Luis Ibáñez lleva la Navidad a los escaparates de Durango con una decena de belenes
El artesano lleva tres décadas montando nacimientos en los comercios de la villa, comprometido con transmitir el espíritu de estas fechas
La Navidad no se entendería en Durango sin los belenes y la figura de Luis Ibáñez, que lleva cerca de tres décadas realizando estas recreaciones. ... Hasta el 6 de enero, se pueden ver estas obras de arte en diez escaparates a lo largo de la localidad, en panaderías, librerías, centros de mayores, carnicerías y ermitas.
«Recuerdo cuando era niño que a mi ama le gustaban los belenes y le ayudaba a poner», cuenta este vecino que llegó con nueve años a Durango, procedente de la localidad riojana de Rincón de Soto. «Entonces, hubo un concurso en la villa cuando yo tenía 13 años y cogí las piezas de mi madre y puse ello y gané el concurso de belenes en la villa», rememora este vecino de 75 años.
Muchos años después, fue al camarote de su madre, cogió piezas y montó el belén en casa cuando sus hijos eran pequeños. «Pensé ¿y si empiezo otra vez a decorar belenes? Fui a comprar figuras a Bilbao a la plaza nueva», subraya. Tiempo después, el belén cada vez crecía más y los escaparates de las tiendas se quedaban pequeños para exponer esta muestra. Tras exponerlo en lonjas vacías, decidí decorarlo en el taller que tenía en la calle de San Francisco. «Llegó a tener 16 metros cuadrados, más de cien figuras y treinta de ellas en movimiento. Hice una cascada y fuente con agua natural y se hacía de luz, día y noche, realicé una gran inversión. Eso repetí hasta hace cinco años», rememora.
También en su taller llegó a recaudar dinero destinado a la asociación del cáncer, llegando a almacenar mil euros, con la presencia de unos visitantes muy especiales, los alumnos de los diferentes colegios de Durango (alcanzando las visitas de hasta 3.000 escolares). Y justo hace una década, comenzó a colocar nuevamente en los escaparates de las tiendas hasta su jubilación.
«Para realizar un Belén grande, me tiro 400 horas, más de tres meses trabajando a ocho horas, realizados con barro y poliespán, se turnan. Algunos de ellos alcanzan los tres metros de largo. Recreaciones de Egipto, Garai, la anunciación a los pastores, la ermita de Madalena, caserío de Iurreta… son algunas de las piezas de arte que se pueden ver», analiza Ibáñez. Todo esto ocurre mientras que San José, la Virgen María y el Niño Jesús, ocupan un lugar privilegiado en una casona, bajo un pajar.
Los premios también han engalanado su camino, valedor de nueve premios (tres primeros, tres segundos y tres terceros) en el prestigioso concurso de belenes de Bizkaia. Precisamente, un segundo puesto logrado le animó a la hora de seguir con esta pasión artística. Esta bonita iniciativa despierta la admiración de cientos de vecinos. Todos los años, también traslada uno de los belenes al Museo de Pasos de Semana Santa de Bilbao.
«En uno de ellos, el Ángel está anunciando a los pastores que ha nacido Jesús. Este belén es religioso, que cuenta con más de una veintena de figuras», explica mientras observa uno de sus Belenes.
Este vecino ha recibido hoy mismo un emotivo homenaje por parte del Ayuntamiento de Durango, reconociendo su incansable labor y dedicación durante décadas en la creación y promoción de belenes en la localidad. Su esfuerzo ha sido clave para preservar y enriquecer esta tradición navideña, convirtiéndose en un referente cultural para la villa.
Gracias a su visión y compromiso, nació la emblemática Ruta de los Belenes, que hoy en día es un atractivo imprescindible de la Navidad en la villa. Este recorrido no solo pone en valor el arte de los belenes, sino que también fomenta la unión comunitaria y la transmisión de valores culturales a futuras generaciones.
Con este homenaje, la localidad ha expresado su profundo agradecimiento a Luis Ibáñez por su inestimable contribución al patrimonio cultural del municipio y su capacidad para llenar de magia y espíritu navideño cada rincón de la localidad.
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