Nuevo golpe al sector comercial en Bilbao: Desigual cierra su tienda de la Gran Vía

La estancia de Desigual en la mejor zona de la capital vizcaína ha durado menos de siete años. Ocupó a principios de 2013 el local que dejó libre la librería TopBooks en una fuerte apuesta que le llevó a pagar más de 30.000 euros mensuales por un establecimiento de 300 metros cuadrados. El desembarco coincidió en un momento de grandes cambios en el principal eje comercial de Euskadi, cuyos alquileres se sitúan entre los más altos del país, en línea con los imperantes en las mejores calles de Madrid y Barcelona.

Pero entre la crisis, los nuevos hábitos de consumo y el imparable auge del comercio online, a Desigual no le ha quedado otra opción que reordenar su red de tiendas físicas y encoger su tamaño. Tras Inditex y Mango, la compañía fundada por los hermanos Christian y Thomas Meyer figura entre los grandes distribuidores de moda de España. Pese a su privilegiada posición, no le ha temblado el pulso a la hora de prescindir de una de las principales plazas comerciales del país.

En el cierre del local bilbaíno ha pesado el desplome de las ventas en una ciudad que vive el peor momento de la historia, pero también ha influido la coyuntura global, que le ha llevado a echar el cierre definitivo al local que tenía en las Ramblas de Barcelona, que permanecía clausurado desde el estado de alarma. En tiempos de extrema dificultad, Desigual ha cortado por lo sano y decidido priorizar los negocios más rentables: ahora mismo son los canales digitales y establecimientos que operan de fuera de Europa. Si bien cerró 2019 con un resultado neto de 7,5 millones de euros de beneficio –más del doble que los 3,4 millones del ejercicio anterior–, volvió a encoger sus ventas hasta situarlas por debajo de los 600 millones de euros.

La marcha de Desigual de Bilbao no es un hecho aislado. Su desaparición se une a la de grandes enseñas del mundo del lujo, como Louis Vuitton, Loewe, Donna Karan, Gucci, Calvin Klein, La Perla, Ermenegildo Zegna, La Perla y Hugo Boss. A Rafael Gardeazabal, presidente de bilbaoDendak, tampoco le ha sorprendido el cierre. No ya tanto por la situación actual del mercado –«el sector textil y de moda anda absolutamente parado y no sé cómo vamos a levantar», confiesa– como por las políticas comerciales de grandes franquicias: «Toman las decisiones de repliegue rápidamente y no tienen ningún problema en quitarse de encima los establecimientos de menor rentabilidad para intentar expandirse luego otra vez. Todos sabemos que no habrá ningún problema en que ese local volverá a ser ocupado otra vez y ya sabemos hasta el perfil de su nuevo inquilino».

Por el contrario, Jorge Aio, gerente de BilbaoCentro, se muestra convencido de que este nuevo cierre obligará a reajustar los alquileres en la ciudad y a alcanzar un acuerdo entre propietarios e inquilinos. «Las rentas tienen que bajar», subraya. Pese a que el mercado traslada «una situación compleja» de cara a los próximos meses, Aio urge un «decidido apoyo institucional» para mantener los negocios locales y «atraer marcas de fuera que aporten calidad. Las viejas políticas ya no valen. Hay que crear una nueva oferta que pasa por salir fuera a atraer marcas de prestigio e implementar la oferta de calidad que siempre ha habido aquí», enfatiza.