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Una decena de viejos pabellones industriales de Bilbao se convertirán en viviendas
Las operaciones, que algunas llevan a la espera de la licencia de obras hasta tres años, permitirán levantar medio millar de pisos
La apertura del Guggenheim, la recuperación de la Ría o la llegada del metro transformó por completo la fisionomía de Bilbao. La capital vizcaína ha ... conseguido en tres décadas mudar su piel industrial y convertirse en una ciudad de servicios y atractiva no solo para los vecinos, sino para los miles de turistas que la visitan cada año. Pero pese a su metamorfosis urbana, en Bilbao aún emerge un legado industrial, reflejado en antiguas fábricas o naves, al que el Ayuntamiento quiere dar una nueva vida.
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La crisis de acceso a la vivienda, unida a la falta de suelo para construir, ha llevado a las administraciones públicas a idear fórmulas que permitan hacer crecer las ciudades desde dentro.Desde lo que ya está edificado. Un ejemplo de ello es la transformación de antiguos pabellones industriales en viviendas, una medida recogida en el plan urbanístico de Bilbao, aprobado en 2022.
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Lo que el Ayuntamiento quiere con esto es aumentar la oferta de pisos disponibles reformando antiguas naves, talleres o fábricas en hogares, sobre todo en un momento en el que la vivienda se ha convertido en una de las grandes preocupaciones de los jóvenes. Lo que no es tan fácil, asegura Asier Abaunza, concejal de Planificación Urbana, Proyectos Estratégicos y Espacio Público en el Consistorio, es poner de acuerdo a los titulares de un pabellón que tenga multipropiedad para su conversión. El PGOU «plantea ampliar la ciudad sobre el suelo construido» con «operaciones de cirugía urbana» que permitan incrementar el número de viviendas de la villa, defiende el responsable.
La normativa, explica el edil, permite avanzar en un desarrollo urbanístico «si al menos el 50% de los propietarios» está de acuerdo, algo que no siempre ocurre. «El PGOU contempla la reparcelación de estos ámbitos, que recoge pabellones abandonados, pero también lonjas o naves que aún mantienen una o varias actividades y que se deberían indemnizar», sostiene el concejal del área.
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Aunque la medida lleva encima de la mesa algunos años, cada vez son más los promotores que se interesan por dar un uso residencial a estas naves. Los trabajos para convertir un antiguo edificio industrial de la calle Andrés Isasi en un bloque de viviendas ya se han terminado y a día de hoy son una decena los pabellones que han solicitado la licencia de obras para ejecutar los trabajos de rehabilitación. Algunos ya la tienen y otros, están a la espera.
La promoción de todos ellos, la mayoría situados en el distrito de Rekalde, permitirá incrementar el parque residencial en 550 nuevos pisos. «El soterramiento de las vías de Feve ha reactivado el interés de los propietarios de estos edificios para reformarlos al considerar las operaciones atractivas», defiende Abaunza, quien afirma que en el distrito existen un total de 26 subámbitos –cada subámbito tiene al menos un pabellón– que podrían ser transformados y de los que se sacarían 1.300 pisos. Además de en Rekalde, en Basurto la reforma de edificios industriales posibilitarían levantar 190 hogares y en Deusto, 65. A estos proyectos se suman los planes especiales que podrían ser ejecutados de forma paralela y que obligarían a las constructoras a que el 40% de la promoción sea VPO.
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Las fases de desarrollo de los diez pabellones que han solicitado la licencia de obras es dispar. En siete de ellos, los proyectos están terminados, pero el Ayuntamiento aún no ha otorgado el permiso para ejecutarlos. Algunos, de hecho, llevan hasta tres años pendientes de recibir el plácet. A la espera de que los trámites administrativos se minimicen, algo que ha solicitado el sector de la construcción en innumerables ocasiones, fuentes municipales aseguran que «este tipo de proyectos llevan su tiempo». Añaden que los plazos «computan desde que se aporta la documentación» y matizan que «raramente los proyectos que se entregan están completos». «Se requieren subsanaciones o correcciones de deficiencias», aseguran.
Edificios protegidos
El proceso de conversión de los pabellones es diferente en cada caso. Algunas promotoras, una vez obtenido el visto bueno de la administración, abogan por derribar el antiguo edificio para levantar uno nuevo. Pero en otros casos, esa fórmula resulta imposible porque los edificios están protegidos, lo que permite a las empresas transformar su uso, pero obligándolas a mantener la estructura intacta. Es lo que ocurre en un pabellón situado en el número 12 de la calle Eskurtze, promovido por la empresa Neinor. Una vez que reciba la licencia correspondiente, solicitada en 2022, la promotora deberá conservar la fachada del edificio en su propuesta. El proyecto, aprobado por la Comisión de Patrimonio del Ayuntamiento, contempla la edificación de 74 pisos libres de una, dos y tres habitaciones. Vivir en el transformado pabellón costará de 259.000 a 547.500 euros.
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No es el único caso. En el número 3 de la calle Moncada la constructora también deberá mantener la estructura del edificio sin cambios. El proyecto tendrá que desarrollarse, además, con la complejidad de tener un supermercado en la planta baja en funcionamiento. No son casos aislados. Este mismo año se solicitó permiso para arrancar los trabajos de reforma de otro pabellón en Padre Larramendi, donde se alzarán 28 pisos.
Usos terciarios
Aunque en plena crisis de la vivienda la apuesta es ampliar la oferta actual, no todas las naves serán residenciales en el futuro. En algunos, el Ayuntamiento ha optado por mantener su uso terciario. Es el caso de los pabellones situados en la calle Morgan, en el barrio de Deusto. Abaunza defiende que las lonjas están «frente al futuro parque tecnológico de la isla de Zorrozaurre», lo que podría suscitar el interés de empresas para instalarse en los mismos.
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