'... Bailaron, cantaron y disfrutaron como Juncal Alzugaray. Tiene 38 años, es fisioterapeuta y cuando May presidió la primera de estas bodas se sentía «superdisuelta en la maternidad».
«Me había olvidado de mí misma»
Había sido madre por segunda vez y «como que me había olvidado de mí misma. Me parecía un momento muy bueno para reivindicarme. Lo que no sabía era que iba a ser tan potente el acto en sí», relata. Igual que otras, Juncal se lo tomó «como una gamberrada, pero resultó un acto... ¡superempoderador!. Fue muy emocionante. Me acompañó también mi marido. Estuvo presente y se emocionó. Para mí, fue muy importante sentirme acompañada, no solo por parte de mis amigas, sino también por mi pareja. Me apoyó y me ayudó a ponerme en primer lugar y a que me reivindicara como Juncal», aplaude.
Casarse así no tiene por qué llevar aparejada la separación de la persona con la que se convive en esos momentos. «¡Para nada! A veces le reprochaba a mi marido que él tomara su espacio y yo me quedara maternando. Pero que yo me pusiera por delante no significaba que abandonara a mi familia. Hemos creado ahora un vínculo mucho más fuerte en el que nos relacionamos de igual a igual, compartimos muchas más responsabilidades y nos estamos autoafirmando cada uno en nuestra carrera profesional, personal, con sus espacios y aficiones. Ahora estamos mucho más felices», subraya.
«Siempre tomas tú las decisiones»
Marie Nutini –«ya sé que suena raro, pero es así», explica– se casó hace tres años. Con ella. Es francesa y vive en Bilbao. ¿A qué se dedica? «Soy jubilada, cariño», aclara al periodista. Tiene 72 años, que no aparenta, y ahora mismo no tiene pareja, pese a haber contraído matrimonio en dos ocasiones. «Pero lo de casarse consigo misma es una maravilla en todos los sentidos. Te cambia la vida totalmente. Te hace valorarte y respetarte mucho más. Y tomar las decisiones tú. En materia de ligue, de sexo, de todo... Siempre tomas tú las decisiones. No te las imponen», subraya.
Responde con un enérgico «¡en absoluto!» cuando se le plantea si descarta volver a vivir algún día en pareja tras su 'soloboda'. «Tal como estamos, podemos ser infieles», confiesa. «Yo soy infiel, pero soy leal», detalla. ¿Se puede ser infiel a una misma? «Sí, sí. Claro, claro», aclara. El periodista no entiende nada, pero ve tan feliz a la mujer que está a punto de tomarse el cóctel que rechazó inicialmente. Debe saber a pócima mágica.
«Tendría que quererme más»
Marian Puertas, camarera y artista, no está casada consigo misma, pero se lo está pensando. «No creo que esté preparada», reconoce. «Siempre que veo estas bodas me entran unas ganas de... Pero no estoy preparada aún», insiste. ¿Por qué no se atreve, entonces, a dar este paso? «Tendría que trabajar muchas cosas internas mías y quererme más para poder dar el paso». Viéndola tan alegre uno ignora por qué no se quiere más. «Pues habrá cosas que limar, cositas que tenga que rectificar de mi vida», relata. ¿Cuáles? «Pues lo típico, lo de siempre, cosas de una que no te gustan y, sin embargo, repites una y otra vez. Creo que tengo que trabajarme esas cosas para decir un día 'ahora sí estoy contenta conmigo misma. Como que me quiero'».
Marian vive en Bilbao, tiene 46 años y ha tenido varias parejas sentimentales. «En este momento tengo personas a las que quiero, pero no deseo una pareja. Me encuentro muy bien sola. Me siento más libre, me siento mejor, vamos. Es una manera fea de hablar, pero cuando me ato a alguien, cuando me comprometo con alguien, como que dejo de comprometerme conmigo . Me gusto más cuando estoy sola, que no quiere decir que no quieras a alguna mujer o a algún hombre». Por si hubiera alguna duda, explica que tiene «afectos» y «relaciones» que intenta cuidar.
«Pero no quiero exclusividad ni que me digan 'esto es para...' porque entonces me empiezo a agobiar desde el minuto uno». Cuando se le pregunta qué tal le ha ido en el amor no puede ser más sincera: «Cuando me he enamorado, me he enamorado, pero ahora como que no. Ya sé más de mí», sentencia. Y confiesa: «Me cuesta enamorarme más porque me quiero más. Hay cosas por las que no voy a pasar y renuncias que no voy a hacer. Ese es mi objetivo al 100%. Todo el amor que venga, bien recibido, ¿eh? Como siempre», ataja. «Me apellido puertas y las tengo abiertas de par en par», se sincera.
«Lo mejor que he hecho en mi vida»
Anabel Miranda está soltera –«he elegido ser soltera», matiza–, tiene 64 años y trabaja con mayores dando talleres de masajes, relajación, taichí... «Desarrollo la conciencia corporal», sintetiza. Quizá por su trabajo se siente más conectada consigo misma. «Cuando uno se quiere asimismo, tiene capacidad para querer a todo el planeta. Una cosa es tener una buena relación contigo misma y otra tener la mejor relación posible con el resto del universo. Que puede ser una pareja o no, o con animales o no. Una cosa no excluye la otra. Yo convivo normalmente con una persona que no es mi pareja, pero tenemos una relación…» Y hasta ahí se puede leer. Pero tiene una cosa muy clara. Casi cuatro años después de darse el 'Sí, me quiero' sigue «completamente convencida de que es lo mejor que hecho en mi vida o una de las mejores cosas porque nada excluye nada. Tampoco lo he dado a conocer a bombo y platillo porque no tiene nada que ver con los demás, sino conmigo. Solo conmigo», sentencia.
«Me sorprendió que las novias se casasen de blanco»
Arrate Arias es técnica de transparencia y participación ciudadana. Esta bilbaína de 49 años recuerda que, así como otras novias tiraron de vestidos convencionales el día de su boda, ella lo hizo con un modelo de Victorio&Lucchino de color azul. Un traje de falda y jersey de cuello alto, «de estilo gitana». Dice que «iba elegante» y que le sorprendió que el resto de novias vistieran de blanco. «No me lo esperaba», dice. Se casó en Bilborock junto a otra docena de mujeres. «El vídeo de mi boda lo ha visto mucha gente. Hay quien lo entiende y se emociona muchísimo. Te dicen 'es muy difícil lo que hiciste'. Otra gente no entiende nada y te suelta 'pero ¿esto qué es? Qué sinsorgada es?'».
«Nadie se compromete por escapar de la soledad»
Hay opiniones para todos los gustos, pero May Serrano cree que estas bodas no tienen fin porque permiten un amplio abanico de posibilidades. «Hay mujeres solo casadas con ellas, otras que conviven con otras personas, algunas que se han apuntado a estas bodas justo después de divorciarse y quienes primero se han casado consigo mismas y luego con su pareja». Pero nadie, advierte, se compromete por escapar de la soledad. «Estoy super en contra del concepto 'sologamia'. Casarte contigo no quiere decir que te quedes sola, si no todo lo contrario. Atiendes tus necesidades y luego tienes más tiempo para querer a los demás».
Aunque sin ningún tipo de validez legal, Bilbao, ciudad pionera en este tipo de ceremonias, sigue dando carrete a una opción a la que solo le falta que las contrayentes «pudieran disfrutar de los 15 días de permiso», desliza Serrano, que enfatiza en un asunto nada baladí: «En todas las culturas en las que existe el matrimonio hay separaciones y divorcios». Pregunto si hay alguna mujer que se haya separado de sí misma y la respuesta es reveladora: «No se ha dado el caso. Esto es un hito, un récord de Guinness». Uno más para Bilbao, una ciudad de compromiso donde muchas mujeres disfrutan amándose a sí mismas.
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