El Gobierno vasco saca la calculadora para valorar el dinero extra del Cupo
La Administración no ha cerrado aún el análisis de detalle para saber si el pacto le permitirá algún gasto extraordinario
Manu Alvarez
Lunes, 8 de mayo 2017, 02:06
«Esperamos tener el cálculo en los próximos días». Esta es la respuesta oficial del Gobierno vasco a una pegunta aparentemente sencilla: tras el acuerdo sobre la liquidación del Cupo del periodo 2007 a 2016, ¿habrá algún dinero extra para gastar en el Gobierno y en las diputaciones? La cuestión no es sencilla, aunque las primeras impresiones apuntan a que, tras un buen número de sumas y restas, habrá superávit. Previsiblemente, el Ejecutivo y las diputaciones tendrán una idea clara a lo largo de esta semana y, aunque se da como seguro que habrá «algún margen para incrementar el gasto», nadie se atreve a cuantificarlo a ojo. No hay que extrañarse, dada la complejidad del sistema. Es probable que no haya más de 10 personas en todo el plantea Tierra con la solvencia suficiente para conocer el modelo en su integridad y ser capaz de dominarlo.
La clave de la cuestión es que cada institución vasca -Gobierno y cada una de las diputaciones- había elaborado sus Presupuestos anuales tomando como base los cálculos más benévolos sobre el Cupo de cada uno de esos ejercicios, desde 2007 a 2016. A su vez, el Gobierno central había construido sus Presupuestos, y también la liquidación de los mismos, con la tesis más favorable a sus intereses. Durante esos diez años, con las Cuentas de cada una de las dos partes en la mano, el diálogo era de sordos. «Me debes 1.600 millones», venía a decirle el ministro de Hacienda a su homónimo en el departamento del mismo nombre del Gobierno vasco. «No te debo nada», le contestaba este último, mientras ambos sostenían las facturas en la mano. El pacto ha permitido aclarar la cuestión fundamental. La deuda es de tan sólo 200 millones, aproximadamente, y el Gobierno central renuncia a los otros 1.400.
Cada año, las diputaciones forales y el Gobierno vasco realizan el mismo ritual en el mes de octubre. Hacen una estimación de lo que se recaudará el año siguiente por impuestos, evalúan también el Cupo del ejercicio y lo que sobra se lo reparten. De cada 100 euros que quedan tras apartar la 'montañita' del Estado, 70 se los lleva el Ejecutivo autonómico y los otros 30 las diputaciones, que a su vez repartirán la mitad con los ayuntamientos. Esa 'montañita' apartada cada año para el Cupo, sin embargo, siempre ha estado calculada con la 'interpretación vasca'. Dicho de otra forma, en términos contables y presupuestarios, la Administración vasca tenía 1.600 millones que perder y nada que ganar en la negociación. La pérdida -200 millones- es pequeña si se tiene en cuenta que corresponde a un periodo de diez años. Incluso, puede ser la llave para resolver el problema de fondo, el que apretaba el zapato cada día más a las arcas públicas vascas, la tesorería.
Para intentar simplificarlo, se puede explicar diciendo que las administraciones vascas ya se han gastado a lo largo de esta década, a través de sus Presupuestos, esos 1.400 millones que han arrancado al Gobierno central en su negociación. O casi -de ahí lo del cálculo fino en el que están inmersos- porque también durante este periodo han ido haciendo «provisiones». Esto es, cada año, las diputaciones daban por perdida una parte de sus reivindicaciones del Cupo.
Digamos que nos lo hemos gastado casi todo, pero falta por aclarar que no teníamos el dinero en la caja para ello, porque el Estado aplicaba descuentos sistemáticos en las transferencias de dinero que hace periódicamente a las haciendas vascas, para cuadrar las compensaciones de los impuestos indirectos. A su vez, la Administración vasca contestaba con descuentos en los pagos del Cupo. Con el tiempo, dado que el volumen de dinero que debía viajar de Madrid a Vitoria era mayor que en el trayecto inverso, el agujero de tesorería se hacía más y más grande a este lado del Ebro y las administraciones vascas tapaban como podían el boquete recurriendo a la emisión de deuda. Ese flujo de tesorería será el que deban recomponer a partir de ahora. Según el pacto alcanzado la pasada semana, se hará de forma progresiva y a lo largo de los próximos cinco años.