La cara bohemia del casco viejo de Bermeo
Un taller de arte floral, un estudio de meditación y una tienda de enmarcación entre los negocios que dan un soplo de vida a la zona histórica de la villa
Iratxe Astui
Miércoles, 25 de enero 2023, 16:21
Emprender un nuevo negocio nunca fue fácil. Al consabido riesgo de si la idea resultará rentable a largo plazo se suman las dudas en cuanto a la elección de su emplazamiento. «Nunca sabes si vas a acertar con el sitio. No te queda otra que arriesgar y probarlo», señala Izaro González de Audikana, que en julio del pasado año se lanzó a abrir su taller de arte floral, en pleno corazón del Casco Viejo de Bermeo. «El sitio me atrapó, a pesar de que dicen que esta parte del pueblo está de capa caída», explica la propietaria de D'Audikana.
Su negocio es uno de los quince que se han animado a levantar la persiana en locales que desde hacía años se encontraban vacíos en la zona histórica del municipio. Entre las nuevas actividades que se han decantado por emplazarse en los intramuros del pueblo figuran también dos centros de estética de uñas, una tienda de alimentación africana, dos centros de yoga y meditación, una barbería y un espacio para el autolavado de mascotas, entre otros. Todos ellos se han acogido al programa de ayudas municipales 'Lokalbide', que facilita el emprendimiento comercial en la parte vieja de Bermeo.
Los vecinos mantienen, sin embargo, que la zona histórica de la villa «vive sus horas más bajas». El Casco Viejo, uno de los más grandes de Bizkaia, se ha convertido en los últimos tiempos en un espacio «bastante cambiante», por su población envejecida y la aparición de comunidades de inmigrantes flotante. «Pero localizarnos aquí aporta un carácter bohemio a nuestros negocios. Nuestras pequeñas tiendas tienen una esencia especial de la que carecen el resto», matiza Joseba Elorriaga.
A este pintor y fotógrafo también le atrapó la idea de montar su tienda de enmarcaciones en el Casco Viejo «por su informalidad; tiene otro 'puntillo», afirma desde que puso en marcha hace más de dos décadas en la calle Erremedio, «Ahora me rodeo de un zapatero, una diseñadora del textil y una tienda de tés con pastelería artesana. De alguna manera, hemos convertido este rincón en el de los artesanos», se felicita.
Fuga de jóvenes
Elorriaga reconoce, sin embargo, que para mantener un comercio de su estilo en la parte vieja «a veces tengo dificultades, pero el turismo me ha ayudado bastante a salir adelante con la venta de mis creaciones». Desearía, por otro lado, «que pudiéramos sacar nuestros artículos a la calle, a la manera que se hace en otros casco antiguos europeos».
Los bermeotarras residentes en el casco histórico de la villa confían también, por su parte, en que la tímida entrada de nuevos negocios en las calles medievales del municipio marinero traiga consigo el resurgimiento económico que atesoró en otros tiempos el área histórica.
«Los más jóvenes no quieren saber nada de esto; prefieren mudarse a la nueva zona residencial de San Martin, donde encuentran más comodidades para vivir», lamentan en un antiguo edificio de vecinos que ofrece vistas al mar en el balcón de Baztarre.
Este hecho, precisamente, es una de las razones que ha provocado el cierre paulatino de muchos de los establecimientos históricos que atesoraba la zona, aunque, de momento, solo una de la quincena de actividades que han abierto sus puertas en los dos últimos años en el casco viejo de Bermeo ha optado por vaciar su escaparate. «Ahora nos llega la hora de la verdad para comprobar si resistimos porque, a partir de los dos años de actividad, se nos acaban las ayudas», matiza Nuria Martínez Brunet. «Para mí, esta localización es maravillosa y privilegiada», sostiene desde su centro de meditación Hara en la calle Bidebarrieta.