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Iratxe Astui
Mundaka
Jueves, 15 de mayo 2025
La fractura en el equipo de Gobierno de Mundaka, tras el anuncio de la plataforma ciudadana Herritar Alternatiba (HA) de romper su alianza con EH ... Bildu, ha devuelto la inestabilidad a la política local. No es la primera vez que el Ayuntamiento de la anteiglesia costera se ve sacudido por una crisis. En la legislatura 2019-2021, Mikel Bilbao, entonces alcalde como independiente en las listas del PNV, fue destituido por su propio grupo mediante una moción de censura. A raíz de aquello, impulsó la creación Herritar Alternatiba, la formación que en las últimas elecciones pactó con EH Bildu para arrebatar el bastón de mando a los nacionalistas. El inesperado anuncio de su salida del Gobierno local, en el transcurso del pleno celebrado el pasado miércoles, deja ahora a sus socios en clara minoría con tres concejales frente a los cuatro del PNV y los dos de la plataforma, que ahora pasan a la oposición.
En las calles de Mundaka, la política local parece tener un pulso propio. Ayer, la mañana transcurría con normalidad entre cafés, saludos entre vecinos y la lectura del periódico en el bar de turno. Otros que habían seguido la noticia mostraron su «hartazgo» ante la ruptura del equipo municipal. «Es lamentable. Este tipo de broncas siempre repercuten en el pueblo», comentaba Maite, que prefirió no dar su apellido. «Lo que tienen que hacer es trabajar juntos por Mundaka, que para eso se les ha votado», se quejaba a las puertas de un supermercado.
Luis Revillado, otro vecino, optó por una lectura más resignada del «terremoto político» y dijo que «cuando dos personas no se arreglan, mejor separarse. Como en los matrimonios», zanjó. Unas calles más abajo, en el céntrico bar Ibarralde, próximo al Ayuntamiento, la conversación giraba, sin embargo, en torno a Mikel Bilbao, portavoz de Herritar Alternatiba. «Ya tuvo follón con el partido que le puso de alcalde y ahora con EH Bildu. Al final estas movidas van a beneficiar al PNV, que volverá a cargarse de fuerza y recuperar la Alcaldía», comentaba un cliente. «Aquí nos conoceos todos y ya sabemos cómo va la movida», deslizaba el mismo.
La joven Aroa Domínguez fue más crítica. «Esto es un cachondeo. Cada uno mira su culo y al final el que pierde es el pueblo». «Dicen que quieren hacer partícipe a la gente, pero tampoco es cierto. Hasta para preparar las fiestas discutían los partidos», aseguraba. La política municipal se percibía ayer en Mundaka como «un lío que tienen entre ellos, porque los del pueblo, con nuestros más y nuestros menos, nos llevamos bien al margen de la ideología que defienda cada uno». «Aquí todo el mundo quiere sentarse y mandar desde el trono. Eso es lo que pasa», afirmaban en otro corrillo. Claro que no todos estaban en la onda. «No sé ni de qué me hablas, porque me importa muy poco la política», reconocía sin rodeos uno que volvía a casa tras comprar el pan.
Desde la formación de la alcaldesa Sorne Rubio (EH Bildu) atribuyen la ruptura a «un giro injustificado» por parte de sus hasta ahora socios, a los que acusan de haber adoptado en los últimos tiempos «actitudes distantes» y de haber mostrado «falta de lealtad» hacia el acuerdo de Gobierno. Aun así, en la formación abertzale se muestran «dispuestos a continuar con nuestra labor desde la minoría».
Desde el PNV, por su parte, recuerdan que el pacto entre EH Bildu y la plataforma ciudadana «dejó fuera al PNV, que fuimos la fuerza más votada en 2023», y consideran que la ruptura supone «una mala noticia» para el pueblo. En cuanto a Herritar Alternatiba, su portavoz, Mikel Bilbao, defiende que su salida del equipo de Gobierno ha sido consecuencia de «un grave deterioro democrático».
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