Izaro, una isla rica en leyendas e historia que visitaron tres reyes
Acogió un convento franciscano durante 300 años y la reina Isabel la Católica mandó construir una escalinata para facilitar el acceso
Mirari Artime
Martes, 22 de julio 2025, 17:16
La isla de Izaro, situada frente a la desembocadura de la ría de Mundaka, en pleno corazón de Urdaibai, tiene una rica historia de leyendas de las que algunas no se han podido certificar entre las que destaca la que relata que en el siglo XVI la saquearon soldados que iban en una flota de 14 navíos comandada por el pirata Sir Francis Drake, causándole graves daños al convento franciscano que existía en la explanada superior del islote que tiene forma triangular.
Expertos en la materia coinciden en que no resulta probado que el conocido corsario navegase por esas aguas en esas fechas y apuntan a que Izaro fuera saqueada por corsarios hugonotes franceses, muy habituales en el mar Cantábrico en aquella época.
Bermeo donó en 1422 las tierras de Izaro a los franciscanos que fundaron un convento capitaneados por Martín de Arteaga. Cuentan que comían lo que daba la isla y sus gaviotas, y cuando no tenían suficiente levantaban una bandera blanca para que los vecinos de la villa marinera acudiesen a ayudarles.
Su situación de aislamiento hizo que adquiriera fama y fuera visitado por tres reyes: Enrique IV de Castilla (1457), Fernando el Católico (1476) e Isabel La Católica (1483). Todos otorgaron al convento diversas gracias y favores, como la escalinata, de piedra caliza, de 256 peldaños que la reina Isabel mandó construir desde el mar hasta la entrada de la iglesia y del que aún hoy en día se conservan algunos restos.
Guerras Napoleónicas
El 17 de agosto de 1719, tras cerca de 300 años en la isla y ante los peligros venidos de la mar y el aislamiento casi de semanas debido a los temporales marítimos la comunidad religiosa decidió trasladarse a Forua.
Una vez derruido el convento se alzó una ermita dedicada a Santa María Magdalena, de la que ya únicamente restan derrumbadas paredes. En 1813, esta isla también se usó como almacén de munición y abastos durante las Guerras Napoleónicas, así como pontón de prisioneros –barcos antiguos adaptados que se utilizaban cárceles–.
En el siglo XIX algunos pastores acudían a la isla para alimentar a su rebaño de ovejas. En la actualidad, aislada del trasiego humano, tras la prohibición del patronato de la Reserva de la Biosfera, Izaro es el reino de las gaviotas.
Entre las leyendas que los historiadores no han podido documentar y de la que no hay constancia alguna en ningún archivo municipal sobresale la de que Bermeo ganó la isla con una regata de traineras disputada a Mundaka, con el pueblo de Elantxobe como árbitro.