Un Primero de Mayo contra la precariedad y en demanda de un cambio

Los sindicatos vascos han reivindicado hoy la necesidad de un cambio de políticas en España, Euskadi y la UE para poner fin a la precarización del trabajo durante la celebración del Primero de Mayo. La festividad, al igual que ocurrió en 2015, ha tenido un marcado acento electoral por la proximidad del 26-J y han sido múltiples los mensajes para votar a las fuerzas que apuestan por revertir las reformas laborales.

A pesar de compartir estas demandas y otras más autóctonas como el rechazo al nuevo marco de relaciones laborales propuesto por Confebask, una vez más se ha hecho visible la división entre las distintas centrales vascas. ELA ha ido por un lado; CC OO y UGT, por otro, y LAB también por su cuenta. Salvo en este último caso, los actos principales se han desarrollado en Bilbao, donde se ha hecho más evidente que otras veces la pérdida de poder de convocatoria de las organizaciones obreras al coincidir las manifestaciones con el partido del Athletic, que ha congregado mareas en las calles paralelas. Han sido denominador común los mensajes de apoyo al sector del acero y, sobre todo, a los refugiados.

Por primera vez en más de 17 años, ELA se ha movilizado también en Pamplona, lo que ha disminuido la afluencia de su convocatoria en la capital vizcaína, donde ha intervenido su secretario general. Adolfo Txiki Muñoz ha criticado duramente al Gobierno vasco del lehendakari Urkullu, por dar cobertura a la estrategia antisindical de Confebask así como por recurrir a la subcontratación precaria con objeto de reducir el déficit. En este contexto, ha defendido la unidad de acción con LAB para formar una alianza entre el «sindicalismo abertzale de clase».

Desde San Sebastián, la secretaria general de LAB, Ainhoa Etxaide, ha asegurado que «hará todo lo posible» para activar el «conflicto social» y hacer frente al «ataque inmisericordie del capital» con la ayuda de «gobiernos dóciles».

CC OO y UGT de Euskadi han repetido su formato de manifestaciones conjuntas en las tres capitales vascas. Sus secretarios generales, Unai Sordo y Raúl Arza, han hecho un llamamiento a todos los trabajadores para que superen el «hartazgo» y voten el 26-J a las fuerzas de izquierda que abogan por anular las reformas laborales. A su juicio, las empresas y los políticos son los responsables de la precarización del trabajo, que es la causa de la pobreza social. También han calificado de «pitorreo» la propuesta de Confebask para un nuevo modelo de relaciones laborales y han criticado la «autocomplacencia» de Urkullu.