Un ejército de drones controla los taludes más amenazantes
El último gran desprendimiento que ha afectado a la red viaria vizcaína fue el ocurrido en la AP-8 a la altura de Zaldibar, en ... febrero de 2020. Una masa de más de 3.000 metros cúbicos de materiales inertes procedentes del vertedero de Ermua se abalanzó sobre la autopista y provocó la desaparición y muerte de dos de los operarios que trabajaban en las instalaciones. La Bilbao-Behobia necesitó seis meses para recuperar la normalidad. Pero ha habido otros derrumbes de considerable magnitud.
Hace cuatro años, la Diputación vizcaína se vio obligada a drenar una montaña en Larrabetzu tras registrarse un colosal derrumbamiento que se tragó la carretera BI-3102, que une la localidad con Mungia. A mediados de la década pasada, la institución foral también tuvo que intervenir en varios puntos de las laderas que jalonan el corredor del Txorierri, que se vio afectado por varios incidentes de este tipo. Otro punto crítico en los últimos años ha sido la carretera de Ibarsusi, entre Bilbao y Etxebarri. Por eso, la Diputación cuenta desde hace años con un ejército de drones, que vigila los 35 taludes más peligrosos de la red viaria del territorio.
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