El campo de golf de Artxanda agoniza y pide 6.000 euros a cada socio para evitar su cierre
Ganguren Golf, el club que gestiona las instalaciones, entra en concurso de acreedores con una deuda de 4,1 millones
Josu García
Viernes, 7 de julio 2017, 03:02
El complejo de golf de Artxanda se inauguró en 2006 tras una inversión de 30 millones de euros. Diseñado por José María Olazabal, la constructora ... que promovió el proyecto terminó en una sonora quiebra que engulló los ahorros de decenas de pequeños inversores que habían confiado en la iniciativa, convencidos de hacían un gran negocio. Once años después, las instalaciones agonizan. La escuela desapareció hace más de cinco años. También el hotel ubicado en la vertiente de Larrabetzu. Un promotor privado ha intentado transformarlo en local de alterne, pero sin éxito. El año pasado le tocó el turno al 9 hoyos, que echó el cierre. Ahora, la última pieza que aún sobrevive, el campo de 18, también está cerca de bajar la persiana.
La sociedad propietaria de esta última instalación, el Club Deportivo Ganguren Golf Course, ha entrado hace unas semanas en concurso de acreedores acuciado por las deudas. Acumula un pasivo de 4,1 millones de euros y su junta directiva ha hecho un llamamiento a sus 303 socios para salvar el proyecto. Pide a cada abonado que realice un esfuerzo extraordinario de 6.000 euros para cuadrar las cuentas. El objetivo es recaudar 1,8 millones para liquidar el crédito que desde hace cuatro años ahoga las finanzas de la entidad. La bola está ahora en el tejado de los aficionados. Si no aportan esta cantidad, el complejo deportivo cerrará de forma irremediable. Si lo hace, pasarán a ser los propietarios.
LAS CLAVES
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Hoja de ruta. El presidente afirma que por 1,5 millones, Laboral Kutxa estaría dispuesta a transferir el campo y saldar un crédito de 3,5 millones
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Hasta el 31 de octubre. Los socios deben responder rápido, ya que la oferta expira en tres meses
La junta directiva es «optimista» pese a los antecedentes y a la turbulenta historia del golf en Artxanda. Cree que la masa social va a responder. «Estoy convencido de que, con la ayuda de todos, se va a conseguir el objetivo», afirma su presidente, Javier Gurrea. La hoja de ruta para llevar el barco a buen puerto se presentó la semana pasada en asamblea. Los responsables del campo dejaron claro que su propuesta es «la única vía» para mantener la actividad y evitar el cierre. De lo contrario, «el juez liquidará la sociedad y caerá el telón sobre nuestro club».
El plan pasa por sellar un pacto con la Laboral Kutxa, a la que adeudan 3,5 millones de euros. Esta cantidad se corresponde con la práctica totalidad del crédito que la entidad otorgó al club hace ahora cuatro años para reflotar el campo. En aquel entonces, la entidad deportiva que lo gestionaba se encontraba sumida también en un concurso de acreedores y terminó siendo liquidada. El juez aceptó la refundación del club gracias a la inyección económica del banco.
Pero el préstamo que salvó Ganguren Golf es hoy una soga al cuello. La entidad financiera, que lleva mucho dinero perdido desde que hace más de una década la extinta Ipar Kutxa se prestara a financiar el proyecto global (algunas fuentes hablan de que se prestaron 24 millones), está dispuesta a zanjar su desastrosa incursión en Artxanda por 1,5 millones de euros. Al menos, así lo asegura la junta directiva. «Es su última oferta y hay que decidirse antes del 31 de octubre», se afirma en la carta que se ha enviado a la masa social para recabar apoyos.
LOS DATOS
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180.000 euros debe el Club Ganguren Golf a la Seguridad Social (54.000), la Diputación vizcaína (91.000) y a trabajadores y exempleados (36.000). El volumen total del pasivo es de 4,12 millones de euros, pero el crédito con la Laboral Kutxa el principal lastre.
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La escuela-tirabolas. Fue la primera instalación del complejo que fue hipotecada para hacer frente a las deudas. Ahora es propiedad del BBVA y lleva seis años sin actividad alguna. Su situación es de total abandono.
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El hotel de Larrabetzu. El hotel de cuatro estrellas (51 habitaciones) que se abrió en Larrabetzu, dentro de los terrenos del golf de Artxanda continúa cerrado. Bajó la persiana en la primavera de 2013. Un grupo de promotores intentó comprarlo para abrir allí un spa y club de alterne, pero la iniciativa fracasó tras arduas negociaciones. El establecimiento está en proceso de pasar a ser propiedad del Banco Santander, ya que formaba parte de la cartera inmobiliaria del recientemente desaparecido Banco Popular.
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El 9 hoyos. El complejo que Olazabal diseñó tenía en origen un recorrido largo (18 hoyos) y otro corto (9 hoyos). Este último terreno se acabó entregando al abogado bilbaíno Juan de Lecea en concepto de pago en especie por la deuda que los promotores que lo construyeron habían contraído con el letrado. Lecea mantuvo vivo el proyecto de 9 hoyos durante un par de años, con el nombre de BilbaoGolf. Pero las deudas acabaron por darle la puntilla. La propiedad pasó entonces a Laboral Kutxa, que alcanzó un acuerdo con un grupo de entusiastas jugadores para el mantenimiento del campo. A cambio de su uso, estas personas mimaron los greenes hasta junio del año pasado, cuando el banco dio por finalizado el pacto. El 9 hoyos está hoy impracticable.
En opinión de Gurrea, el proyecto se enfrenta a un momento peliagudo, pero muy esperanzador. «Depende de nosotros hacernos al fin con la propiedad de las instalaciones con esa aportación de 6.000 euros por socio», sostiene. La dirección presentará en breve un plan de viabilidad. «Lo más importante es que el año pasado -si se exceptúa la carga financiera- el campo tuvo un superávit de 15.296 euros y para 2018 se ha presupuestado un balance positivo de 88.000», dice. «Sin la deuda con el banco, tenemos mucho futuro, porque este es un campo magnífico, en una ubicación inmejorable», añade.
Los que se marcharon
Pero además de con Laboral Kutxa, Ganguren Golf también tiene obligaciones de pago pendiente con otros proveedores. En la documentación de la Administración concursal a la que ha tenido acceso EL CORREO, figura una deuda con la Diputación de 91.000 euros y otra con la Seguridad Social de 54.000. Veinte trabajadores reclaman, además, otros 36.199 euros.
Si la masa social responde, la junta directiva está dispuesta a realizar mejoras progresivas para hacer más atractivas las instalaciones. Se plantea, por ejemplo, acabar con el problema de una cercana carretera que dificulta el juego. Una vez salvado el campo, sus responsables aspiran a alcanzar los 450 socios. «Es un número ideal para disfrutar del complejo sin que haya aglomeraciones los fines de semana, como sucede en Meaztegi, por ejemplo».
Ganguren Golf quiere enganchar de nuevo a los usuarios que eran clientes fieles, pero que se fueron dando de baja a medida que los problemas se iban haciendo cada vez mayores. A ellos también se les ha remitido una carta en la que se les invita a participar en el plan de rescate. La receta de la anterior junta directiva para evitar la quiebra no fue aceptada por la masa social. Los responsables que pilotaron el club hasta el año pasado plantearon reconvertir las instalaciones en un club de campo. Propusieron construir nuevos equipamientos deportivos y reforzar la hostelería para intentar aumentar la facturación. Estaban convencidos de que los nuevos ingresos iban a permitir amortizar la deuda. Su planteamiento fue rechazado y acabaron dimitiendo.
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