El Consorcio repara una vieja tubería submarina para abastecer a las dos márgenes en una urgencia
Fue construida hace 50 años entre Getxo y Portugalete bajo el Puente Colgante y solucionar su corrosión costará un millon de euros
pello zupiria
Lunes, 16 de septiembre 2019, 00:25
Una de las primeras obras que se realizaron para conectar el suministro de agua potable de las márgenes izquierda y derecha de la ría fue ... la construcción e instalación de una tubería de acero de 630 milímetros de diámetro y 160 metros de longitud bajo las aguas del Nervión. Une los depósitos de las dos orillas a pocos metros del Puente Colgante. Los trabajos del denominado 'Proyecto de conducción forzada Portugalete-Las Arenas de abastecimiento de agua a la comarca del Gran Bilbao' finalizaron en junio de 1971 y estuvo en manos del Ministerio de Obras Públicas. La colocación en el fondo del Nervión se hizo mediante un dragado, y en su época supuso una de las obras más importantes, dado que el sistema de abastecimiento de agua potable a los hogares vizcaínos nada tenía que ver con el de hoy en día. Asimismo, los responsables quisieron matar dos pájaros de un tiro y construyeron el depósito de Gaztelueta y la conducción que une este al de Portugalete en La Florida: una tubería de 1.862 metros.
Hoy, cincuenta años después, la función de esa tubería no es provisionar la zona del Gran Bilbao, sino que, en caso de emergencia, sirva de alternativa. El sistema que abastece a ese área es la del Zadorra, que tras pasar por la potabilizadora de Venta Alta, en Arrigorriaga, se divide en dos redes principales: una para la margen izquierda y otra para la derecha.
Con el subfluvial se garantizaría el abastecimiento en caso de que hubiese obras o averías en cualquiera de esas redes. El problema es que en estos momentos el conducto está corroído y lleno de agujeros, por lo que el Consorcio de Aguas de Bilbao Bizkaia pretende rehabilitarlo. «Lleva cincuenta años bajo la ría y debido al óxido se han producido roturas de poro pequeño que han ido creciendo. La tubería está llena de agua de mar y no se puede contar con ella hasta que se arregle», explica Ángela Ríos, directora del proyecto y subdirectora de Proyectos y Obras de Abastecimiento del Consorcio.
Seis meses
La última vez que esta conducción se utilizó fue en agosto de 2016 y para que vuelva a prestar su servicio el Consorcio tiene previsto comenzar la reparación a finales de este año. Calcula que el plazo de ejecución será de seis meses. El arreglo, en sí, es fácil y, según Ríos, será cosa de una semana. Los agujeros se taparán mediante un encamisado interior, lo suficientemente resistente para soportar la presión del agua. «Lo que se va a introducir es como un calcetín de fibra de vidrio y resina que con agua caliente a presión cogerá la forma del tubo y, al secarlo, lo cubrirá por completo», detalla la directora. La obra supondrá 1.021.917 euros.
La fase más complicada será la excavación de dos pozos para encontrar el acceso a las conexiones en cada orilla de la ría. En la izquierda estará a la altura del Ayuntamiento de Portugalete. Según precisa Ríos, «hay que romper todo el hormigón del muelle en el que está la tubería y crear una boca de acceso para introducir la manga». Una vez reparado y dado el visto bueno a su puesta en servicio, «se realizarán las reposiciones necesarias para dejar las zonas ocupadas en ambas márgenes en idéntica situación a la que se encontraban antes de iniciar las obras».
De todos modos, no hay que alarmarse porque este subfluvial haya estado fuera de servicio durante tres años. Según fuentes del Consorcio, se trata de una reparación para que «se pueda asegurar el abastecimiento siempre y reforzar la interconexión entre las redes». No es tampoco la única alternativa para garantizar el suministro de una margen a otra en caso de emergencia. Existe otra tubería que está colgada en el puente Rontegi con el mismo objetivo, por lo que, hoy en día, aseguraría el servicio en caso de avería u obra en cualquiera de las dos redes.
«Hoy sería impensable»
El Gran Bilbao ha crecido mucho desde que se instaló la primera tubería y, para Ríos, «al aumentar la población, el diámetro del tubo se ha quedado pequeño, por lo que lo ideal sería hacer uno de dimensiones más grandes». Pero volver a repetir este proyecto hoy «sería impensable». Cuando se hizo la obra en 1970, la ría era un colector de basura. Recibía a diario 900 toneladas de residuos sólidos procedentes de las explotaciones mineras, 400 de vertidos ácidos, 80 de metales, además de compuestos cianurados o compuestos nitrogenados. Casi 2.000 toneladas de desechos que lo convirtieron en una cloaca sin oxígeno.
Hoy, en cambio, la habitan especies marinas y alberga diferentes ecosistemas, por lo que existe mucha más sensibilidad por parte de la sociedad. Pero Ríos tiene claro que «si la prioridad absoluta fuese el abastecimiento, como entonces, se repetiría algo así». La realidad es que el sistema encargado de llevar agua potable a los hogares de Bizkaia ha cambiado por completo y en la actualidad cuenta con una red primaria de 550 kilómetros.
El Nervión aloja otros tres conductos para su saneamiento
Si bien la tubería que pasa por debajo de la ría a la altura del Puente Colgante está habilitada para el abastecimiento de agua potable, existen otros tres subfluviales a lo largo del Nervión. Se trata de conductos de saneamiento que llevan el agua sucia de una margen a otra en su camino hacia la depuradora de Galindo, en Sestao. La mayoría son de poliéster, plástico duro, a diferencia de los de suministro. «Esos son de acero, el otro material no aguantaría la presión con la que va el agua», explica Ángela Ríos, subdirectora de Proyectos y Obras de Abastecimiento del Consorcio de Aguas Bilbao Bizkaia. La red de saneamiento está más modernizada que la de abastecimiento, dado que, cuando se creó el Consorcio en 1967, «lo prioritario era el suministro de agua a los hogares». «Había muchas restricciones de servicio, y eso sucvedía porque antes no había una gestión», relata.
A diferencia del primer conducto que unió las dos orillas, a los otros se puede acceder. El más curioso es el sifón de Deusto, situado entre el puente y la Universidad. El Consorcio organiza visitas guiadas por el túnel que pasa por debajo de la ría con salida en el Museo de Bellas Artes, en el que se pueden ver la grandes dimensiones de las tuberías que trasladan las aguas residuales de la margen derecha a la depuradora de Galindo.
El complejo de Sestao, también está abierto al público, no así el tunel que lo une con Lamiako, y según Ríos, «es la que más visitas acoge». La otra tubería de saneamiento que cruza la ría está en San Ignacio, y es de hormigón.
La clave
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El tubo se instaló en 1971 como un hito de la red de aguas del Gran Bilbao y se usó por última vez en 2016
La ficha
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Estado. Tras permanecer sumergido durante cinco décadas el acero de la tubería se ha corroído por lo que está llena de agujeros.
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Dificultades. Los trabajos de rehabilitación comenzarán a finales de año y tardarán seis meses. Lo más complicado será la excavación de dos pozos para encontrar los accesos a la conducción existentes en cada lado de la ría, y las posteriores reposiciones para dejar las zonas ocupadas en idéntica situación a la que se encontraban antes de iniciar la obra.
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Presupuesto. El proyecto se encuentra en proceso de licitación. El 5 de septiembre fue la fecha límite para que las empresas presentasen sus ofertas. Las obras costarán 1.021.917 euros.
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