Cuando Bilbao soñó con ser como Chicago
Hace un siglo Secundino Zuazo proyectó una ambiciosa reforma de la villa que incluía un grupo de rascacielos
Los bilbaínos que hace un siglo acudieron a la exposición del proyecto no salían de su asombro. En las grandes láminas, mostradas en el Ayuntamiento, ... se apreciaba un rascacielos, o para ser precisos, un conjunto de ellos comunicados entre sí por pasarelas, plantado sobre el muelle de Ripa. Esta construcción de gran altura -58 metros, insólitos para el Bilbao de entonces- era solo parte de una remodelación drástica de la ciudad que incluía reformar buena parte del Casco Viejo. Tachado como «una quimera» en la prensa de entonces y rechazado por los vecinos, asustados por los centenares de derribos y expropiaciones que suponía su desarrollo, el proyecto no salió adelante.
Lejos de ser una extravagancia, la reforma ideada por el arquitecto bilbaíno Secundino Zuazo (1887-1971) ofrecía soluciones a varios problemas urbanísticos que sufría entonces la ciudad, en pleno crecimiento a través del Ensanche. Este había sido proyectado por Achúcarro, Alzola y Hoffmeyer a finales del siglo XIX para dar solución al aumento de la población que vivía la villa a causa de su auge industrial. El Bilbao original se había quedado pequeño, constreñido en su parte antigua.
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Como explica la arquitecta Lilia-Paloma Maure en su tesis doctoral dedicada a Zuazo, a causa de la ría, que actuaba como separación natural, la ampliación de la trama urbana de Bilbao por Abando no se constituyó «como el Ensanche de Madrid o el de Barcelona, en una unidad yuxtapuesta a la estructura antigua». El Bilbao que se extendió por Abando funcionaba «como una ciudad nueva, cerrada en torno a su centro, la Plaza Elíptica, y a un gran eje», la Gran Vía. Así surgió una competencia, una separación, «con el verdadero 'corazón' de la ciudad», el Casco Viejo.
Zuazo buscaba poner fin a esta desvertebración de la villa, por la que la parte antigua quedaba desconectada de la nueva y sin modernizar. No fue el primero en intentar hacerlo. Antes que el suyo estuvo el proyecto de Pedro Guimón, realizado a petición del Ayuntamiento en 1916, que también cayó en saco roto, aunque refleja la existencia del interés de las autoridades de proporcionar una coherencia urbanística a toda la capital vizcaína.
El proyecto fue calificado como «quimera» en la prensa y fue rechazado por los vecinos afectados
críticas
La propuesta de Zuazo conoció varias versiones. La más temprana corresponde a 1920. El arquitecto la desarrolló en asociación con Manuel Cristóbal y Mañas, oficial de la secretaría del Ayuntamiento de Madrid, con quien había fundado una sociedad de estudios urbanísticos y que actuó como concesionario del proyecto. Esta es la razón por la que en la prensa de la época, que a menudo dejaba de lado a Zuazo en las noticias sobre este asunto, la propuesta figurara como la «reforma del señor Mañas».
Rechazo vecinal
Zuazo completó el plan en 1921 y lo presentó a los bilbaínos al año siguiente. No fue bien recibido y es fácil saber por qué: planteaba desmontar y modificar medio Casco Viejo. La idea era mejorar la conexión del Ensanche con la parte antigua. El puente del Arenal -entonces de Isabel II- sería ampliado y conectaría con una nueva calle Correo, realineada y más amplia -20 metros de anchura-, que llegaría en línea recta hasta el puente de San Antón. La iglesia de Santiago -hoy catedral- estaría rodeada por un espacio abierto, una plaza de la que partiría otra avenida, también recta, hasta el puente de la Merced. Según escribió el arquitecto Elías Mas, la reforma suponía «la expropiación de 283 fincas afectadas».
Pero lo más espectacular iba en Ripa. Aquí la propuesta era levantar un conjunto de rascacielos cuya estética recuerda a los proyectos de Louis Sullivan, de la escuela de Chicago. Como describe Maure, eran «grandes unidades arquitectónico-urbanísticas, unas manzanas semiabiertas con gran patio central en las que sus independizados cuerpos» se relacionaban «a través de unas pasarelas» que no impedían, «aún resolviendo su comunicación, el buen soleamiento y aireación de su interior». Es interesante observar cómo Zuazo quiso mantener la función portuaria de Ripa: estableció varios niveles para que el muelle siguiera en uso, a la vez circulara el ferrocarril y, además, se creara un paseo, con viales para automóviles y tranvía.
El proyecto fue presentado en el Ayuntamiento. «Los planos quedaron expuestos al público, en grandes bastidores, en el vestíbulo de la Casa Consistorial», como anunció 'El Noticiero Bilbaíno' el 9 de mayo de 1922. El resultado fue una «campaña de protesta», según recogió el mismo diario. Incluso surgió una comisión vecinal y de comerciantes en contra. El Sindicato de Fomento resumió las objeciones en un comunicado que envió al Ayuntamiento: «No puede realizarse el proyecto sin antes haber viviendas para los vecinos desahuciados». Además «puede ser ruinoso para el Ayuntamiento» y «es inoportuno». El peso del segundo punto se impuso y la «reforma viaria parcial del interior de Bilbao» de Zuazo y Mañas acabó en vía muerta, reducida a unas ilustraciones que resultan fascinantes por lo que pudo llegar a ser.
La clave
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1921 Este año Secundino Zuazo remató la segunda versión de su plan de reforma, presentada en exposición al año siguiente.
El arquitecto del frontón de Gernika y los Nuevos Ministerios de Madrid
Secundino Zuazo (1887-1971) estudió arquitectura en Barcelona y Madrid, ciudad en la que acabó estableciéndose y en la que desarrolló la mayor parte de su producción arquitectónica. Sus proyectos más conocidos en la capital son la Casa de las Flores (1930-32), el Palacio de la Música (1926), el frontón Recoletos (1935) y, sobre todo, los Nuevos Ministerios (construidos a partir de 1933). El notable trabajo que desarrolló durante la Segunda República hizo que fuera apartado por el régimen franquista, que lo recluyó en Canarias desde 1940 a 1943, tras un año de exilio en Francia. La de Bilbao no fue la única reforma urbanística que proyectó Zuazo. También desarrolló otras tantas propuestas para Zaragoza, Sevilla y la propia Madrid. En Bilbao, su ciudad natal, son suyos el edificio de Correos de Alameda de Urquijo (1927) y el del cine Consulado (1946), en Rodríguez Arias. En Gernika proyectó el frontón Jai Alai (1961).
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