Patrimonio blinda Gaztelugatxe con la máxima protección como Bien Cultural

El decreto aprobado en Consejo de Gobierno esta semana define dos zonas de protección. Por un lado, distingue la zona monumental, «que más valor tiene» de San Juan de Gaztelugatxe, mientras que por la otra distingue «la parte que rodea y protege a la ermita» enclavada en lo alto del promontorio conectada a tierra. «El conjunto declarado como bien cultural incluye la isla, el puente, el ensanche existente para acceder al mismo y el entorno marítimo y terrestre que contextualiza el conjunto, incluidas las campas de Urizar», enumeran desde el departamento de Cultura y Política Lingüística del Gobierno vasco.

La categoría de protección, sin embargo, no alcanza al faro Matxitxako, ni a la antigua señal reconvertida en mirador para el avistamiento de aves y marinas y cetáceos, ni tampoco a la casa del atalayero, tal y como reivindicaban tanto la plataforma ciudadana SOS Gaztelugatxe como el Ayuntamiento de Bermeo. La dirección de Patrimonio ha descartado incluir esos elementos, así como el merendero de Lurgorri, dentro de la declaración de Bien Cultural de Gaztelugatxe, «porque son lugares que competen a Costas y, además, están lejos de encontrarse dentro del ámbito relacionado con San Juan de Gaztelugatxe», explicó el director del departamento vasco responsable, Mikel Aizpuru.

Por el contrario, bajo el paraguas protector correspondiente al apartado dedicado al patrimonio inmaterial de Gaztelugatxe, sí entran «la entronización submarina de la Virgen de Begoña y las fiestas y peregrinaciones a la ermita y su entorno marítimo terrestre», que tiene lugar en festividades como el día de San Juan Bautista (24 de junio). El decreto aprobado especifica que la singularidad de Gaztelugatxe radica «en la simbiosis entre su arquitectura, el paisaje natural del enclave y su tradición religiosa», subrayan, asimismo.

En la actualidad, San Juan de Gaztelugatxe se encuentra cerrado a los visitantes, después de que desde el pasado mes de enero se registraran serios y continuados derrumbes de tierra en la zona. La Diputación Foral de Bizkaia adoptó esta decisión con el objeto de garantizar la seguridad de las personas que visiten el enclave. Asimismo, mantiene interrumpido el funcionamiento de la plataforma digital, a través de la que se expiden los pases para realizar las visitas al templo.

Desde que una gran lengua de barro taponase la vía, un equipo técnico trabaja en el diagnóstico del problema por lo que la Administración foral se encuentra ahora a la espera de obtener «una valoración detallada de las afecciones y hasta dónde alcanza la inestabilidad del terreno», apuntaron desde la Diputación, antes de decidir la fecha de reapertura. Aunque todavía es pronto para saberlo, esta situación podría poner e peligrar la campaña turítica de verano en el enclave, uno de los grandes atractivos de la costa vizcaína.