Los vecinos de Pozas desalojados por el derrumbe pasan su segunda noche fuera de casa
Los trabajos de apuntalamiento de la lonja cuyo techo se vino abajo se prolongan más de lo esperado, según el Ayuntamiento
Los vecinos de los números 59 y 61 de la calle Licenciado Poza desalojados el lunes al hundirse parte del patio interior pasaron ayer su ... segunda noche fuera de casa. En un primer momento, el desalojo preventivo de los dos bloques afectados estaba previsto que durase un solo día, pero las labores de apuntalamiento de la lonja donde se realizaban las obras que provocaron el suceso se prolongaron más de lo esperado. Los trabajadores de la empresa que realiza la reforma del bajo -donde está previsto abrir un McDonalds, según los residentes- estuvieron asegurando el inmueble desde primera hora de la mañana, pero no pudieron acabar a tiempo.
Ocho vecinos fueron realojadas en el hotel Arriaga, en el Casco Viejo bilbaíno, la misma noche del lunes. El resto fueron acogidos por allegados o se trasladaron a segundas residencias. Su segunda noche fuera de casa para la veintena de familias que viven en estos dos portales del centro de la ciudad, aunque algunas se encontraban ya fuera, disfrutando de las vacaciones. Lo asumen con resignación. «¿Qué le vamos a hacer? Aguantarnos», admitía una mujer. Ayer se les permitió entrar a sus viviendas un máximo de 15 minutos, acompañados por agentes de la Policía Municipal, para recoger algunos enseres o ropa que necesitaran. El Ayuntamiento confía en que, previsiblemente hoy mismo, puedan regresar a sus domicilios.
Los técnicos municipales, entre ellos un arquitecto, aseguran que la integridad del edificio no se ha visto afectada, ya que las estructuras no están dañadas. Sin embargo, hasta que la lonja no quede apuntalada, los afectados no podrán volver a hacer vida normal en sus pisos.
El alcalde, Juan Mari Aburto, confía en que la situación se solucione «en breve». Se felicitó de la actuación «coral» de las distintas áreas del Consistorio, desde las de Obras y Servicios y Seguridad Ciudadana a Asuntos Sociales, que se encargaron de buscar un sitio para que los residentes pudieran dormir. «Las causas (del derrumbamiento) no están del todo claras. Lo que sí podemos adelantar es que el edificio no va a tener que ser derribado», tranquilizó el regidor.
Boquete y nube de polvo
Un estruendo sobresaltó a los ocupantes de las viviendas sobre las siete menos cuarto de la tarde del lunes. Algunos compararon el «ruido estremecedor» producido al desplomarse el patio de manzana con las dos garitas del aire acondicionado con «un terremeto». Los residentes corrieron a las ventanas o balcones para comprobar lo que ocurría y vieron abrirse el boquete y emanar de él una nube de polvo.
Según fuentes municipales, el desprendimiento se produjo por el «uso de maquinaria neumática», que habría tocado una estructura que hacía las veces de muro de carga. lo que provocó que el techo se viniera repentinamente abajo. La obra había empezado por la mañana y se iba a prolongar unos tres meses. Algunos vecinos habían visto cómo los obreros introducían con dificultad una especie de «excavadora» en la lonja.
El tráfico se cortó de inmediato en Licenciado Poza. En un primer momento, se temió que hubieran quedado atrapados bajo los escombros algunos de los operarios que trabajaban en la lonja para convertir lo que antes fue un supermercado Simply en una hamburguesería. Uno de ellos resultó herido al caerle encima varios cascotes. Sufrió contusiones y fue evacuado a un hospital, aunque su estado no revestía gravedad.
Tras un primer momento de confusión en que parecía que los residentes iban a poder volver a sus casas, alrededor de las ocho de la tarde les informaron de que tenían que pernoctar fuera. Abandonaron el portal con maletas -algunos, con sus mascotas-, pensando que solo tendrían que estar fuera unas horas. Dos vallas amarillas seguían impidiendo ayer el paso a los portales y un coche patrulla de la Policía Municipal vigiló el tramo de calle durante toda la jornada.
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