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El ganadero Karlos Ibarrondo acicala su cabaña en las instalaciones de Elorrio. IGNACio Pérez

«Al no haber ferias perdemos muchos beneficios»

Ganaderos de la comarca lamentan la suspensión de la cita de San Blas, entre otras muchas, y buscan una salida en las subastas virtuales

NAHIKARI CAYADO

Miércoles, 3 de febrero 2021, 08:39

«Hoy hace un año, estaba trabajando a destajo, limpiando y preparando cada animal para que luciera perfecto en la feria», recordaba ayer con nostalgia Karlos Ibarrondo. Este ganadero de Elorrio admitía que jamás hubiera imaginado que, un año después, no lo volvería a repetir. «Siento un gran disgusto y una pena enorme de que no se pueda celebrar. Más que una simple feria, la de San Blas es un escaparate y un punto de encuentro de los ganaderos», señala.

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Con una cabaña vacuna de 62 cabezas, Ibarrondo apostilla que a la feria de Abadiño suele acudir «gente de muchos lugares de Euskadi e incluso de fuera en busca de ganado». El veterano baserritarra José Antonio Bilbao, que al igual que el anterior fueron reconocidos en 2019, último año en que se otorgaron premios al mejor ganado vacuno, destacaba que «es la mejor». En su caso, está va a ser la primera vez en cuatro décadas que se pierde esta importante cita en el calendario vasco. «No he faltado nunca. Es todo muy raro», admitía apenado ante los drásticos efectos que la pandemia esta causando en el sector ganadero.

La preocupación por el incierto futuro es compartida por estos dos ganaderos de la comarca. «Al no haber ferias como la de San Blas, perdemos muchos beneficios. Al fin y al cabo es en estos encuentros donde damos a conocer nuestro producto», precisó Ibarrondo. Por esta razón, se han visto obligados a reinventarse con subastas virtuales como las que organiza la cooperativa Lorra en la localidad guipuzcoana de Aia.

Venta puerta a puerta

En esos encuentros, ganaderos como Ibarrondo y Bilbao, que ya cuenta con el relevo de su hijo Aitor, presentan sus mejores cabezas mediante un catálogo virtual «muy completo» al que cualquier interesado puede acceder. «Es cierto que no hay nada como las ferias presenciales, pero dinámicas como estas son las que han sacado el sector adelante en este año tan duro que hemos pasado», aseguran.

Reconocen, no obstante, la comodidad que supone cerrar la compra venta a través de un solo clic, sin levantarse del sillón de casa. A esta «evidente» ventaja se suma también el hecho de que se mantienen en el tiempo, por lo que pueden prolongarse a lo largo del fin de semana. «La era digital ha venido en época de pandemia, pero ha venido para quedarse», avanza Karlos Ibarrondo, quien a su vez lamenta que a día de hoy todavía haya entornos rurales en los que la conexión a internet sea «floja», lo que supone una dificultad para adaptarse a la era de la digitalización. «Hemos contactado en varias ocasiones con compañías telefónicas y con el Gobierno vasco para que la extensión de la fibra óptica llegue hasta los caseríos», detalla.

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Y precisamente en las nuevas tecnologías es donde ha buscado también una salida a su trabajo el joven abadiñarra Ibon Lasuen. A sus 30 años, recuerda que se acercó por primera vez a San Blas cumplidos los 16. «Es duro porque hay que trabajar mucho, pero el ambiente que se crea en Abadiño es muy bonito. La verdad es que me da mucha pena no poder celebrarla este año», señala.

Ocho meses antes de que la pandemia estallase y gracias a la iniciativa de su novia, Esther Ugaldea, se animó a introducirse en la venta puerta a puerta. «Nuestros clientes contactan con nosotros a través de whatsapp o de Instagram y les llevamos los pedidos a casa. Hemos tenido mucha demanda durante la pandemia y eso es lo que nos ha salvado», señala Ibon Lasuen.

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