La guerra del zurito en Bilbao sorprende a los clientes: «Es una faena»
La decisión de algunos bares de la villa de no servirlos ha levantado cierta polémica: «No siempre te apetece tomarte una caña entera»
el correo
Miércoles, 28 de diciembre 2022
La calle Ledesma es una de esas vías de tránsito indispensable cuando uno sale a encontrarse con la cuadrilla. Tomarse una cerveza, un vino, un ... pintxo... o lo que se tercie. Lo que ya no se puede pedir en algunos de ellos es un zurito porque se han dejado de servir. Algunos hosteleros han tomado esta decisión para intentar enderezar sus cuentas: este tradicional pote no les sale, al parecer, rentable.
Entre ellos están locales de enorme éxito como el bar de ostras El Puertito, la antigua cafetería Katy y Taberna Magnum, en Astarloa, tres de los más potentes de El Ensanche y pertenecientes al mismo grupo empresarial. Aseguran que el estallido de la pandemia marcó «un antes y un después» en el rumbo de sus negocios. Alegan que no les «compensa económicamente» la venta de «consumiciones pequeñas».
La medida, obviamente, no ha sido recibida del todo bien. «Es una faena», señalan algunos clientes. Hay razones para todos los gustos, claro está, pero la mayoría coinciden en que un zurito es una «medida exacta» y adecuada, además de «muy de aquí» (no se les ocurra pedir uno en Sevilla porque les mirarán raro). «No siempre te apetece tomar una caña entera», ahondan. Sin embargo, difícil es que no te acabes este trago que empieza a estar amenazado: son 20 centilitros, mientras que una caña normal son 33 y un cañón, 46.
Otra cosa que permite el zurito es consumir en diferentes bares: es decir, hacer ronda por tus lugares favoritos sin acabar borracho... ni desplumado. No obstante, no todo el mundo se rasga las vestiduras: «Cada cual tiene derecho a hacer lo que quiera. Si quieres zuritos y no los venden en un bar, vete a otro que sí», resuelven los más prácticos. Al final, el tiempo, como casi siempre, pondrá a todos en su sitio.
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