Ir al baño... también es un lujo en Bilbao
Los servicios de bares, restaurantes y clubes de Bilbao son objeto de culto y peregrinación. Bañeras de hasta cinco toneladas de peso, inodoros de Philippe Starck, váteres pegados a montañas auténticas y provistos de salas de espera con 'sets' de maquillaje y peluquería... No se corten y entren en ellos. La visita merece la pena
Salta a la vista que lo mejor lo llevamos muchas veces dentro, aunque resulte paradójico. Esta sentencia sirve para personas, cosas y lugares. Generalmente, los ... baños públicos de bares, restaurantes, clubes y discotecas suelen colgar el cartel de 'hermano pobre'. Son los olvidados. Con razón en muchas ocasiones, porque da miedo utilizarlos, ya se trate de establecimientos de moda de alto standing que de locales humildes, sencillos y, lo que es peor, muy cutres. Si podemos evitarlos, salvo que la necesidad apriete, pasamos de largo. En casi todos los sitios, menos en Bilbao. ¡Qué baños! En esta ciudad de diseño, algunos váteres públicos son de obligada visita. Son objeto de culto y peregrinación por su espectacularidad y diseño. Baños de mármol negro, bañeras de 5.000 kilos de peso provistas de efectos luminosos que parecen mover los techos, inodoros de Philippe Starck de 4.000 euros, lavabos con vistas a montañas reales... Parecen de película.
-
Public Lounge
Con el sello de Philippe Starck
El idilio de Bilbao con los baños de lujo arrancó en Henao con este deslumbrante local. Restaurante de cocina de autor, club con las mejores sesiones musicales y la gente más vip... El Public Lounge del relaciones públicas más famoso de la villa, Patxi Ortún, abrió la senda de establecimientos a los que había que ir sí o sí. Por muchas razones (su cuidadísima selección de vinos, champagnes y aguas del mundo le convirtieron en un imprescindible), pero también por entrar a sus baños a lavarse las manos o lo que fuese. Y en 'lo que fuese' se incluía, por supuesto, fisgonear aquel delirio barroco que entremezclaba lujo y estilo. Normal que saliese en prestigiosas en publicaciones internacionales de París, Londres, Nueva York... «En el 'Marie Claire', en 'The Times'... En mil sitios como referente absoluto de Bilbao», se felicita Ortún.
Aquel baño era el no va más con sus lavabos y grifería. «Lo ultimísimo de Philippe Starck. Todo era super alta gama. Era el diseño 'New horror vacui'», miedo a los espacios vacíos, en otras palabras. Si la fiesta suele librase en las barras y comedores, lo más «divertido» siempre se ha cocido en los baños, provisto de espectaculares equipos de sonido que regalaban la voz de «'la Callas'», recuerda Patxi. También era el lugar donde las «señoras» se alisaban el pelo con las planchas más modernas del mercado. «En los baños es donde conoces a la gente de verdad y pasan cosas, desde sexo al 'hola, ¿qué tal?' Siempre es un sitio de espera».
Y la espera daba para mucho en aquel espacio revestido de mármol negro combinado con roca de veta blanca que dispensaba jabones ecológicos y donde maquilladores de Bobbi Brown retocaban a las clientas al término de la cena, antes de pasar a tomar la copa. «Aquellos retoques eran increíbles», se sincera Patxi. Es evidente que el Public Lounge se dedicaba a muchas más cosas que dar de comer y beber. Normal que en cierta ocasión se cerrase dos días para disfrute del dueño de Red Bull, que llegó a Bilbao en su jet privado acompañado de una pléyade de amigos. Todo el mundo, claro, pasó por aquel baño.
-
La Olla de la Plaza Nueva
Bañera de cinco toneladas
El del bar-restaurante La Olla de la Plaza Nueva corre de boca en boca desde hace cuatro años. Con la ciudad llena de turistas estos días, su popularidad corre como la pólvora. Después de darse una vuelta por Azkuna Zentroa y el Guggenheim, Mari Paz García y Raquel Esteban, procedentes de la localidad guadalajareña de Azuqueca de Henares, bajaron a los servicios de este clásico del Casco Viejo. «Nos dijeron que estaba chulísimo y bajamos solo por verlo. Hemos venido a Bilbao por los niños para ver San Mamés, porque son del Athletic, pero esta bañera que echa chorros es lo más», sueltan.
Para empezar, pesada como ninguna. Instalarla supuso una virguería, ya que pesa más de 5.000 kilos. «La idea se le ocurrió a mi decorador y bajarla fue lo más difícil. Costó bastante porque no es sencillo manejar 5 toneladas. ¡Una barbaridad!», explica Félix Parte, propietario de fogones históricos como el Markina, de Henao, y el cercano Víctor Montes. Con la mirada clavada en los baños de la antigua Roma, Parte quería recuperar el esplendor de los viejos servicios que tanta solera dieron «antaño» a Bilbao. «Son un elemento diferenciador pero últimamente, no sé si por la crisis, no se cuidaban demasiado. Al ser bares muy pequeños, no todos disponen de mucho espacio para el baño. No era nuestro problema y montamos unos muy chulos. Buscábamos que la gente bajara a ellos para que supiese además que en la planta inferior tenemos también el comedor».
La singular bañera, «nada sintética ni de imitación», es un trampantojo. Descansa sobre baldosas 'made in Bilbao' y, gracias a un sorprendente chorro de luz, cuando cae el agua parece como si el techo comenzara a moverse. Se ha convertido en una atracción para los más pequeños al incorporar otra pequeña 'trampa'. No son pocos los que meten la mano dentro de la bañera creyendo que la deslizarán sobre una lámina plateada que reproduce un efecto espejo. Pero no. Cuidado. Se puede acabar bien fresco de meterla demasiado. La decoración se complementa con piezas de anticuario, sillas, lámparas y cuadros revestidos de pan de oro,
-
Opila
'Subir a la montaña' de Etxebarria
En el Opila, panadería-bistró-cafetería de la calle Sendeja, están habituados a ver cómo la clientela se dirige frecuentemente a los baños, situados en el piso superior, aunque no tengan ninguna necesidad. Se forman colas kilométricas casi a diario. Parece un circuito turístico. Lógico. No hay baños en el mundo con una montaña natural al alcance de la mano mientras uno se las lava o micciona. Solo un cristal separa el inodoro de la piedra.
«Fue algo fortuito. El edificio está directamente apoyado sobre la montaña del Parque de Etxebarria y no había ningún tipo de pared que sirviese de barrera», argumenta Álex Hernández uno de los propietarios. «Cuando cambiamos el diseño, dije a los operarios 'tirad esa pared' pero jamás imaginamos que iba a aparecer directamente eso: una montaña. Comentamos 'ostras, esto hay que aprovecharlo'». El espectacular hallazgo también planteaba graves complejidades, de difícil resolución, porque el desnivel de la montaña generaba importantes problemas de humedades... «La pared filtra agua constantemente, por lo que al final optamos por hacer un baño un poco más levantados e implantar un sistema de filtrado de recogida de aguas. Eso sí, dejamos toda la piedra a la vista», afirma Hernández.
La jugada no le pudo salir mejor. Se pintaron los techos de negro y las paredes, del mismo color que el suelo, para realzar todavía más el efecto de la piedra. Las paredes se reforzaron con cristales transparentes, por supuesto, para insonorizar las instalaciones, la entrada se decoró con jarrones de gran tamaño y, por último, se ideó una atmósfera luminosa con leds resistentes a la humedad. «Parece que los baños siempre son la parte menos noble y más olvidada. Nosotros les quisimos dar importancia. Quedaron completamente naturales», explica Álex Hernández. Es lo que tiene estar pegado a una montaña.
-
Bocadero
Tinajas por lavabos
El restaurante Bocadero se presenta como un soplo mediterráneo en el mismo centro de Bilbao. Cosas del marketing. Del mismo grupo empresarial que los restaurantes Panda, Colombo, Dinámico, Pacífico… la decoración lleva el sello de Lázaro Rosa-Violán, uno de los interioristas más prestigiosos. Su estilo no se queda en el comedor. Alcanza también a los ... Sí, lo han adivinado, también a los baños.
Las ensalada de tomates, burrata y aceitunas de Kalamata, el carpaccio de atún, los buñuelos de bacalao y el cachopo de ternera relleno mantienen el tipo, pero sus servicios destacan por encima de todo. Los expertos radican su éxito en el acierto a la hora de combinar de forma «irreverente» reliquias antiguas, suelos hidraúlicos y elementos 'art déco'. Con una decoración mediterránea de estilo industrial y una iluminación en tonos cálidos, sustituye los tradicionales lavabos por gigantescas tinajas de barro y rutilantes espejos. Reflejo de Rosa-Violán, amigo también de formar procesiones camino de estos baños de lujo.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión