«Es inconcebible ganar dinero y un futuro empresarial sin un entorno sostenible»
La exsecretaria de Estado, participante en la Biscay ESG Summit que arranca hoy, cree que las inversiones responsables llegarán a ser la norma y no la excepción
Jesús L. Ortega
Lunes, 26 de junio 2017, 02:24
Comprometida desde siempre con el medio ambiente y el desarrollo sostenible, Teresa Ribera (Madrid, 1969) llegó a ser secretaria de Estado para el cambio climático ... en el gobierno socialista de Rodríguez Zapatero entre 2008 y 2011. Ahora directora del Instituto de Desarrollo Sostenible de París, intervendrá en el Biscay ESG Global Summit, un congreso que arranca hoy en Bilbao sobre las inversiones responsables y los llamados criterios ESG que las guían (el medioambiental, el social y el de gobierno corporativo, por su respectivas siglas en inglés).
¿Qué es la inversión socialmente responsable?
La que garantiza que es compatible con beneficios sociales y ambientales. La única que a medio y largo plazo puede mantener retornos positivos frente a inversiones cortoplacistas, que pueden acabar generando pérdidas e incluso demandas por responsabilidad. Cada vez más los ciudadanos reclamamos que todas las inversiones sean socialmente responsables y llegará un momento en que éstas sean el patrón normal de cualquier inversor y no la excepción.
En este campo están los criterios ESG, la RSE (Responsabilidad Social Empresarial), los PRI (Principios de Inversión Responsable), los ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible)... ¿No sería conveniente simplificar un poco todo esto?
Bueno, por ahora estamos aprendiendo a medir, a cuantificar, a evaluar el valor o el coste de una inversión de una manera diferente a la tradicional y aún no siempre contamos con modelos estandarizados. Pero hay una tendencia clarísima a que lo que hasta hace poco era un producto boutique para un público comprometido con esos valores y principios, se va a convertir en exigible a cualquier inversor por la demanda de los propios mercados, pero también por exigencias legales de los reguladores. Aunque es verdad que tanta sopa de letras, que se corresponde con esta fase de aprendizaje, de entendimiento y de asentamiento de estándares puede resultar bastante caótica.
Las empresas suelen decir que su obligación es generar valor para el accionista y maximizar la inversión, o sea, que su objetivo es ganar dinero. ¿Cómo casa ese fin con una inversión socialmente responsable?
A lo largo de la historia hemos diseñado un modelo de ganar dinero a costa de esconder costes. Nicholas Stern, que fue economista jefe del Banco Mundial, pone de manifiesto que no es concebible ganar dinero o un futuro empresarial si no es en un entorno sostenible. Eso caerá y generará responsabilidades para accionistas e inversores en la medida en que se causan daños sociales y ambientales que hasta hace poco pasaban desapercibidos. Pero ya no. Hay pérdidas que han permanecido escondidas mucho tiempo y que ahora surgen. Por ejemplo, estas terribles olas de calor, los eventos climatológicos extremos o las demandas contra las petroleras en EE UU. Daba igual generar riesgo y daño, pero ya no es así.
Responsabilidad decorativa
¿No hay cierto conflicto de intereses entre productividad y competitividad por un lado, y responsabilidad social por otro?
Lo que estamos haciendo es una barbaridad. Productividad y competitividad se centran en la sobreexplotación de materias y recursos primarios, y de la fuerza del trabajo y los recursos sociales frente a lo que llamamos responsabilidad social corporativa, que en ocasiones sólo es decoremos un poco nuestra vida, recortemos un poquito. Y eso no puede ser, porque si descapitalizamos nuestros recursos y materias primas o si generamos una gran distorsión en la capacidad, el beneficio y el bienestar de los trabajadores, no habrá materias primas o no habrá clientes. Lo que hoy llamamos responsabilidad social corporativa e inversión socialmente responsable tiene que ser el estándar, no sólo algo anecdótico con lo que algunos adornan el currículum.
¿Quiere decir que hay más postureo que realidad en el tema de la responsabilidad y la sostenibilidad?
No tanto, aunque es verdad que hay casos de postureo. Hay esfuerzos por parte de los responsables sectoriales de muchas empresas, pero la responsabilidad social sigue siendo una parte anecdótica dentro del proceso de toma de decisiones estratégicas de la empresa. También hay un componente generacional y es que hay una sensibilidad mayor por parte de gestores que proyectan su carrera profesional y la evolución de la empresa a medio-largo plazo, que de gestores con una trayectoria ya muy dilatada que están de salida y para los que este cambio les resulta demasiado complicado.
«Hablo con regularidad con Pedro Sánchez y seguiré colaborando con él donde me pida»
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Teresa Ribera formó parte del equipo de asesores más directos del secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, para la campaña de las repetidas elecciones generales de junio del pasado año. Señala que habla con el dirigente socialista con regularidad y, aunque quiere seguir con la función que desarrolla actualmente en París, se muestra dispuesta a colabrorar con Sánchez donde él le pida.
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- Tras ser secretaria de Estado para el cambo climático con Zapatero su siguiente incursión política fue como asesora de Pedro Sánchez, pero tras las elecciones de hace un año volvió a desaparecer del panorama nacional. ¿Le desencantó la experiencia?
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- No, en absoluto. Yo en términos políticos estoy donde he estado siempre. Me interesa mucho acompañar este proceso de transformación hacia una economía y un modelo de desarrollo que creo que es el único viable a medio y largo plazo. Tengo un compromiso político muy importante, pero no soy especialmente útil en la estructura orgánica del partido ni en la representación institucional. Pero sigo colaborando y no tengo ningún problema en estar asociada al partido socialista o a Pedro Sánchez, que tiene por delante un desafío importante y está enormemente comprometido con la agenda social.
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- ¿Le ha vuelto a llamar Sánchez para contar con usted?
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- Hablamos con regularidad, pero creo que tanto en la ejecutiva del partido como en el Parlamento hay personas muy competentes y muy entregadas y yo prefiero mantenerme en una tarea de asesoramiento, que es donde creo que puedo aportar más y donde él me pide que siga haciendo cosas.
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- Es decir, que si le volviera a requerir para lo que entonces se denominó como su gobierno en la sombra estaría dispuesta.
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- Bueno, eso forma parte de nuestras conversaciones. El cómo se puede ser más útil en cada momento dentro de lo que cada cual puede aportar. Y en la medida que Pedro considere que puedo ayudar más seguiré haciéndolo, pero compatibilizándolo con mis funciones actuales, que son dirigir un think tank de pensamiento de estos tems con sede en París.
En los fondos que buscan inversiones responsables ¿qué peso tienen los objetivos de sostenibilidad sobre los financieros?
No sabría contestar a eso. Habría que preguntárselo a los gestores de esos fondos. Pero sí puedo decir que hablando con algunos de ellos se ve cómo aunque hayan tomado la decisión estratégica de cambiar hacia inversiones responsables, necesitan un periodo dilatado de tiempo de a veces hasta 20-25 años para variar del todo el perfil de su fondo.
¿En qué tipo de compañías invierten los fondos socialmente responsables?
Buscan infraestructuras con incidencia social positiva y que cuenten con una solvencia ambiental exigente, como temas de agua y energías limpias y renovables. También en servicios sociales como educación, sanidad, vivienda, microemprendimiento, mujeres... Y hay un interés creciente por actividades vinculadas a entornos ambientales como la alimentación ecológica.
BBVA, ausente
¿Algún ejemplo de empresas que operen con esos criterios ESG medioambientales, sociales y de gobierno corporativo?
Pues una gran empresa que, aunque contestada por otras cosas, ha entendido que esto es absolutamente imprescindible para su reinvención de cara al siglo XXI es Iberdrola. Hace mucho que entendió que si quiere atraer inversores internacionales debe incrementar su estándar de exigencia ambiental y social por encima de lo que le era habitual. Puede ser cuestionable por algunas de sus actividades pero, sin embargo, para atraer a esos inversores ha desarrollado un análisis interno para rebajar su perfil más tradicional de instalaciones vinculadas a emisiones de gases de efecto invernadero, e incluso del negocio nuclear, y que vayan ganando peso las renovables con participación de empresas locales. Iberdrola tiene el acierto de entender que para sobrevivir a esta gran etapa de cambio global de las eléctricas debe reforzar todo ese enfoque estratégico y medioambiental.
¿Y al contrario?
Pues el BBVA, que es emblemático, no es especialmente visible en los entornos donde se debate la regulación financiera sostenible. Para el peso relativo que tiene en el panorama financiero mundial está tan poco presente que se puede decir que no existe en ellos. Está ausente de los actores clave que están discutiendo y elaborando el reposicionamiento del sistema financiero global en esa dirección.
¿Cuál es la situación de España en el ámbito de la inversión responsable?
España está ligeramente por detrás de muchos países de nuestro entorno, como los países nórdicos, los centroeuropeos o incluso Italia, pero con muchas cosas interesantes que empiezan a surgir. En este sentido, tenemos un gran potencial que podría colocarnos por delante.
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