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Una mujer pasa frente a la obra de la quinta torre de Garellano. Ignacio Pérez

La constructora de la torre paralizada de Garellano abandona finalmente la obra

Los promotores estudian ya cuatro ofertas que tienen sobre la mesa para rematar el que será el rascacielos residencial más alto de Euskadi

Martes, 4 de abril 2023, 01:10

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Los promotores de la quinta torre de Garellano, cuya construcción se paralizó a principios de febrero, recuperaron ayer el control sobre la obra. Construcciones Urrutia, la firma que había detenido los trabajos ante la imposibilidad de acabar el edificio con el presupuesto inicialmente previsto, abandonó de manera formal el tajo y devolvió el dominio del solar a los cooperativistas. La hoja de ruta de los futuros propietarios pasa ahora por cerrar un acuerdo con una nueva compañía que remate el que será el rascacielos residencial más alto de Euskadi (119 metros y 36 pisos).

La prioridad es encontrar un nuevo constructor que sea «fiable» y «solvente». Que se sienta capaz de acabar la estructura, que está en la altura 18, y acondicionar por dentro los 166 pisos proyectados. Y que, además, todo lo haga al mejor precio posible y en un plazo razonable. Porque parece que los compradores tendrán que aportar algo más de dinero de lo esperado y es muy probable que la entrega de llaves, que estaba prevista para el verano de 2024, también se retrase. Algunas fuentes apuntan a que los promotores tienen ya cuatro ofertas sobre la mesa. La decisión, no obstante, parece que no se tomará hasta que pasen las vacaciones de Semana Santa. Esto no quita para que los gestores sigan trabajando en perfilar la alternativa a Construcciones Urrutia.

La empresa alavesa entró en este proyecto en diciembre de 2021, después de haber sido adquirida por el Grupo Urbas. Firmó un contrato llave en mano con los cooperativistas. El acuerdo estipulaba que habría un pago de 36 millones de euros para levantar el esqueleto de hormigón, tabicar, colocar todos los servicios y rematar los interiores. El precio era cerrado, según las fuentes consultadas. Al parecer hubo más ofrecimientos y más baratos pero los promotores se decantaron por una opción que blindara el proyecto frente a problemas que ya había entonces, como la pandemia.

Por este motivo, hace dos meses, los futuros propietarios se negaron en redondo a entregar más dinero del estipulado (los pisos se han comprado por entre 300.000 y el millón de euros de uno de los áticos). Entendían que Urrutia tenía que responder ante lo firmado. La constructora alavesa pidió 4,5 millones de euros adicionales (unos 30.000 euros de media por inmueble) para reanudar los trabajos, así como entre siete y ocho meses de plazo extra. La empresa alegó que, desde la firma del contrato, los precios en el sector de la construcción se habían «disparado de una forma que no tiene precedentes».

En este contexto, los cooperativistas temían que la compañía 'secuestrara' la obra. Es decir, que se negara a abandonar el lugar, alegando que quería cumplir el contrato. Esto habría supuesto una losa para la iniciativa. Paralizar una obra de este calado durante unas semanas ya es algo muy gravoso, y resulta ruinoso si el plazo de abandono se alarga 'sine die'. Hace dos semanas, Urrutia movió ficha y, tal y como adelantó este periódico, comenzó a desmontar parte del entramado de andamios. Ayer, esta retirada se confirmó de manera oficial.

Los cooperativistas son hoy más optimistas que ayer, aunque saben que por delante siguen teniendo una difícil tarea para intentar cuadrar cuentas, plazos y que la torre, diseñada por el prestigioso arquitecto Richard Rogers, no genere un sobrecoste demasiado elevado y se alce para dominar el 'skyline' de esta puerta de entrada a Bilbao.

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