Cinco claves para tener mañana un paseo con los niños divertido y sin miedo
«Salen de un entorno seguro y debemos transmitirles que no hay peligro, aunque sí precaución. Es bueno que antes vean y jueguen con las mascarillas», apuntan los expertos
Ha llegado (casi) el gran día. Desde el cierre el pasado 13 de marzo de los colegios, muchos niños pisarán mañana la calle por primera ... vez tras seis semanas de confinamiento, ese término que todavía se nos hace ajeno y que habla de una situación extraña para los adultos y casi irreal para los pequeños. En casa se han sentido seguros de esa palabra que han escuchado tanto, coronavirus, y que los ha mantenido encerrados todo este tiempo. ¿Cómo hacer ahora que vuelvan a la calle sin miedo? ¿Cómo hacer del primer paseo una aventura apasionante? Aquí van cinco claves.
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Sin miedo, con precaución
«Nos han dicho que podemos salir y vamos a hacerlo. Lo hacemos porque es seguro. Así que lo vamos a hacer sin miedo, aunque con precaución», apunta la psicomotricista y terapeuta Auria Diharce. Directora de Mara Mara y una profesional con una larga trayectoria en el apoyo a niños con dificultades de desarrollo, sabe bien que los pequeños van a enfrentarse a un escenario desconocido con estampas poco habituales, como la presencia de adultos con mascarilla. «En un 90% la comunicación de los niños más pequeños es no verbal, así que esa barrera cuesta. Debemos acostumbrarnos a ver las mascarillas en casa, jugar en casa con ellas, ponérnoslas y quitárnoslas. Así restaremos impacto a ver al panadero o a un vecino que la lleva».
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Diseñar el itinerario
Son buenos tiempos estos los del Google Maps. Antes había mapas de papel y sería bueno recordarlo hoy todos juntos, en familia. «Estaría bien trazar el itinerario que vamos a hacer. Los niños pueden pintarlo. Que tenga escaleras, subidas y cuestas abajo, bancos desde los que podamos saltar. Puntos donde hacer ejercicios que no hemos podido hacer hasta ahora». Que lo vivan como una aventura, que vean que están haciendo cosas que antes no hacían. La idea de programar varios días, con rutas diferentes, hará que cada jornada sea única. «Vicens Arnaiz, un maestro en esto, ha explicado qué zonas del cerebro han estado en actividad, todas muy parecidas, y tenemos que ampliarlas ahora».
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Las mil cosas que podemos hacer
Todos sabemos las cosas que no podemos hacer. Acercarnos demasiado a alguien, ir a los parques. «Vivámoslo en positivo. Hagamos una lista de lo que se puede hacer: saltar, correr, ir a la pata coja, jugar al balón... convirtámoslo en algo lúdico con imaginación. «Durante las salidas podemos planear actividades. Ir a saludar a los abuelos si viven cerca, pero no sólo saludarles, cantarles una canción, enseñarles dibujos, llevar una trompeta...hacerlo lúdico. Si esos mayores tienen algo preparado para ellos, todavía mejor», apunta Auria Diharce, que ayer ofreció una charla en Instagram de una hora con consejos y que ofrece orientación gratuita «a las familias que lo estén viviendo con angustia».
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Palabras en clave y vuelta a casa
Los niños son esponjas que se alimentan de lo que les rodea. Si hay miedo alrededor, lo tendrán. Si hay creatividad, también. Quizá algunos quieran volver del paseo antes de que se cumpla la hora. «Hagámosles caso. Respetemos sus tiempos. Podemos crear incluso, como propone la psicóloga Susana García, unas palabras clave que nos sirvan a todos para transmitir al resto que no estamos a gusto. ¡Guacamole! ¡Limonero! Lo que sea, algo que nos advierta que alguien siente miedo y actuar en consecuencia. Vamos a cuidarnos entre todos».
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Veamos todo esto como una oportunidad
«Muchas familias han logrado que el confinamiento sea vivido como algo creativo, divertido, en sus propios hogares. Hay que felicitarles. Estos meses son una oportunidad enorme para aprender. Para la música, la lectura, la creatividad. Intentemos que también las salidas tengan ese aire creativo, imaginando otros mundos o excursiones o cosas que les gusten a nuestros hijos. Vamos jugando por el mundo, que ahora es su calle», propone Auria Diharce. No está de sobra preparar cómo afrontar encuentros fortuitos con otros amigos de clase, por ejemplo. «Si jugamos a tener una burbuja, como astronautas recordaremos que no podemos acercarnos demasiado». Y siempre, recordando, que esto es sólo una fase. «Esa burbuja desaparecerá en el futuro y ellos deben saberlo. El paseo volverá a ser más largo y podremos tocarnos. Eso también es bueno recordárselo».
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