«Bilbao ha sabido hacer ciudad para sus vecinos y no entregarla al turista»
El colegio de arquitectos premia el esfuerzo de este profesional madrileño por diseñar ciudades más igualitarias
Admite con cierto pudor que es el 'arquitecto del mundo'. Y no es para nada una bilbainada de este madrileño de 64 años. Se trata ... de la condecoración que le ha otorgado el Colegio Oficial de Arquitectos de Lima por su labor profesional y pedagógica en todo el planeta. El viernes recibió en la capital vizcaína el premio de la Bienal de Arquitectura que organiza el Colegio Vasco-Navarro por su aportación, a través del urbanismo, a la sostenibilidad y a la desaparición de la desigualdad en las ciudades.
- El Gobierno vasco ha mejorado su sistema de reparto de pisos públicos en alquiler incorporando cupos específicos para jóvenes. ¿Qué le parece?
- Planteamientos de este tipo me parecen cruciales. Y especialmente con la juventud, que tiene vetado el acceso a una vivienda social. Así no puede emanciparse ni desarrollar su proyecto vital. Quizá por eso España es uno de los países con la edad de emancipación juvenil más elevada. Y es curioso que muchos de estos jóvenes son universitarios y pueden ser los pilares de nuestro futuro...
- En el corazón de Bilbao, cuando se soterre la estación de Abando, se construirán más de 1.000 viviendas tanto libres como protegidas.
- Es un proyecto que pinta muy bien para fundir armoniosamente una zona degrada con el centro de la ciudad. La permeabilidad, la porosidad social, es la que puede ayudar a generar armonías y eliminar tensiones y diferencias comparativas, que son siempre un poco agresivas.
- En una ciudad de este tamaño y orografía, ¿es más difícil avanzar en la sostenibilidad que en otras con grandes espacios para expandirse?
- Muchas han pagado muy caro extenderse como manchas de aceite. Ahora tienen serios problemas para mantener todos los servicios que deben ofrecer a sus ciudadanos al ocupar tanto espacio. Bilbao puede tener el tamaño idóneo. Se parece mucho a Oslo, donde la orografía es complicada, pero eso no ha impedido que desaparezcan muchos coches de las carreteras, que la gente apueste por andar y por el transporte público. Y ahora visita más el centro, y usa los mismos servicios y centros asistenciales, comercios, espacios púbicos...
- Entonces, ¿la regeneración urbana es la clave?
- Las autoridades tienen que entender que es urgente actualizar las normas urbanísticas, ser conscientes de que ya no estamos en los años 60, donde las ciudades separaban la zona industrial del barrio rico, del pobre... Y no todo pasa por derribar y volver a construir. ¿Por qué no permitir, por ejemplo, rehabilitar fábricas como edificios residenciales?
- ¿El edificio de Molinos Vascos, por ejemplo?
- ¿Y por qué no? Podría ser un fantástico bloque de apartamentos como los de Brooklyn.
- ¿Se necesitan proyectos como el Guggenheim para transformar una ciudad?
- No sé si es la única receta, pero desde luego la apuesta de Bilbao en ese sentido fue muy ambiciosa y, sobre todo, muy eficiente. Y lo que me parece tanto o más importante: que su planeamiento se plantease con mucho tiempo de antelación para su correcto desarrollo. El gran éxito de Bilbao es que en 1991 ya había planificado la ciudad que quería ser. Desde el desarrollo de la ría a la isla de Zorrozaurre.
- La conversión de una ciudad industrial a una de servicios parece haberle sentado bien.
- La arquitectura tiene una gran capacidad para sensibilizar a una ciudad respecto a sus propias posibilidades de transformación. Pero en este caso no se trata solo del museo Guggenheim o del Palacio Euskalduna, es que la gente empezó a apreciar la importancia del Casco Viejo o del Ensanche, que no tendrá edificios icónicos, pero todos son de una gran calidad arquitectónica.
- Quién se atrevería a decir hace 20 años que Bilbao sería un referente turístico.
- Pues doy fe de que todo el mundo habla de Bilbao cuando viaja. Dice que ha estado en el Guggenheim, en el Casco Viejo, que ha disfrutado de su gastronomía. Ha conseguido integrarse en los circuitos de movilidad internacional. Y lo ha hecho de forma muy inteligente porque ha combinado este desarrollo con la aportación de beneficios a sus vecinos. Otras ciudades han sido más torpes y se lo han entregado todo a los turistas, pero aquí los propios bilbaínos disfrutan de la Alhóndiga, y son los que usan su espectacular piscina. Y en el centro se juntan visitantes, residentes, vecinos de otros barrios, de otras localidades.
«La arquitectura es capaz de unir a ricos y pobres»
- ¿Qué aporta a un arquitecto una experiencia internacional como la suya?
- Mucho aprendizaje, aunque en realidad, para mí lo más atractivo de moverte por un espacio geográfico globalizado es la posibilidad de ver tu propia tierra con otros ojos. Redescubrir tu ciudad y tu entorno.
- Curioso planteamiento para un profesional que ha desarrollado proyectos por medio mundo.
- Es que trabajando fuera desplegamos una mirada diferente y en nuestras obras tratamos de extraer la esencia local. De hecho, es habitual que muchos edificios se integren a la identidad de la ciudad al margen de la procedencia de su autor. Cuando construíamos el Museo Munch decíamos que iba a ser el edificio más noruego de la ciudad. Y no tengo duda de que el Guggenheim es el más bilbaíno de la trama urbana de la capital vizcaína.
- En los últimos años, su labor se ha volcado en derribar las fronteras que dividen a las propias ciudades.
- Es que la arquitectura es capaz de lograrlo. Por ejemplo, en Panamá construimos un paseo marítimo que une un barrio burgués y otro vulnerable. Pues las mujeres del primero empezaron a recorrerlo haciendo jogging y animaron a las del pobre, que también se pusieron a hacer deporte, y se hicieron amigas... y ahora comparten hasta recetas de cocina. Y para sus hijos hicimos un skatepark en el lado más pobre. Al juntarse allí se dieron cuenta de que todos tienen los mismos gustos, sueños, inquietudes, el mismo amor por el fútbol y la música.
- ¿Y a nivel residencial?
- Lo mejor que se puede hacer desde nuestro campo es plantear diseños que acaben con las desigualdades y favorezcan la diversidad. Todavía en muchos sitios hay demasiadas diferencias de accesibilidad a los servicios, incluso a la educación, en función del barrio en que vivas. ¿Por qué no construir promociones que mezclen vivienda libre y protegida, familias de distintos estratos sociales? Ese es el camino.
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