«A Jon Rahm le hace diferente su corazón»

Un par de lustros separan al chaval que jugaba al fútbol de portero en Barrika, y que se enfurruñaba cuando encajaba un gol, del universitario que subió y bajó las gradas de un estadio de Arizona castigado por su entrenador, Tim Mickelson. De madrugada, en solitario y hasta la extenuación... Esa era la forma de templar un espíritu ganador, de encauzar las ansias de victoria de un mozo de 1,88 de estatura que estudiaba Comunicación en la universidad Arizona State y tenía unas condiciones portentosas para el golf. Buen físico, golpe de salida potente y una técnica notable en todas las facetas del juego sin llegar a ser el número 1 en una en concreto. «Pero lo que le hace diferente del resto de jugadores es lo que no vemos. Es su corazón», asegura Ignacio Gervás, director deportivo de la Federación Española de Golf.

¿Quién es Jon Rahm, 22 años, de Barrika? Es así como quiere que lo presenten cuando sale a competir en Estados Unidos. En su primera temporada completa como profesional -el año pasado disputó siete torneos acaba de ganar su primer gran título de la PGA. El Farmers Insurance de San Diego es un trofeo que, entre los golfistas españoles, sólo han llevado a sus vitrinas el añorado Severiano Ballesteros, José María Olazábal y Sergio García. Este fin de semana se lo entregó a Jon un paracaidista de los Navy Seal que se posó el escenario de la competición, Torrey Pine.

Todo muy americano, incluida una bolsa de 1,2 millones de dólares (1,12 millones de euros). Su primer millón de una sola vez. La pregunta obligada en estos casos es: ¿cómo lo ganó? La respuesta es sencilla: con audacia. «Esa tremenda seguridad en sí mismo», recalca Ignacio Gervás, que conoció a Rahm de los tiempos que pasó en la residencia Blume para deportistas de élite.