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Lo de Adolfo Ramírez Escudero (Bilbao, 1972) es un caso paradigmático de no retención de talento. «Tomatero» de Deusto, licenciado en La Comercial, se fue ... a Londres y luego a Madrid, donde ha formado una familia y se ha asentado. Ahora es presidente para España, Portugal y América Latina de CBRE, compañía norteamericana que es referente planetario en gestión inmobiliaria. «Somos 130.000 personas en todo el mundo con 38.000 millones de dólares en capitalización», apunta. Ha regresado a Bilbao con motivo del congreso World Built Environment European Summit, que ayer inauguró el alcalde Juan Mari Aburto en Azkuna Zentroa y que reunió a 300 profesionales del sector inmobiliario. ¿De qué va todo esto? Lo que hace la empresa de Ramírez Escudero va desde poner en contacto a inversores con posibles oportunidades de negocio en todo el mundo, hasta hacer estudios de viabilidad, encontrar financiación y gestionar proyectos. También llevan el mantenimiento de British Museum y la gestión de la Torre Iberdrola.
- ¿Es Bilbao una ciudad atractiva para invertir?
- Sí. Las ciudades son también productos, tienen que venderse, tener una historia, un plan... Y Bilbao lo tiene. El Guggenheim sirve como faro para descubrir una ciudad que ha sabido transformarse a un modelo de servicios y que tiene una industria actualizada, con equilibrio entre sectores productivos. Además, está bien comunicada, aunque lo estaría mejor con AVE. Eso sí, también tiene retos importantes como el envejecimiento de la población y la atracción de talento.
- Para ambas cosas, para que los jóvenes tengan niños, o para que quieran venirse a vivir aquí, hace falta que la vivienda tenga precios razonables. Si llegan más inversores inmobiliarios, ¿contribuirán a bajarlos o a que se disparen aún más?
- En economía hay una ley muy simple, todo es oferta y demanda. Si hay mucha demanda y poca oferta los precios suben. Que la gente esté interesada en invertir en un sitio favorece las políticas de oferta, y eso hace que los precios se mantengan a su nivel competitivo. Si no tienes esa posibilidad solo puedes actuar regulando, prohibiendo y limitando los precios, pero todos sabemos que esto genera problemas de mercados negros, escasez... Mi opinión es que estas cosas se solucionan mejor por la vía de desarrollar más vivienda. Eso requiere esfuerzo del sector privado y público, que también debe regular para que haya vivienda asequible. La buena noticia es que hay dinero para financiar todo eso.
- ¿Reduce el interés de los inversores que en zonas como Zorrozaurre la mitad de las promociones proyectadas tenga algún tipo de protección?
- No necesariamente. El inversor lo que necesita es entender el retorno de sus inversiones. Lo bueno de la vivienda protegida es que tiene una demanda alta. Además, es interesante que en los desarrollos haya mezcla, que haya vivienda libre y protegida, que haya actividad productiva y centros docentes... Esto es lo que también hace atractivo el plan de Zorrozaurre.
- ¿Qué interesa más a los inversores, el suelo residencial o el productivo?
- El mundo de la inversión inmobiliaria se apoya en tres ejes. El primero es el de la vivienda, y todas las metrópolis tienen carencias en este sentido. Tras la crisis, durante diez años, apenas se han hecho casas, pero la gente necesita sitios donde vivir. Así que hay un déficit que hace este sector atractivo. En segundo lugar están las infraestructuras digitales, los data centers. La nube no es una nube, necesita de maquinaria en tierra, centros de operaciones, y el País Vasco tiene la ventaja estratégica de que llegan dos grandes cables submarinos a su costa.
- ¿Y el tercer eje?
- La revolución logística que conlleva el comercio electrónico. Hay más demanda de espacios para naves y puntos de almacenamiento.
- ¿Con quién está compitiendo Bilbao en este mercado?
- Es una ciudad de tamaño medio y por el tipo de producto compite con Burdeos, Toulouse, Valencia o Málaga. Son todos lugares para inversores que no quieren centrarse en Madrid o Barcelona, que son las que ofrecen masa crítica, por ejemplo, para oficinas. Para otros productos, como centros comerciales y hoteles, el atractivo de cada caso es diferente.
- Dicen que el cambio climático está afectando a su negocio. ¿Cómo lo hace?
- Un ejemplo: en Florida las primas de seguro se han disparado por las incidencias climáticas, que también afectan a las decisiones de compra.
- Lo mismo que asusta comprar en sitios donde cada vez hay más huracanes, lugares con climas más benignos se vuelven atractivos. ¿Estamos en uno de esos lugares?
- Hay gente que está comprando casas en el norte de España porque en el sur hace demasiado calor y además aquí ya no llueve tanto. Es posible que el turismo se desplace al Cantábrico. En Bilbao se nota que cada vez hay más hoteles, y les va bien. Además, todo esto es algo que también afecta a las decisiones de ubicación de empresas porque pierden atractivo lugares que se convierten en semidesérticos. El cambio climático no es nada nuevo, pero este es el que nos ha tocado a nosotros.
- Dice que el sector de la inversión inmobiliaria debe aportar también en términos de sosteniblidad. ¿Cómo?
- Que los desarrollos no perjudiquen al planeta. Intentar utilizar materiales reciclables, fomentar una economía circular, que los consumos de los sistema de climatización sean contenidos... Cuando haces un edificio es para que esté ahí durante décadas, así que el impacto de hacer bien o mal las cosas es clave. Nuestro sector va desde el suelo y su gestión hasta la gestión de los edificios construidos.
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Silvia Cantera, David Olabarri y Gabriel Cuesta
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