Los jóvenes del Duranguesado se enganchan a las apuestas deportivas

«Tiene que llegar una legislación en esta área porque la percepción de riesgo es prácticamente nula», apuntó Fernández. Entre las mujeres, parece que también ha calado el póquer y otros juegos de cartas y el 38,2% reconoce haber jugado alguna vez. No obstante, la cifra de las apuestas deportivas desciende al 8,2%. El balance cambia cuando hablamos de juegos de azar y, aunque los hombres siguen encabezando el ranking con un 20%, las mujeres alcanzan el 16,4%.

«Es un escenario nuevo y preocupante», apuntó. Asimismo, en el Duranguesado la edad en la que los chavales disponen de un Smartphone con acceso a internet es de 8 años, cuando hace años era 10. «Si no preparamos a las familias, los chicos y chicas van a estar en riesgo», señaló. Es por ello, que la Mancomunidad ha empezado a trabajar en las escuelas de la comarca y entre grupos de padres y madres. «El juego, los riesgos que generan las redes sociales y el alcohol son los escenarios con mayor riesgo de adicción para los jóvenes de hoy en día», resalta.

Según los datos, el grado de adicción mayor recala en los juegos de cartas dónde un 8,2% de los encuestados reconoce hacerlo de manera semanal y un 2,3% a diario. En las apuestas deportivas, el 1,4% de los consultados reconoce hacerlo a diario y un 5,4% de manera semanal. En este sentido, las apuestas «se realizan en la calle y el sistema permite un total anonimato».

En el ámbito de los videojuegos, el 24,1% de los jóvenes hace uso de los mismos a diario y el 27,2% de manera semanal, además tres de cada diez reconoce que juegan a cualquier videojuego, aunque no sea recomendado para su edad. Por otra parte, entre los 2.244 estudiantes, el 21,6% ha jugado de manera 'online' y el 25,9% ha echado alguna vez una partida en máquinas de juego.

Otro de los aspectos que analiza la encuesta es el uso de las redes sociales entre los jóvenes. Si bien, el 95,8% utiliza los chat y el 77,7% las redes sociales, solo el 65,3% actúa de forma cautelosa a la hora de dar información personal o quedar con otras personas. «No ponen filtros ni ningún cuidado y esto es preocupante», apunta Fernández.