«¿Cinco años? ¡Qué poco vale una vida aquí!»
La tía del joven asesinado en Algorta en mayo lamenta que el internamiento de los cuatro menores autores del crimen «no hace justicia ni repara el daño»
«Perdimos todos en este caso. A nosotros nos arrebataron a un ser muy querido, muchas ilusiones y esperanzas. Y ellos llevarán una mancha toda ... su vida. Hoy puede que pasen, pero si tienen conciencia, con el tiempo se van a dar cuenta de lo que hicieron, un daño terrible e innecesario». Adriana Castro, tía de Felipe García Salazar, el joven colombiano de 23 años asesinado en Algorta el pasado mayo, considera que la sentencia a cinco años de internamiento para el autor material de la cuchillada que le segó la vida y los cuatro años más para cada uno de los otros tres menores implicados en el crimen, «no hace justicia ni repara el daño». «Justicia sería que no hubiese ocurrido», asegura. Las familias de los condenados tendrán, además, que indemnizar a los dos hermanos y la tía de la víctima con 200.000 euros por daño moral.
Aunque admite que cuando su abogada, «que ha hecho un trabajo excelente, ha luchado y nos ha protegido», les anunció que las defensas les proponían un acuerdo de conformidad, «respiré de alivio». «Un angelito nos evitó ese momento (el del juicio) y escuchar cosas que nos iban a doler mucho. Era cerrar el caso o seguir peleando por algo que no íbamos a conseguir. No había más opciones. Si hubieran sido adultos, habríamos luchado por que les cayesen más años, pero siendo menores...».
Noticia relacionada
Condenan a 5 años de internamiento al menor que mató a un joven en Algorta
A Adriana le da «pena» también por las familias de los cuatro condenados. «No quisiera estar en su lugar porque, aunque no sean culpables de lo que han hecho sus hijos, como madre tiene que ser muy doloroso que un hijo le quite la vida a una persona. Esas familias tienen que estar mal. Van a tener que trabajar para pagar por lo que hicieron sus hijos. Aquí nadie gana».
«Están creando sociópatas»
«Cinco años, cuatro años... ni 100 años. Eso no significa nada para nosotros. Como víctimas, no creo que en cuatro años se puedan llegar a reinsertar y sean conscientes de lo que han hecho porque, además, ven que no es tanto lo que tienen que pagar. Hay personas que por robar dinero han ido más tiempo a la cárcel», compara. «¿Cinco años? ¡Qué poco vale una vida aquí! Es en lo único que me ha decepcionado este país, que me abrió sus puertas, me dio oportunidades y tanto me ha ayudado», se duele la mujer, que emigró a España desde su Medellín (Colombia) natal hace 25 años para alejar a sus hijos de un país «peligroso, inseguro».
«Con la Ley del Menor, mira lo que están creando, sociópatas. No ha sido un móvil ni una paliza, sino un asesinato. Y se ensañaron con él. Le asestaron una puñalada por la espalda cuando estaba tirado en el suelo que le traspasó el corazón. Y si eso está en la mente de un joven de 16 años, cuando tenga 30, qué hará». «Si esto sirve para que se reinserten, fenomenal, pero no lo creo. De momento, salvo una, ninguno ha mostrado nada de arrepentimiento. Creen que no pasó nada».
Mientras esperaban a que empezara el juicio, Adriana tuvo tiempo de dar las gracias al agente de la Policía Municipal de Bilbao que, fuera de servicio, siguió a los agresores y propició su arresto. «Gracias a él no se escaparon». Aquel sábado, 25 de mayo, sobre las once de la noche, alguien llamó al timbre del portal de su casa con la peor noticia. «¡Corred, corred, que a Felipe le han apuñalado!». Adriana se puso un chandal y una chaqueta y bajó a la plaza Satistegi, muy cerca de su casa. «Ya no estaba. Se lo había llevado la ambulancia. No imaginé que era tan grave». Una vez en Cruces, «tres médicos nos metieron en una salita y nos dijeron que la herida que presentaba era muy comprometida y que no habían podido hacer nada por salvarle».
Felipe se quedó huérfano de madre con 11 años. Murió de un ictus y él descubrió el cuerpo. La llamaba a gritos, pero no respondía. «Nunca superó ese trauma». No tenía relación con su padre porque «maltrataba a mi hermana. Por eso, ella huyó de Colombia con sus tres hijos». Y desde entonces, Adriana, madre de otros dos chicos y también separada, y la 'yaya' habían criado a esos tres chavales. «He trabajado como una animal, por la noche en el metro y durante el día limpiando en casas, para sacarles adelante. Ha sido mi refugio. Y nos ha tocado duro».
En el momento de los hechos, el joven planeaba irse con su abuela a Miami y Colombia a ver a la familia que allí les queda. «Era muy trabajador y un manitas. Nos arreglaba todo».
Absuelto de violar a su sobrina menor por indefensión
La Sala de lo Civil y Penal del Tribunal Superior de Justicia del País Vasco ha absuelto a un hombre condenado por la Audiencia de Bizkaia a 14 años de prisión por agredir sexualmente a su sobrina menor porque se vulneró su derecho de defensa durante la instrucción. El TSJPV estima el recurso interpuesto por el acusado, que argumentó que la sentencia condenatoria se basaba en la declaración de la menor, reproducida como prueba preconstituida en el juicio y a la que «no fue debidamente citado».
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión