Uno de cada tres jóvenes de entre 25 y 34 años que residen en Bizkaia nació en el extranjero

Como la gente que llega aquí a buscarse la vida suele ser joven, en edad de trabajar, y llevamos ya años con esa dinámica, el resultado lógico es que en la franja entre los 25 y los 34 años la proporción de nacidos en el extranjero es excepcionalmente alta. Según los datos del INE hechos públicos este jueves, en Bizkaia hay 118.599 personas en ese segmento de edad; y de ellas, 38.703 han nacido en el extranjero. Es decir, el 32,6%. Una de cada tres.

Es algo que reconfirma el fenómeno, conocido desde hace tiempo, de que el mercado laboral se nutre de manera muy importante de personas foráneas. De hecho, en las franjas de edad inmediatamente superiores los nacidos en el extranjero también tienen una presencia muy relevante: entre los 35 y los 39 años representan el 30,6% de la población; y entre los 40 y los 44, el 25%. Frente a ello, en las edades más avanzadas, por encima de los 65 años, suponen solo el 3,3%. Cosa esta que da cuenta no sólo de su relevancia en el tejido productivo, sino también de su papel crucial en el sostenimiento del sistema de las pensiones.

Su llegada está teniendo otro efecto, el que ya se ha adelantado al principio: Bizkaia sigue ganando población gracias a estas personas. Es más, tras décadas de declive estamos regresando a cifras de los años ochenta del siglo pasado. Entonces, con la industria en su apogeo, también llegaba gente de otras provincias, lo mismo que ahora viene de otros países. El territorio llegó a rozar los 1,2 millones de habitantes. En concreto, a comienzos de aquella década se contabilizaban 1,19 millones. Y justo antes de entrar en los 90 éramos 1,17. Nunca se volvería a esa cifra durante décadas de descensos (se bajó a los 1,13 a principios de siglo). Hasta ahora. Según los últimos datos del INE, el 1 de julio de este año los residentes en Bizkaia han subido a 1.169.072, el número más alto desde enero de 1989. Se llega a esta cota después de haber aumentado en más de 6.000 personas en un solo año.

Sí, es por la gente que ha venido del extranjero. De hecho, ya suponen el 14,2% de los habitantes de Bizkaia al sumar 166.298 personas. De ellas, más de 50.000 han conseguido ya la nacionalidad española. La mayoría son latinoamericanos, porque tienen más sencillo este proceso que los de otros continentes. El colectivo inmigrante más numeroso es el colombiano, seguido del marroquí y el venezolano.

Lo ocurrido en el último año vuelve a demostrar la relevancia de la inmigranción para evitar el declive demográfico de Bizkaia. Entre julio de 2024 y el mismo mes de 2025, el territorio ha perdido casi 5.000 personas nacidas en España (hasta quedarse en 1.002.774). Mientras, ha ganado casi 12.000 nacidos en el extranjero (que ya suman los mencionados 166.298).

Lo que ocurre es de sobra conocido pero viene bien recordarlo. La natalidad no deja de caer en Bizkaia: a mediados de los años 70 del siglo pasado nacían aquí casi 23.000 bebés al año, cifra que se ha ido desplomando hasta los 6.000 actuales. Y sigue bajando cada año. El último dato, de 2024, refleja un descenso del 5% respecto al ejercicio anterior.

Además, hay que tener en cuenta que buena parte de esos niños son de madres nacidas en el extranjero. No sólo porque las personas de otras culturas parecen más proclives a la procreación, sino porque, como se ha visto, buena parte de la población en edad fértil procede de otros países.

Pues mientras esto ocurre, mientras la fertilidad se desploma, la población envejece. Y eso hace que aumenten las defunciones. En 1980 fallecían en Bizkaia algo más de 8.400 personas al año, mientras que ahora la cifra ronda las 12.000. Por eso el saldo vegetativo es negativo, y por eso el territorio no dejaría de menguar y envejecer de no ser por la llegada de extranjeros.

En el conjunto de Euskadi el esquema es el mismo. La población residente creció hasta alcanzar los 2.244.582 habitantes, también gracias a los extranjeros, porque los nacionales siguen en caída libre.

Todo lo anterior se refiere a los datos oficiales del INE que, como es lógico, no toman en cuenta el fenómeno migratorio ni en su conjunto ni en toda su complejidad. Hay que recordar que en los últimos años la crisis migratoria por cauces irregulares se ha disparado hasta el punto de desbordar el sistema de protección social. Esto no solo tiene que ver con las polémicas sobre el reparto de menores entre autonomías, sino también con el aumento del sinhogarismo aquí mismo, en Bizkaia. Los servicios sociales de Bilbao llevan muchos meses desbordados y son miles las personas que viven en pabellones abandonados y en chabolas sin figurar en ninguna estadística.