47.000 vecinos de Erandio, Zamudio, Loiu y Mungia se quedan sin agua potable 33 horas

El primer aviso se refería sólo a los municipios de Erandio, Loiu y Zamudio, en los que residen unas 30.000 personas. Este domingo se extendió la recomendación también a Mungia, donde los vecinos habían detectado en algunas zonas puntuales un tono oscuro en el agua. El Ayuntamiento de Derio advirtió a los habitantes de esta población del aviso, aunque dejó claro que el agua allí «no estaba contaminada» y era «apta para el consumo». Otras localidades como Leioa, en el barrio alto de San Bartolomé o Barrika, sufrieron también cortes puntuales, aunque no fueron incluidos como afectados.

Las policías municipales recibieron decenas de llamadas de ciudadanos preocupados por el inquietante color del agua, ya que las líneas telefónicas del Consorcio estaban saturadas y en su página web no había ninguna referencia. La falta de un producto tan básico en las casas desencadenó cierta alarma. Los comunicantes se quejaban de que al tratarse de un fin de semana no iban a poder comprar botellas en los comercios. Había madres de bebés que necesitaban agua para alimentar a sus pequeños, por ejemplo, y también planteaban dudas de si podían usarla una vez hervida, para cocinar o para la ducha. No llegó a cortarse totalmente el suministro porque el agua podía ser utilizada en labores domésticas para la limpieza o la higiene.

Y es que fueron numerosos los vecinos consultados por este diario que, a lo largo de la tarde del sábado, bebieron agua del grifo. «La avería ha afectado de forma desigual a Erandio y a los municipios cercanos. En mi casa, por ejemplo, estuvimos unas horas sin agua. Cuando regresó, salía turbia. Después como si tuviese mucha presión y más tarde ya normal. Yo bebí por la tarde, pero no fue hasta última hora cuando llegó la recomendación de las autoridades», se quejaba una de las afectadas.

Otros muchos acudieron a los comercios a abastecerse del líquido elemento. «En los supermercados de Erandio, a cuenta de esta avería, hubo un desabastecimiento de botellas de agua», añadía Kike Prada.

En los establecimientos hosteleros, la falta de agua apta para el consumo supuso un trastorno, aunque no les impidió mantener la actividad. «Lo que más nos afectó fue el tema del lavavajillas. La cafetera, como tiene filtros propios, pudimos seguir utilizándola. Y para el resto echamos mano del agua embotellada», contaba Javier Monje, de La Bodega Riojana, en Erandio. Este domingo a la mañana estuvieron en el local operarios del Consorcio realizando diferentes pruebas.