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Josu Solabarrieta y Juan Ignacio Pérez Iglesias.

«Los efectos de estas diferencias entre alumnos serán terribles»

Domingo, 26 de abril 2020, 04:26

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Dos frases ayudan a entender la situación en la enseñanza y las pronuncia Juan Ignacio Pérez Iglesias, exrector de la UPV: «Lo mejor es enemigo ... de lo bueno» y «La mejor manera de aprender a nadar es tirándose al agua». Con ellas pretende explicar el salto sin red que ha vivido la enseñanza a raíz del cierre de los centros y que ha obligado a instituciones, centros, profesores, padres y alumnos a emprender un camino que nadie imaginó. «Había miedo a las nuevas experiencias pero el coronavirus ha barrido las reticencias», añade Josu Solabarrieta, decano de Psicología y Educación en la Universidad de Deusto. Ambos coinciden en que existe una brecha digital entre colegios y familias con recursos y quienes carecen de ellos. «El efecto de la brecha se ha multiplicado y las consecuencias serán terribles. Es como estar privados de escolarización y ¿no es delito no escolarizar a los niños?», se pregunta Solabarrieta. «No todo el mundo puede acceder a la tecnología, incluso algunos profesores por el lugar en el que viven -añade Pérez Iglesias-. «Nos encontraremos con dificultades que ni imaginábamos porque estamos aprendiendo a golpes».

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