David Coverdale vuelve a casa
Whitesnake publica un disco con versiones de Deep Purple, con las que el cantante rinde tributo a la banda que le lanzó a la fama
Miguel Pérez
Sábado, 25 de abril 2015, 00:09
Los hermanos se reencuentran, por fin. Un proyecto largamente acariciado, y deseado por la comunidad hard, tomará forma en un par de semanas con la publicación internacional de 'The Purple Album', con el que Whitesnake rinde homenaje a lo que en su momento pudo entenderse como su código fuente, los legendarios Deep Purple. El álbum incluye versiones de trece canciones (quince en la edición deluxe) extraidas de los discos 'Burn', 'Stormbringer' y 'Come Taste the Band', grabados por el grupo británico en la época de vocalista de David Coverdale, a la sazón veterano frontman de la serpiente blanca.
En honor al detalle, cabe decir que, más allá de Whitesnake, 'The Purple Album' es un proyecto personal del propio Coverdale, que formó parte de la tercera alineación de Deep Purple, la conocida MK III, y militó en sus filas entre 1973 y 1976, junto a Ritchie Blackmore (quien dejaría el grupo en la primavera del 75 para formar el embrión de Rainbow, siendo sustituido por Tommy Bolin), Jon Lord, Ian Paice y Glenn Hughes. La llegada de Coverdale a la banda fue fruto de una auténtica carambola, ya que la idea original de Blackmore era reemplazar a los ausentes Ian Gillian y Roger Glover por Paul Rodgers y Glenn Hughes. Sin embargo, el líder de Free declinó la oferta dejando la puerta abierta al jovencísimo Coverdale, que por aquel entonces trabajaba en una tienda como vendedor de camisas y había hecho llegar al mánager del grupo una maqueta con varias canciones.
Blackmore encontró en él a la garganta perfecta de la MK III, secundado como segunda voz por Hughes, aunque el idilio no duraría más de tres años como consecuencia de la clásica guerra de egos, una convivencia complicada (estamos en los 70, cuando las giras en el rock duro eran como centrales nucleares) y la disparidad de criterios en la orientación sonora del grupo. Blackmore, genial como músico, tenía en aquellos años una manera peculiar de entender el circo del hard rock. Acostumbraba a buscar castillos antiguos por la campiña británica para grabar (en una ocasión estuvieron a punto de salir de muy malas maneras de uno de ellos tras desencadenar las iras de los vecinos colgando durante toda una noche de ensayos unos altavoces en el exterior de una torre) y a evitar la competencia en los festivales mediante el simple sistema del cerillazo: en dos ocasiones quemó el equipo de sonido al término de la actuación de los Purple por el mero hecho de que los organizadores habrían decidido que el broche de oro lo pusieran, después de ellos, Yes y Emerson, Lake & Palmer.
Una deuda con su antigua banda
Aunque las malas lenguas deslizan que 'The Purple Album' tiene bastante que ver con una operación comercial cuatro años después de que Whitesnake editara 'Forevermore', Coverdale ha confesado que se trata de un ejercicio nostálgico y del deseo de cumplir una deuda personal con su antigua banda, la que le lanzó a la fama. De hecho, si fuera un único intento de aprovechar los indudables réditos del repertorio inmortal de Deep Purple, Coverdale sabe que estaría corriendo un alto riesgo: en caso de 'pinchar' en las versiones con su remozada serpiente blanca podría pasar rápidamente del pedestal de la leyenda al más horroroso de los bochornos ante el muy exigente público del hard. Y no hay que olvidar que, para muchos, Whitesnake siempre ha sido una especie de hermano menor de Deep Purple. De momento, lo que ha traslucido no suena mal, aunque las guitarras de Reb Beach y Joel Hoekstra, el bajo de Michael Devin y la batería de Tommy Aldrige no lleguen al salvajismo y la rotundidad de los originales. Claro que, a día de hoy, nadie ha superado en visceralidad a aquellos Purple que se ufanaban de viajar con el sistema de audio más atronador que jamás nadie había conocido.
El álbum recoge el especial sonido que la MK III introdujo en los tres discos que llegó a publicar. Una batidora de estilos e influencias que alumbró unas canciones únicas. En él se mezclaba la formación clasicista de Jon Lord, el barroquismo muy del gusto de Blackmore y el funk y el blues al que derivaban Coverdale y Hughes. En vísperas de la salida al mercado de 'The Purple Albu', el cantante ha recordado que este disco es el resultado de dos años de trabajo, a raíz de que la muerte de Jon Lord en 2012 le llevara a reflexionar sobre la relatividad de las disputas que antaño hubo en el seno de la formación. De hecho, Coverdale contactó con Blackmore para sacar entre ambos esta colección de canciones, aunque al final no pudo ser. El líder de Whitesnake, en cualquier modo, dice sentirse satisfecho y con una deuda cumplida: "Es mi modo de agradecer a Deep Purple la oportunidad que me dieron hace 40 años. Con ellos me embarque en una increíble aventura que continúa hasta hoy". Y que siga por muchos años