Bizkaia necesita abatir cada año casi 3.000 ejemplares para mantener a raya al jabalí
La Diputación cree haber contenido el avance de la especie aunque alerta de que se seguirá acercando a las ciudades
El jabalí, de unos 60 kilos, deambulaba de madrugada por las aceras. De aquí para allá. Sin destino fijo. Se le vio por el barrio ... Romo y en el paseo de Zugazarte. El cerdo salvaje rompió la tranquilidad de la cálida noche de Getxo el pasado fin de semana para sorpresa de sus vecinos. No hubo que lamentar daños. Todo quedó en una anécdota. O un susto, según se mire. Episodios como éste se han repetido en los últimos tiempos en Basauri, Derio o Muskiz. Jabalíes que se acercan con descaro a zonas urbanas. «No es ninguna broma. Los machos, sobre todo, son peligrosísimos. Que a nadie se le ocurra arrimarse, porque si se sienten amenazados van a atacar y poca gente conoce la furia de uno de estos animales cuando se siente acorralado. Es como si te embistiera un toro», explica Juan Antonio Sarasketa, presidente de la Asociación para la defensa del cazador e impulsor de esta práctica en Euskadi.
«Este animal es como un toro cuando ataca, que a nadie se le ocurre en la ciudad acercarse a él»
Parece un hecho que el jabalí se acerca cada vez más a entornos urbanos. Así lo reconoce la Diputación, responsable de su gestión en Bizkaia. Pero la institución foral cree que este fenómeno no guarda una relación directa con un posible crecimiento de la población de la especie. De hecho, los datos que maneja indican lo contrario. El número de ejemplares ha descendido ligeramente en el territorio en el último año (-2,4%).
Hay dos indicadores que se utilizan para tomar la temperatura al número de jabalíes que pueblan nuestros montes y, en ocasiones, nuestras calles. Ambos tienen que ver con la caza. El primero (seguramente el más fiable de los dos) se fundamenta en el número de dianas de las cuadrillas. En la última temporada, la que fue de septiembre a febrero, se abatieron en Bizkaia 2.770 cerdos salvajes. Son 70 menos que en la temporada 2020/2021, cuando el fenómeno alcanzó su cénit, con una cifra récord: 2.840. El año anterior había sido de 2.451. Pero si uno mira a un pasado no tan lejano, a 2009, los datos hablan por sí mismos. Entonces se cobraron 729 piezas. Es decir, el jabalí ha triplicado su población en poco más de una década.
1.027 batidas
Con todo, el mensaje de la Diputación es que ese avance fulgurante parece haberse contenido, incluso invertido ligeramente. «Ahora se está manteniendo la población en base a un esfuerzo conjunto público-privado», dice. En la última temporada hubo 1.005 cazadores y 1.027 batidas. El otro indicador que se usa para sondear la evolución de la especie tiene que ver con los avistamientos en las monterías y también ha descendido levemente con respecto a la anterior campaña. Aún así, el número de jabalíes en Bizkaia se estima en unos 12.500 ejemplares, ya que se multiplican las capturas por 4,5 para tener una idea aproximada de lo que pasa en el campo.
Aunque ahora parezca estabilizada, tras esas 2.770 dianas, ¿por qué la población ha crecido tanto en poco más de diez años? El jabalí es un animal extraordinariamente inteligente. Un superviviente. Es omnívoro, capaz de comer de todo: desde basura hasta gusanos. «Estamos ante un animal que tiene una estrategia reproductiva y alimenticia de enorme éxito», explica el biólogo Mario Sáenz de Buruaga, que apunta a estos factores como posible causa de las cada vez más frecuentes incursiones en la ciudad. «Al ser abundante, ocupa también más lugares, entre ellos las cercanías a las zonas urbanas ya que como buen omnívoro que es, en esas zonas humanizadas encuentra bastante comida, muchos desperdicios. Además, no son especialmente acosados así que cada vez demuestran más osadía», advierte.
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El biólogo señala también hacia «el enmarañamiento del monte (lo que ofrece cobijo y lugares para esconderse al animal) y no tener depredadores» como factores que han propiciado su proliferación. En esta parte del diagnóstico coinciden los grupos ecologistas, que reclaman más espacio para el lobo, como una receta válida para contener al jabalí. «Es evidente que si se deja de hostigar al lobo, todo funcionaría mejor», apunta Andrés Illana, de Ekologistak Martxan.
Los cazadores y los baserritarras, por su parte, piden ampliar la temporada de batidas y actuar de forma más contundente con el rifle y la escopeta frente a los cerdos salvajes. Este planteamientos es rechazado por los ecologistas y también por algunos biólogos como Jorge Echegaray. «El modelo está caduco. Fiar todo a la caza nos ha traído hasta esta situación. El acoso al jabalí solo causa problemas: desequilibrios de edad en las piaras, migraciones y dispersión de las familias... El resultado de décadas de actividad cinegética ha sido un desastre», añade. A su juicio, es el momento de llevar a cabo una gestión desde otra perspectiva.
EN SU CONTEXTO
2.770jabalíes fueron abatidos o capturados en Bizkaia durante la última campaña de caza (septiembre 2021-febrero 2022). Se trata de un descenso del 2,4% con respecto al anterior ejercicio. La población de este animal no había parado de crecer desde 2009, cuando se abatieron 729.
Más víctimas por chocar con animales
Los últimos datos estadísticos disponibles de la Ertzaintza revelan que 9 conductores resultaron heridos en Bizkaia en 2020 al colisionar con sus vehículos contra animales. El año anterior habían sido 5. Otros 307 resultaron ilesos tras sufrir un choque de este tipo en el territorio. El recuento no lo especifica, pero es probable que el jabalí esté detrás de buena parte de estos incidentes, ya que, según la aseguradora AXA, en 2021, el 69,7% de los accidentes con animales en Euskadi tuvieron como responsables a especies cinegéticas, en su mayoría el jabalí.
El «pánico» a la peste porcina africana
El jabalí constituye un reservorio y un vector de enfermedades graves para la cabaña ganadera doméstica. En tiempos de pandemia, como ahora, la sensibilidad está a flor de piel con respecto a este tipo de lacra. Los baserritarras lo saben. Desde el sindicato Enba advierten de que el «descontrol» con los jabalíes puede derivar en situaciones muy preocupantes para el sector primario y la salud de los rebaños de ovejas y cabras o las piaras de cerdos.
El año pasado se presentaron 1.305 denuncias en Bizkaia relacionadas con daños provocados por el jabalí en los cultivos. Pero para los baserritarras esto es solo la punta del iceberg de la amenaza real que constituye este animal. «Los cerdos salvajes entran en las explotaciones para comer grano y tienen contacto con otros animales, así que pueden traer enfermedades, lo que sería un completo desastre. Si se contagia la tuberculosis a un solo animal, tendrías que sacrificar a todos. Y eso sí que es la ruina», apunta un portavoz del citado sindicato agrario.
Ahora mismo hay preocupación por la peste porcina africana. Está ya presente en Italia y sus efectos podrían ser devastadores en España, cuya industria cárnica es muy potente. «Basta con que un solo jabalí se infecte para que ya tengamos montado un lío monumental», advierte Juan Antonio Sarasketa, impulsor de la caza en Euskadi. «Es un tema muy serio. Hay pánico a esto. En otros países europeos se ha mandado al ejército para acabar con piaras de jabalíes», señala. España está en alerta ante esta enfermedad y el Ministerio de Agricultura dice haberse preparado por si traspasa nuestras fronteras.
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