«Conseguimos que la gente de Indautxu bajara al Casco Viejo»
Barrenkale vuelve a mirarse en el espejo de finales de los años 70 y 80, cuando por primera vez se convirtió en punto neurálgico de ... la «movida gay» bilbaína, según recuerda José Antonio Nielfa, que vuelve a arrasar en los escenarios con un espectáculo que evoca su trayectoria personal y profesional. Antes de triunfar en el desaparecido La Otxoa, de la calle Lersundi, se fogueó como hostelero en el Uomo y La Txufa.
Se desdoblaba sirviendo copas y cantando. El 'Julio Iglesias del Casco Viejo', como le bautizaron, logró que «la gente de Indautxu bajara al casco». Como ahora, La Otxoa luchó para que la zona no se convirtiera en un gueto. «Venía todo tipo de gente, mucho hetero, y había un ambiente de normalidad», alaba.
Cerca de Nielfa trabajaba un clásico: el 'Cotis', de Juan Antonio Martínez y César, el primer bar gay de la capital vizcaína. Lo transformó en un pub alternativo, revolucionario y libertario, con actuaciones rompedoras. Funcionó del 78 al 83 y programó espectáculos de «travestidos», aunque también recitales de poesía. Había colas por entrar. «No es que se llenara, es que no podía acceder más gente». De todo tipo. Eso sí, para pasar al interior había que «llamar al timbre», por seguridad, ya que «la extrema derecha» lo colocó en su punto de mira.
El local se pobló de pintores, bohemios, decoradores, gente moderna... «tías maravillosas y tíos estupendos». «Veías a dos tíos o tías besándose y no pasaba nada. Hoy han desaparecido los besos», lamenta Martínez. «Las cosas deben estar abiertas porque hay que huir de los guetos. No hay nada mejor que ir con tranquilidad por la vida. Así todo sale adelante», remata.
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