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Los bólidos de la 'Fórmula eléctrica' zumban en San Mamés
Estudiantes de 11 a 25 años compiten en el campeonato 'Greenpower Iberia-Bridgestone' con los monoplazas eléctricos que han construido
El estadio de San Mamés se convirtió este domingo en el fondo de un circuito urbano de carreras. Aunque uno bastante silencioso, porque los bólidos que corrieron en dos tandas no rugían, sino que zumbaban. Eran eléctricos y tan silenciosos para sus pilotos que iban equipados con bocinas, para hacerse notar unos a otros y evitar accidentes. Se trataba de una carrera del Circuito Internacional Greenpower Iberia-Bridgestone y se disputó en dos categorías: Fórmula 24 (con participantes de 11 a 16 años) y Fórmula 24+ (16-25 años).
Antes de empezar, el ambiente era parecido al de cualquier competición automovilística, con sus puestas a punto y arreglos de última hora, vueltas de prueba, pilotos más o menos tensos y mecánicos apurados. Con la particularidad de que eran estudiantes y se habían encargado de construir los coches, a partir de un kit básico que aporta la organización. Porque el objetivo de esta prueba es «fomentar la movilidad sostenible y las habilidades STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas) entre jóvenes de 9 a 25 años, logrando el diseño y la construcción de sus propios coches eléctricos, con los que compiten durante el año académico».
Circuito «complicado»
Los participantes, que inspeccionaron el circuito a pie guiados por el director técnico de la prueba, Paul Riley, coincidían en que el recorrido era algo complicado. «Está muy bacheado», comentó una de las pilotos. «Y en una curva hay una arqueta que si está mojada puede ser un problema».
La arqueta en cuestión figuraba en los apuntes de Lier Galarreta, uno de los cuatro pilotos de Deustuko ikastola. «1-curva abierta, no acelerar (cuesta abajo», «3-curva, ritmo constante», «alcantarilla, abrirse», podía leerse en sus notas. Todo su equipo en pleno –estudiantes de 2º de ESO– recorrió a pie el circuito por su cuenta, una media hora antes de la prueba. El equipo se llama Goggomobil, como el microcoche que se fabricó en Mungia a finales de los 50 y principios de 60. No es una ocurrencia, es un homenaje. «Hay una historia detrás de este nombre», explicaba Lier. «En el lugar en el que está nuestra ikastola había entonces una fábrica en la que se hacían piezas que luego se llevaban a Mungia para este coche».
Aunque la de ayer era una competición, «el objetivo es pasarlo bien, sobre todo, y probar nuevas experiencias», aseguraba Lier. Aún así, la actitud del equipo era muy profesional. «El piloto está comunicado con boxes, va con 'pinganillo'», apuntaba uno de los compañeros de Lier, el fotógrafo del equipo. «El coche lo tenemos en la ikastola y trabajamos para tenerlo al día. Es fácil de conducir, pero es verdad que la primera vez da algo de miedo. Es acostumbrarse». Álcanza, forzando mucho, y «en circuitos profesionales», los 40 por hora. «El circuito de pruebas es nuestro propio patio».
Eficiencia frente a velocidad
Aunque todos los coches estaban construidos a partir de los mismos elementos básicos, no había dos iguales. Cada equipo ha desarrollado sus propias carrocerías, con sus alerones, carenados aerodinámicos, etc. Llamaba la atención el 'tuneado' del de Madre de Dios Ikastetxea, de San Ignacio: pintado de morado. «Por el 8M», explicaban la piloto Monike y sus dos compañeros, Kerman y Leyre, estudiantes de 4º de ESO. Entre las diferentes carreras, «nos encargamos de arreglar y mantener el coche. Esta vez le hemos agregado unas placas solares y las luces», explicó Monike. En su equipo son tres pilotos. La prueba de F24 dura «90 minutos, con lo que hacemos tres turnos de media hora y no nos cansamos demasiado» por carrera. Visto de cerca, su vehículo parecía diminuto, pero a pesar de esta impresión, la piloto aseguraba que «es muy cómodo».
Esta carrera no es cuestión de velocidad. «No gana el que llega primero, sino el más eficiente, el que da más vueltas en el tiempo que dura la carrera», añadía Monike. Para entrenar, «hacemos pruebas previas en nuestro colegio». ¿Y qué pasa con el mal tiempo? «Hemos corrido con lluvia otras veces. Así que si llueve, iremos a la aventura», terció Leyre. Y llovió. Aunque dio más problemas el viento, que obligó a retirar el arco hinchable de la meta para evitar que saliera volando.
Por lo demás, y salvo el derribo de alguna valla, ni el viento ni la lluvia causaron mayores problemas. Las dos pruebas, correspondientes a las categoría F24+ y F24, se desarrollaron sin incidentes reseñables. En la primera corrieron una decena de coches y en la segunda tomaron la salida 16. El Team Cantabria IES Montesclaros de Reinosa se alzó con el triunfo en la categoría F24+, seguido por el bilbaíno Maker Gunea Racing Team y por el navarro Miravalles - El Redín. En la categoría F24 ganó el Team Cantabria IES Montesclaros, con el Cantabria Monte Fresnedo en segundo lugar y el CIFP San Jorge LHII de Santurtzi en tercer puesto.