Siete inmigrantes acampan en el Ayuntamiento de Atxondo

Los siete migrantes de entre 20 y 38 años que han quedado en la calle tras el cierre del albergue de Atxondo mantienen por quinto día consecutivo su acampada en los soportales de la Casa Consistorial de la localidad. Duermen en unas literas y cada mañana desayunan el café que calientan en un camping gas. Junto a ellos, voluntarios de la plataforma Atxondo Harrera Herria mantienen turnos para acompañarlos en este nuevo revés en sus vidas provocado por el cierre del albergue la pasada semana. «Algunos llevaban desde que empezamos con este proyecto de acogida a personas migrantes hace cuatro años, y son nuestra familia. No podemos dejarles solos ahora, cuando más nos necesitan», apunta Oihane desde el colectivo.

Desde Atxondo Harrera Herria denuncian el abandono que han sufrido estas personas por parte de las instituciones. «Ni siquiera se han acercado aquí para preocuparse por el estado de las personas que se han quedado sin hogar», añaden desde la plataforma de acogida.

Es más, critican, que los representantes municipales que se ven obligados a pasar delante de la acampada para entrar en el Ayuntamiento han omitido «mirarnos a la cara. Supongo que les resulta incómodo ver a gente que no tienen dónde ir, a los que la vida no ha tratado bien y se ven en la calle, pero pensábamos que como representantes nuestros al menos deberían haberse acercado a preguntar cómo se encuentran».

Esta falta de atención es para el colectivo de acogida a inmigrantes más dolorosa que la espera de un techo. El pasado sábado, justo el día en el que los siete migrantes tenían que haberse instalado de nuevo en el caserío de tres plantas de Axpe tras ceder el espacio durante el verano a los niños y niñas saharauis que disfrutan cada año de sus 'Vacaciones en paz' a cargo de Hamarrako Izarra, el equipo de gobierno municipal, en manos del PNV, anunció que esta misma semana tenía intención de reunirse con representantes del Gobierno vasco para reubicar a las personas inmigrantes tras el cierre del albergue de Atxondo. «Los tienen aquí, justo debajo de su despacho, para ver cuáles son sus necesidades y trabajar con ellos para darles una solución. ¡Cómo pueden hablar con tanta frialdad de su reubicación!».

Desde el colectivo Atxondo Harrera Herria aseguran que el pueblo se está volcando acercándoles comida. Entretanto, la vida de estos siete inmigrantes, que han solicitado refugio en acogida o que están en situación de especial vulnerabilidad, continúa como si siguieran en el albergue de Axpe. Por las mañanas, reciben clases de idiomas y de refuerzo para sacarse el graduado escolar en el centro de Educación Permanentes de Adultos (EPA) de Durango, en el que se encuentran matriculados.

La acampada arrancó el pasado viernes como parte de una protesta contra el cierre del albergue de Axpe. A escasos días de volver a lo que consideran su hogar hasta conseguir su autonomía y papeles, la semana pasada el Ayuntamiento de Atxondo les comunicó que no podría volver. Problemas de salubridad en el edificio les ha llevado a cerrar el edificio para «salvaguardar la seguridad de las personas que lo habitan ante la precaria situación en la que se encuentra», argumentan fuentes municipales con respecto a su clausura.

Desde el colectivo afirman que han solicitado al alcalde el albergue de Axpe «bajo la responsabilidad de Harrera Herria, porque creemos que es una situación más digna que estar en la calle». Insisten en que la casa «está en condiciones de vivir», ya que el pasado verano acogió a una docena de saharauis como parte del programa 'Vacaciones en Paz'.

Abierto hace cuatro años, por sus habitaciones han pasado más de una veintena de migrantes. Diecisiete de ellos han ido abandonando poco a poco este improvisado hogar tras otorgarles el asilo político, regularizar su situación o continuar su viaje a otro país.

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